Conductas problemáticas y discapacidad


DEFINICIÓN

Las conductas problemáticas aquellas que, siguiendo la definición de Emerson, “por su intensidad, duración o frecuencia afectan negativamente al desarrollo personal del individuo, así como a sus oportunidades de participación en la comunidad” 

EJEMPLOS

Esas conductas problemáticas incluyen no sólo conductas disruptivas, agresivas u ofensivas, que quizá sean las más habitualmente referidas, por ser también las más visibles y las más molestas, sino también otras conductas, más discretas, de retraimiento o falta de atención (algunos ejemplos serían actitudes de aislamiento, marcada inactividad, tristeza, falta total de entusiasmo, sueño excesivo, importantes dificultades de concentración).

QUIENES LAS PRESENTAN

Las conductas problemáticas pueden darse tanto en personas con discapacidad intelectual como en personas con discapacidad física o con discapacidad sensorial (sobre todo cuando va acompañada de afectación cognitiva), aunque esto último constituya un ámbito menos conocido, en el que convergen algunos factores claramente diferenciados de los que habitualmente están presentes en el ámbito de la discapacidad intelectual. 

Por ejemplo:

- La ruptura brusca en el estilo de vida que sufren las personas con daño cerebral adquirido, con todas las consecuencias que ello conlleva en términos de necesidad de reaprendizaje, impacto emocional, cambio de roles, necesidad de asumir la pérdida del estilo de vida anterior, o la dificultad para mantener relaciones sociales anteriores.

- En el caso de las enfermedades degenerativas, a lo anterior se suma la asunción de niveles de dependencia cada vez mayores.

- En algunos casos, las conductas problemáticas tienen una causa orgánica: un ejemplo claro es la apatía orgánica, de muy difícil abordaje.

- En muchos casos, se observan conductas problemáticas por inadecuación: puerilidad, falta de juicio social, rigidez del patrón de respuestas.

¿POR QUÉ SE DAN?

Las conductas problemáticas están directamente relacionadas con el contexto en el que se producen. Suelen venir provocadas por algo que sucede en el entorno de la persona que las presenta. Pueden ser hechos importantes o acontecimientos aparentemente sin importancia, pueden proceder de elementos externos o responder a factores internos a la persona que presenta la conducta. Ocurren por una causa, tienen una razón concreta, y no pueden interpretarse y considerarse como un mero síntoma de la discapacidad o propio de ésta; cuando ocurren, por lo tanto, son una pista de que algo en el ambiente no se adapta a las necesidades de la persona.

Las conductas problemáticas tienen una función muy concreta para la persona que las presenta, un objetivo específico. Tienen una clara utilidad para la persona: escapar o huir de situaciones que le disgustan o, por el contrario, para conseguir acceder a actividades, objetos o relaciones que desea. Las personas con discapacidad pueden presentar conductas problemáticas porque no han adquirido o han perdido la habilidad necesaria para ofrecer respuestas socialmente aceptables que les permitan conseguir los resultados deseados (ver más en Las Conductas Problemáticas)

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