La conducta problemática


La primera fase para intervenir la conducta mediante apoyo conductual positivo hay que realizar un análisis o evaluación funcional de la conducta y lo primero es identificar la conducta problemática. 
Consideramos que son conductas problemáticas aquellas que, siguiendo la definición de Emerson (1995), “por su intensidad, duración o frecuencia afectan negativamente al desarrollo personal del individuo, así como a sus oportunidades de participación en la comunidad” y se adopta como clasificación de referencia la contenida en la escala ICAP Esas conductas problemáticas incluyen no sólo conductas disruptivas, agresivas u ofensivas, que quizá sean las más habitualmente referidas, por ser también las más visibles y las más molestas, sino también
otras conductas, más discretas, de retraimiento o falta de atención (algunos ejemplos serían actitudes de aislamiento, marcada inactividad, tristeza, falta total de entusiasmo, sueño excesivo, importantes dificultades de concentración).

Es importante tener en cuenta, al consultar la guía, que las conductas problemáticas pueden darse tanto en personas con discapacidad intelectual como en personas con discapacidad física o con discapacidad sensorial (sobre todo cuando va acompañada de afectación cognitiva), aunque esto último constituya un ámbito menos conocido, en el que convergen algunos factores claramente diferenciados de los que habitualmente están presentes
en el ámbito de la discapacidad intelectual. Por ejemplo: 

• La ruptura brusca en el estilo de vida que sufren las personas con daño cerebral adquirido, con todas las consecuencias que ello conlleva en términos de necesidad de reaprendizaje, impacto emocional, cambio de roles, necesidad de asumir la pérdida del estilo de vida anterior, o la dificultad para mantener relaciones sociales anteriores.
• En el caso de las enfermedades degenerativas, a lo anterior se suma la asunción de niveles de dependencia cada vez mayores.
• En algunos casos, las conductas problemáticas tienen una causa orgánica: un ejemplo claro es la apatía orgánica, de muy difícil abordaje.
• En muchos casos, se observan conductas problemáticas por inadecuación:puerilidad, falta de juicio social, rigidez del patrón de respuestas.

La influencia del entorno

Las conductas problemáticas tienen una causa concreta y no pueden interpretarse y considerarse como un simple síntoma de la discapacidad y propio de ésta.

Cuando ocurren, son indicio de que algo en el ambiente no se adapta a las necesidades de la persona.

¿Por qué ocurren?

Las personas con discapacidad presentan conductas problemáticas porque no han adquirido o han perdido la habilidad necesaria para ofrecer respuestas socialmente aceptables que les permitan conseguir los resultados deseados.

Evaluación funcional
Las intervenciones más eficaces son las que se basan en alcanzar, a través de la evaluación funcional, un buen conocimiento de:
• las influencias contextuales –de actividad, ambientales, personales y sociales– que inciden sobre la persona con discapacidad;
• la función que, en dichos contextos, desempeñan para ella las conductas problemáticas.

El Análisis funcional de conducta permite establecer las relaciones funcionales o secuencias que caracterizan una conducta, analizando los antecedentes y consecuentes que explican que la conducta se de y se mantenga en el tiempo.

El comportamiento de las personas pude analizarse, teniendo en cuenta diversos factores, como por ejemplo:

- A causa de las condiciones del medio físico o ambiental: ¿cómo reacciona al ruido, barullo, calor, oscuridad, exceso de luz, actividad nueva, grupos grandes/pequeños, cambios en la rutina, determinadas visitas, horarios, personas, tras reprimendas, esperas, burlas, ……? ¿Tenemos datos,e videncias de que le predisponen a reaccionar de ese modo? ¿Hay mas probabilidad de que las conductas se den en determinados contextos?  .¿Qué sucesos del entorno predicen que se va a producir la crisis? (buscando los antecedentes).
. - Debido a factores internos: cambios en la medicación, efectos secundarios, dolor, fiebre, cansancio, sobreexcitación, ansiedad, estrés,hambre, aburrimiento….
 - Por el tipo de actividad relacionado con la actividad que estaba realizando: ¿es posible que la realización de esa tarea la estuviese enfrentando con sus limitaciones personales y, como consecuencia, hubiera protagonizado este episodio?. ¿Es la forma básica de comunicación de este usuario para expresar que está sobrepasado, saturado o aburrido de la actividad? ¿suele expresar lo que necesita o desea de esta manera (materiales, ayuda, atención, un descanso, otra actividad)?
- Identificar lo que consigue la persona como resultado (identificando las consecuencias). ¿Es su manera de lograr algo de su entorno? ¿Atención, objetos, librarse de actividades, huir de algo, ir a su cuarto?

Si realmente queremos ayudar a la personas usuarias a que presenten las habilidades o conductas útiles y disminuyan sus problemas de conducta, es necesario que estas conductas objetivo sean claramente identificadas, de lo contrario, nos va a resultar difícil saber cómo y cuándo ayudar a la persona y qué efectos tiene nuestra ayuda.

En principio, todas las conductas deberían seguir estas tres normas que vamos a detallar a continuación.

1. Estas conductas tienen que ser observables. Tenemos que saber cuándo se está dando una conducta y cuándo no; por lo tanto, tiene que estar descrita de forma que se pueda observar. 

¿Qué es lo que hace Martín cuando se enfada?, nos preguntábamos. Teníamos que pensar qué era lo que hacía desde que comenzaba el enfado hasta que acababa. Vimos que cuando Martin estaba enfadado
lo que hacía era: apretar fuerte los labios frunciendo el ceño, marcharse a la sala de espera, sentarse, cerrar los ojos y, después de 30 minutos aproximadamente, volver con su grupo.

En realidad lo que hicimos fue describir una conducta, en este caso "enfadarse", en conductas fáciles de observar. Esto ayuda a saber cuándo se da y cuándo no una conducta. Por tanto, cuándo y cómo le podemos ayudar.

¿Cómo podemos saber si una conducta aumenta o disminuye en el tiempo? La respuesta es fácil,
comparando el número de veces que ocurre esa conducta antes y después de nuestra intervención.

2. Las conductas que estamos describiendo se tienen que poder medir. Las conductas "controlarse" o "estar a disgusto", son difíciles de medir, sin embargo las conductas: "sonreír", "dar las gracias", "morderse la mano" o "tirar del pelo a otra persona", son más fáciles de medir.
3. Después de todo lo contado, la última norma posiblemente la dé por supuesta: todo el personal
tenemos que estar de acuerdo en el cuándo ocurren estas conductas, bien para incrementarlas, bien
para disminuirlas. Necesitamos estar de acuerdo en cuándo Martin está enfadado, o cuándo ha habido una agresión, o también en qué es, por ejemplo, un saludo o una despedida apropiada.


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