Hace 6 años Fernando Ortega sufrió un aneurisma cerebral al que más tarde se sumaría un accidente cerebrovasculas (ACV) o ictus. El Ictus o accidente cerebrovascular (ACV) es la interrupción del aporte sanguíneo a cualquier área del cerebro. Esta falta de riego se puede producir porque una arteria se obstruye (80% de los casos) o porque se rompe (20%). Cuando la sangre no puede llegar a ciertas partes del cerebro, se interrumpe el suministro de oxígeno a esas zonas. Esto se denomina isquemia. Sin oxígeno, las neuronas mueren. Cuanto más tiempo esté el cerebro privado de sangre, más grave será el daño cerebral. La zona de tejido muerto ocasionado por la isquemia se denomina infarto.
Fernando tuvo un ACV hemorrágico. Éste ocurre cuando un vaso se rompe impidiendo la circulación normal. Además, la sangre que mana inunda el cerebro provocando daños. Cuando un vaso del cerebro se dilata demasiado (aneurisma) corre el riesgo de romperse; y cuando esto sucede, se produce una hemorragia. Su gravedad depende de la cantidad de sangre derramada y de la zona afectada. Empieza de forma súbita con un dolor de cabeza seguido de debilidad, parálisis, pérdida del habla o confusión. Las náuseas y los vómitos son frecuentes.
Fernando se quedó en un estado vegetativo. Luego, poco a poco, impulsado por su tesón y el de su mujer, comenzó a reaprenderlo todo. Hoy, Fernando se recupera de su afasia en un centro para personas con daño neurológico de la red Aita Menni.
Apenas habla, pero quiere hacer llegar un mensaje a las personas que se enfrentan a este tipo de adversidades: que no se resignen a quedarse así. Él ha retomado su vida y su pasión; su trabajo. Modela arcilla sin parar. Antes lo hacía con las dos manos. Ahora sólo con la izquierda, pese a ser diestro. Más difícil todavía. Visto el resultado nadie duda que fue un acierto que su mujer no vendiera el taller y que Fernando Ortega tiene una gran trayectoria artística por delante, aunque trabaje con una sola mano.
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