Para que las personas residentes en el centro sociosanitario puedan adquirir un conducta se aplicarán diferentes técnicas orientadas a enseñar y reforzar el aprendizaje de esa nueva conducta. Algunas de estas técnicas, además del refuerzo positivo y negativo, son: el modelado, el moldeado y el encadenamiento. También existe otro procedimiento para que las personas dependientes aprendan una conducta: la instigación.
El modelado consiste en observar en otra persona (modelo) la realización de una nueva conducta que se desea aprender para repetirla inmediatamente después. Esta técnica puede acompañarse de otros procedimientos como, por ejemplo, la instigación para incitar la repuesta y ayudar físicamente a la imitación.
Es fundamental que la persona que hace la función de modelo sea adecuada no sólo en cuanto a la realización correcta de la conducta que se desea mostrar, sino en cuanto a que sea una persona significativa para la persona usuaria que está aprendiendo, por ejemplo, familiares, amigos, profesional del centro sociosanitario, etc. Incluso es positivo que la persona modelo sea un sujeto que haya pasado por una experiencia similar, por ejemplo, una persona que tras un accidente haya tenido lesiones que le requieran el uso de la silla de ruedas puede enseñar a otros a manejarse con ella. El modelo tiene un valor de refuerzo muy importante.
El moldeado es una técnica que se aplica para adquirir conductas que no se poseen y que tiene cierta dificultad o bien por su complejidad o bien por las limitaciones funcionales de la persona para aprenderla y realizarla. De este modo, con el moldeado se refuerzan conductas que son similares a la nueva que se desea que adquiera la persona dependiente. Esta técnica también puede acompañarse de otras como, por ejemplo la instigación.
El encadenamiento consiste en enseñar a la persona usuaria a realizar una conducta compleja que está formada por la sucesión de conductas que ya tiene integradas en su repertorio. En el encadenamiento es importante que las conductas se realicen en un orden determinado. Esta técnica se puede complementar con el modelado, así como instigadores y refuerzos.
Ejemplo
La técnica del encadenamiento puede aplicarse, por ejemplo, para desarrollar en la persona residente el hábito de lavarse las manos. Ésta es una conducta compleja formada por otras que debe tener asimiladas en su repertorio conductual. El encadenamiento de este hábito sería el siguiente:
- Subirse las mangas, en caso de que sean largas.
- Abrir el grifo.
- Mojarse las manos.
- Coger el jabón (si es pastilla) o echarse jabón líquido en las manos.
- Enjabonar las manos, frotando una contra otra, entre los dedos, las palmas y el dorso, hasta las muñecas.
- Aclararse las manos con agua, frotándolas entre sí hasta eliminar todo el jabón.
- Cerrar el grifo.
- Coger la toalla.
- Secarse las manos correctamente, también entre los dedos.
- Dejar la toalla en el toallero.
- Bajarse las mangas.
La persona usuaria puede saber realizar estas pequeñas conductas de forma aislada, pero debe saber hacerlo una detrás de otra y en el orden correcto para que la conducta completa que compone el hábito de “lavarse las manos” esté correctamente realizada.
La instigación consiste en proveer a la persona de diferentes tipos de ayudas para que inicie una respuesta. Esta técnica es útil para incrementar la realización de una conducta que la persona, a pesar de tener en su repertorio, realiza con poca frecuencia. Existen diferentes tipos de instigadores: verbales, visuales y físicos.
En primer lugar, los instigadores verbales se emplean para dar instrucciones a la persona de la que tiene que hacer. Los visuales proporcionan pistas o estímulos visuales para producir una respuesta. Por último, en los instigadores físicos se aportan pistas físicas para que el usuario desarrolle determinadas respuestas motoras.
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