Definición de conductas autolesivas
Son respuestas repetidas y dirigidas hacia el mismo individuo que la ejecuta, siendo su
resultado el daño físico.
Se caracterizan por ser repetidas y crónicas, con frecuencias que fluctúan de cientos de veces
cada hora a pocas veces al mes o al año.
La autolesión a menudo lleva consigo un daño relativamente inmediato, pero también
puede tener consecuencias adversas a largo plazo (ejemplo: desprendimiento de retina al
golpearse la cabeza).
Su
incidencia y gravedad es muchísimo mayor en personas con discapacidad intelectual (retraso mental grave), o con Trastorno del Espectro del Autismo, o con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).
Estas conductas no solamente ponen en serio riesgo de daño físico a las personas que las
ejecutan, sino que les impiden beneficiarse de las actividades rehabilitadoras o de
aprendizaje. Además, los medios físicos y químicos usados para proteger a la persona que se autolesiona restringen gravemente las oportunidades de tratamiento social y educacional, e
incluso pueden producir un daño físico indirecto.
Tipos genéricos:
• Autogolpearse (por ejemplo, bofetadas en la cara, golpearse la cabeza contra algo ...
).
• Morderse diversas partes del cuerpo.
• Pellizcarse, arañarse, hurgarse (meterse los dedos), tirarse y arrancarse (por ejemplo,
meterse los dedos en los ojos, arrancarse el pelo ... ).
• Vomitar repetidamente, vomitar y volver a ingerir la comida (ejemplo: rumiación).
• Consumir sustancias no comestibles (ejemplo: cigarrillos, heces -coprofagia-...)
Etiología
Se conoce muy poco sobre las causas de la conducta autolesica y se han dado bastantes enfoques
médicos, psicodinámicos y conductuales.
La autolesión -en el enfoque conductual- es vista como una conducta operante, afectada por
sus consecuencias y controlada por estímulos antecedentes, que indican consecuencias
diferenciales.
Sería una forma de obtener refuerzo positivo, especialmente atención, o de
evitar o escapar a situaciones no placenteras, tales como períodos de escaso reforzamiento,
de exigencias de aprendizaje o de algún tipo de contacto social.
Las personas pueden, sin embargo, autolesionarse para obtener formas muy diferentes (a
veces aberrantes) de atención o escapar a situaciones no placenteras, Por ejemplo, la
restricción física ha demostrado ser un refuerzo para algunos individuos autolesivos, y
entonces su uso puede aumentar y mantener la conducta.
Este enfoque enfatiza la necesidad de determinar, en cada caso, el papel preciso de los
acontecimientos ambientales específicos que mantienen la autolesión de la persona.
Aunque
la atención y el escape son los dos factores ambientales más frecuentemente citados, se está
considerando el papel de estímulos de tipo visual, auditivo o táctil.
Tratamiento; Técnica operantes para la modificación de conductas autolesivas
El objetivo del tratamiento no es interrumpir la conducta temporalmente. El tratamiento con
éxito consiste en reducir su frecuencia y su intensidad, hasta el punto de que el individuo se
abstenga de ejecutar la autolesión y sea capaz de participar en actividades rehabilitadoras.
Cualquier intervención terapéutica debería incluir un esfuerzo para analizar los factores
biológicos y ambientales que la causan y particularmente que la mantienen, y tomar
medidas para una eliminación o alteración de esas condiciones.
Las técnicas operantes para la modificación de conductas autolesivas son:
Tratamiento por refuerzo diferencial de otras conductas (DRO): la persona es reforzada por todas aquellas conductas que no sean la conducta
autolesiva.
Refuerzo diferencial de conductas incompatibles (DRI) se refuerza a la persona por medio de la realización de una tarea concreta e incompatible con la acción de
autolesionarse.
En general, aunque los procedimientos de DRO y DRI por sí solos no parecen ser efectivos en
la completa supresión de la autolesión, en la práctica clínica adecuada son una parte esencial
de cualquier programa de tratamiento. Sin tener en cuenta otras técnicas empleadas, ambos
tratamientos son cruciales para reemplazar la autolesión por conductas apropiadas por las
cuales la persona puede obtener refuerzos.
Tratamiento mediante la readaptación de las condiciones de estímulos antecedentes: Este
tratamiento se basa en los principios del control de estímulos. Aplicándolo a la autolesión, el
principio de control de estímulos se refiere al hecho de que la conducta autolesiva es mucho más
prevalente en unas situaciones que en otras. El que situaciones específicas controlen altas y
bajas tasas de autolesión es algo que depende de la historia de refuerzo individual en esas
situaciones.
Una primera aproximación para un intento de tratamiento es identificar y después facilitar el
acceso de la persona a situaciones que controlan bajas tasas de autolesión
Una segunda
aproximación complementaria puede ser identificada y después reacondicionar las
situaciones estimulares que controlan altas tasas de conducta.
Tratamiento mediante la supresión o la retirada del refuerzo a la autolesión. En este
tipo de tratamiento dos son los procedimientos empleados más comúnmente: extinción y
tíme-out (tiempo fuera o aislamiento)
La extinción intenta suprimir elrefuerzo dado previamente, es decir, la extinción de
conductas no deseables, se produciría con la retirada de todo refuerzo (ignorando la
conducta). Debe anotarse, en este caso, la alta frecuencia de conductas autolesivas
durante el proceso de extinción, por lo que debe ponderarse el peligro para el
individuo que se autolesiona.
El time-out, o método del tiempo fuera, supone la ausencia de todo tipo de refuerzo
social por un período de tiempo (es decir, un tiempo fuera de todo refuerzo positivo)
mediante aislamiento de toda interacción social. Con respecto a la forma de timeout, el procedimiento es que sea aplicado inmediatamente a continuación de cada
episodio de autolesión. El período en time-outes breve normalmente (por ejemplo:
de varios segundos a treinta minutos), y termina cuando la persona está en calma.
Las formas de time-out difieren muy ampliamente. Estas incluyen, por ejemplo:
retirada contingente del cuidador/a del ambiente de la persona (cuando el cuidador es
la mayor fuente de refuerzo para la misma), colocación contingente de la persona en
situación de restricción física.
Tratamiento mediante castigo a la autolesión . El método más eficaz ha sido hasta ahora
el castigo contingente a la respuesta autolesiva, en combinación con el refuerzo de
conductas alternativas aceptables.
El uso del castigo debe sujetarse a una serie de normas o principios:
• Debe emplearse como última alternativa terapéutica cuando se ha intentado la
extinción de la conducta mediante otras técnicas.
• Sólo debe utilizarse cuando la conducta implica riesgo inmediato para la integridad
física del sujeto o de los demás.
• En caso de utilizarse, el castigo debe ser contingente a la conducta y de suficiente
intensidad para garantizar su efectividad.
• Es una de las técnicas que eliminan la conducta rápidamente, pero su efecto es
temporal si no se utilizan otras técnicas encaminadas a reforzar conductas adaptadas
alternativas.
• El castigo no debe utilizarse de forma continuada, porque puede ocasionar efectos
secundarios en el sujeto, como: evitación de contacto físico; elevación del nivel de ansiedad; falta de generalización con otras personas y en otras situaciones; aparición en el sujeto de conductas agresivas.
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