Afortunadamente, cada vez existe mayor consciencia y evidencia de que apostar por modelos de atención centrados en las personas (ACP) es el mejor camino para prevenir el maltrato y para permitir que las personas en situación de dependencia, familias y profesionales convivan en espacios de bienestar común donde se respete su dignidad, sus derechos y sus valores individuales.
Con independencia de la edad, las enfermedades, el estado cognitivo, el grado de discapacidad o dependencia, o cualquier otra circunstancia sociopersonal, todas las personas somos poseedoras de dignidad. Por tanto, debemos ser tratado con igual consideración y respeto que el resto. La igualdad de trato se deriva y justifica desde la igualdad de derechos.
La dignidad:
Del latin “dignus”: valioso.
Es uno de los principios rectores de la Atención Centrada en la Persona (ACP). Es lo que nos convierte en seres únicos y singulares.
Se basa en el reconocimiento de la persona como valiosa en sí misma por el hecho de su condición humana. Es una cualidad de todos los seres humanos por el mero hecho de existir. Las personas en situación de dependencia merecen ser tratadas con igual consideración y respeto que cualquier otra. Las personas en situación de dependencia son especialmente vulnerables a recibir un trato que no respete su dignidad.
En la atención a las personas dependientes el trato digno hace referencia buscar el mayor beneficio terapéutico y la máxima independencia y control de la vida posibles, desde el marco de la atención integral y de la calidad de vida. Se concreta en aspectos de la atención cotidiana
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