Pepo, 71 años de edad, soltero, educación básica, ocupación agricultor, católico, lateralidad zurda, vive actualmente con su hermana en un piso en Arrasate (Gipizkoa) tras dejar el caserío familiar. Acude con una hermana a urgencias por deterioro del estado de conciencia.
A mediados del 2019, Pepo se vió envuelto en una pelea mientras se encontraba consumiendo alcohol, producto de lo cual sufrió un grave traumatismo craneoencefálico. Los servicios de emergencia acudieron a su atención, encontrándolo con signos de hipotermia, equimosis en la hemicara derecha, alteración de su conciencia y pérdida de lenguaje. Se lo trasladó a un hospital local donde le realizaron una tomografía axial computarizada del encéfalo, encontrando hematoma intraparenquimatoso fronto parietal derecho. En la evaluación de neurocirugía se detectó un traumatismo craneoencefálico moderado, crisis convulsivas y se consideró que no requería intervención neuroquirúrgica alguna. En el análisis psiquiátrico se indica que Pepo se niega a responder, se observa tranquilo, sin agitación psicomotriz, ni ansiedad, en la entrevista no emite mayor idea o articulación de lenguaje. No recibió medicación. En valoración neurológica se reporta que durante la entrevista se observa tranquilo, colaborador y abordable, se observa hemiparesia braquiocrural de hemicuerpo izquierdo, orientado en persona, desorientado en tiempo y espacio, juicio y razonamiento disminuido, lenguaje hipofluente, moderadamente organizado en forma y contenido, se requiere corroboración de la información con la hermana durante la entrevista; en determinados momentos es confuso e inentendible su relato de anécdotas, nomina, repite, comprende órdenes simples, mas no comprende órdenes complejas.
En el relato familiar se reporta que previo al suceso del traumatismo craneoencefálico, era una persona muy alegre, extrovertida e inteligente, muy conocedora de su contexto y obligaciones en el caserío, independiente y con sus facultades mentales preservadas. Los familiares lo visitaban con frecuencia en el caserío y luego de la lesión cerebral, su hermana se lo ha llevado a vivir con ella y su familia; ha sido la primera vez que lo ven en un estado tan vulnerable, expuesto a que lo estafen y se aprovechen de él, porque ahora parece ingenuo, no se detiene ante el peligro y no tiene capacidad de darse cuenta de lo que sucede en él y a su alrededor. A pesar de verse físicamente bien, no se lo puede dejar solo, porque ahora ha perdido su autonomía.
Se explica que toda la vida la hizo trabajando y viviendo en el caserío. Al independizarse el resto de hermanos se acostumbró a vivir solo, por lo que a la fecha su estado civil es soltero, y desde entonces aprendió a ver por sí mismo en todo (alimentación, salud, trabajo y negocios con los productos y animales de su caserío y demás), era descuidado en general en el aseo y orden de su casa. En el aspecto social salía en la noche a andar en la plaza para no estar solo, chiquiteaba con la cuadrilla y llegaba a las 21:00, cuando se iba a dormir.
El signo que más llama la atención y respalda la hipótesis de anosognosia en Pepo, es la resistencia referida al cumplimiento de las normas de la casa en la que ahora vive, pese a que las mismas han sido explicadas en reiteradas ocasiones y en forma reflexiva para facilitar su concienciación. A pesar de todo, éste persevera en la falta de colaboración, de la misma manera durante el proceso de psicorehabilitacion, ha generado constante resistencia a la misma, pues insiste en retornar a su caserío y retomar sus actividades cotidianas preocupado sus bienes, huerta y gallinas pese a que la familia. Temiendo que pudiera hacerse daño allí, se le explica que su caserío, huerta y gallinas están siendo atendidas por sus vecinos, que ya no tiene nada que hacer allí, que deje de preocuparse y que se enfoque en su recuperación. Cuando Pepo fracasa en el pedido de ir al caserío, da como resultado la falta de colaboración en las tareas encomendadas.
El diagnóstico anosognósico se justifica ya que durante la valoración de funciones cognitivas, se observa la incapacidad de Pepo para percibir sus dificultades en la ejecución de las tareas planteadas, aún ante la explicación que en conjunto con el familiar se realiza para lograrlo, sin embargo, se observa que insiste en repetir la misma ejecución. Además, se confabula indicando que en la vida ha hecho algo así, que es la primera vez que realiza este tipo de actividades, no obstante, le cuesta reconocer su incapacidad y tampoco brinda muestras de querer lograrlo, con evidente falta de interés a pesar de la apertura de facilitar que lo logre.
En cuanto a su conducta en el medio familiar, Pepo evidencia que no tiene una lucidez para darse cuenta de los errores que comete y al recibir las sobrecorrecciones y reclamos de su hermana por su conducta inapropiada, como por ejemplo, ocupar de manera incorrecta el baño, no limpiar su espacio y rechazar la ayuda que su hermana le ofrece durante el aseo o la alimentación, ante lo cual Pepo reclama no necesitarla. Este escenario, desde el ojo neuropsicológico se lo puede interpretar como una limitación en su proceso propioceptivo para tener claridad de las capacidades con las cuales la persona cuenta para resolver cualquier tipo de problema, no obstante, al presentar anosognosia, cualquier tipo de tarea que enfrenta quedará inconclusa o resuelta con errores
Otro de los signos que se observa en Pepo, tiene que ver con la ausencia de arrepentimiento ante los errores que comete en el día a día, ya que no evidencia una reflexión sobre alguna de las situaciones en las cuales sus seres cercanos se quejan de él, a pesar de que, su comprensión verbal se encuentra conservada. Por tanto, la incapacidad del proceso propioceptivo sobre sus limitaciones funcionales, son las que generan un comportamiento cínico y mordaz ante lo que le pasa, pero no porque no es consciente de sus déficits, por ende, y por tanto, no es consciente de las consecuencias de los mismos.
Se observa una fluencia de lenguaje conservada, enlentecimiento de velocidad de procesamiento de la información, se evidencian dificultades graves en procesos perceptivos visoespaciales y visoconstructivos, déficit en la supervisión de la actividad, déficit en la planificación viso espacial y en las capacidades de control motriz, déficit en la memoria de trabajo visoespacial y verbal, implicadas en la mantención de información en línea mientras resuelve una tarea. Estos signos de alteraciones en funciones que se relacionan con el proceso perceptivo tienen asociación con el cuadro agnósico de la persona, puesto que este trastorno perceptivo no se presenta de manera aislada, sino que, tendrá relación con déficits en el resto del sistema perceptivo.
Pepo iniciará un proceso de rehabilitación neuropsicológica en un centro especializado para personas con daño cerebral adquirido. Las estrategias de intervención más frecuentemente utilizadas ante este tipo de lesiones suelen ser la psicoeducación, diferentes tipos de feedback, la comparación de la autoevaluación con el desempeño real en la tarea, la terapia conductual y la psicoterapia (ver tabla).
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