El comer es un acto social y constituye una
fuente de placer para la mayoría de las personas.
Además tiene un componente de interacción social
puesto que se realiza en grupo y estimula las relaciones y la conversación.
La vida de muchas personas usuarias gira en
torno a este momento y constituye el factor principal
y, en algunos casos, único punto de interés. Constituye un aspecto clave en la calidad de vida percibida
por los residentes y por lo tanto debe ser tratado con
especial atención.
el servicio de restauración se realizará respetando el cumplimiento de una correcta nutrición, adaptándose en cantidad, calidad y variedad a las necesidades específicas de las personas usuarias. Un profesional con formación en nutrición elaborará las dietas específicas para cada patología. En el caso de dietas especiales o alimentación en boca estas medidas serán prescritas por el médico.
Además contará con los materiales necesarios para administrar técnicas de soporte nutricional; sondas nasogástricas, catéteres de ostomía y sistemas de bombas de infusión.
Protocolo de nutrición e hidratación.
Un registro de menús y, en caso necesario, registros individuales de ingesta
El servicio de cocina podrá ser propio o contratado, debiéndose cumplir en cualquiera de los dos supuestos los requisitos exigidos en la legislación vigente, y en especial, la reglamentación técnica sanitaria sobre comedores colectivos.
En las unidades convivenciales y unidades psicogeriátricas se instalará una cocina de tipo doméstico.
Pautas de actuación en alimentación
e hidratación
• Evitar tendencias a prescripciones restrictivas alimentarias de forma unilateral, potenciando el ejercicio del derecho a la autonomía de la persona usuaria, proporcionándole la información necesaria para
que pueda tomar sus decisiones.
• Se diferencian funcionalmente dos grupos:
El
correspondiente a la alimentación normalizada (con
o sin ayuda de tercera persona) y la que se realiza
por medio de ciertas técnicas y ayudas (sondas nasogástricas,
bombas de alimentación…).
• La autonomía tiene límites naturales establecidos
por principios bioéticos como el de BENEFICIENCIA y
NO MALEFICIENCIA y principios normativos como el
de PROFESIONALIZACIÓN.
• Tanto en uno como en otro grupo un factor decisivo es
la capacidad de la persona usuaria, en aquellas en las
que no está declarada legalmente su incapacidad.
• El principio de autonomía tiene un valor de primacía
con respecto al resto. Se debe preservar su mayor
grado posible en función de una valoración
personalizada de riesgos calculados.
• La prescripción personalizada de las dietas se realizará en función de su consenso con la persona
usuaria y/o familiares favoreciendo la asunción del
máximo grado de RIESGO CALCULADO.
• Se deben establecer protocolos y pautas de intervención que den respuesta a situaciones de disparidad
entre el profesional, la persona usuaria y la familia
en las situaciones límites o de pérdida de capacidad
de obrar (no incapacitados legalmente).
• La no conformidad en situaciones de valoración de
riesgo grave entre las partes mencionadas deberán
dirigirse, debidamente documentadas por parte de la
responsabilidad de la guarda de hecho, a la decisión
de autoridad jurídica competente.
• La utilización de ayudas técnicas para la alimentación
de las personas usuarias se realiza exclusivamente
como cumplimiento de prescripción facultativa,
debidamente consensuada en situaciones de persona
con capacidad y nunca se establecerán en función de
comodidad o beneficio funcional o de carga para la
residencia.
• La intervención profesional en cualquiera de las
dos formas (natural o con ayuda técnica) deberá
realizarse con actuaciones de trato personalizado
y en la forma debida al respeto y dignidad de la
persona usuaria.
• Se debe evitar la monotonía en la planificación de
los menús y su presentación, debiendo potenciarse
los menús especiales en fechas señaladas o
diferenciación de domingos y festivos.
• Se propiciará la oportuna difusión de los menús,
anunciándolo con la debida antelación.
• Deben estar debidamente valorados los riesgos de
deglución o problemas de masticación a la hora
de su confección y presentar los menús de forma
individualizada a cada residente.
• En las personas mayores debe cuidarse la ingesta
de agua, cuidándose especialmente de ofertarles a
las personas usuarias con pérdida de autonomía y
capacidad.
• En las personas usuarias con problemas de deglución
de líquidos se deben utilizar presentaciones adaptadas
al efecto como las aguas gelificadas, zumos espesos,
espesantes comerciales u otras análogas.
• Procurar minimizar el efecto del horario restringido
en función del personal, con medidas correctoras
aportadas por equipamiento necesario de microondas,
bandejas calientes… que permitan a la persona
usuaria elegir el momento de la cena.
• Se debe flexibilizar y
adaptarse a los ritmos propios de las personas
usuarias, sin meter prisa.
• Propiciar la participación de las personas usuarias en
la planificación de menús, aportando ideas o recetas
propias y ayudar incluso en determinadas ocasiones
con objetivo de potenciar su autoestima.
• Algunas personas tienen una forma de comer que
resulta desagradable por lo que es deseable organizar
las comidas de forma que el personal pueda asistirlas
discretamente bien en horario diferente o separadas
ambientalmente si hay espacio disponible.
• Informar personalmente de los cambios de dietas
por motivos de salud o de dietas especiales por
prescripción facultativa.
• Procurar una decoración atractiva, hogareña y adultiforme del comedor y
de los elementos que lo componen, mesas, sillas,
manteles y ambientación general.
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