Es importante conocer la diferencia conceptual entre los términos duelo, luto y pérdida, ya que todos ellos se refieren a reacciones psicológicas de los que sobreviven a una pérdida
• Duelo: sentimiento subjetivo provocado por la muerte de un ser querido. La palabra “duelo“ procede del latín “dolus“ y significa “dolor“, es decir: sin atravesar el dolor no se supera el duelo.
• Sentimiento de pérdida: sentirse privado de algo muy querido, insustituible definitivamente y para siempre, a consecuencia de la muerte
• Luto: expresión social de la conducta y las prácticas posteriores a la pérdida: llorar, lamentarse, exteriorizar la pena, vestir, comer, acudir a la iglesia, visitar la tumba, etc. Es una necesidad para mantener el dolor abierto y en algunas culturas incluso una exigencia social o religiosa.
Podemos, pues, considerar que el duelo es producido por cualquier tipo de pérdida, y no sólo es aplicable a la muerte de una persona. Por lo tanto el proceso de duelo se realiza siempre que tiene lugar una pérdida significativa, siempre que se pierde algo que tiene valor, real o simbólico, consciente o no para quien lo pierde (Baratas, 2002).
El proceso de duelo se realiza siempre que tiene lugar una pérdida.
La forma en que comprendemos el proceso de duelo está relacionada con la forma en que manejamos la muerte en el medio cultural en el que nos movemos y ha ido evolucionando según las distintas épocas por las que ha atravesado la humanidad.
Lo que produce temor en la mayoría de seres humanos no es el hecho de la muerte en sí, sino los impredecibles y terribles acontecimientos que a veces suelen precederla.
Como afirma Sherwin Nuland, cirujano y profesor de la facultad de medicina de la universidad de Yale, (citado en Bayés, 2001:23):
“Cada vida es diferente de las que la han precedido, y lo mismo ocurre con cada muerte. Nuestra singularidad se extiende incluso hasta la manera en que morimos. Aunque la mayoría de las personas sabe que las enfermedades que nos conducen a nuestras horas finales son diversas y diversos sus caminos, solamente unas pocas comprenden la infinita variedad de maneras en las que las últimas fuerzas del espíritu humano pueden abandonar el cuerpo. Cada una de las distintas formas de la muerte es tan singular como la propia cara que cada uno de nosotros muestra al mundo durante los días de su vida. Cada hombre entregará su alma de una manera que el cielo no ha conocido antes y cada mujer recorrerá su último camino a su modo”.
Lo que nos afecta a los humanos -y de forma especial a los pacientes en lista de espera de un diagnóstico o tratamiento de una enfermedad grave-, más que las cosas desagradables que nos están sucediendo, es la percepción de la amenaza de las cosas que nos pueden suceder. Es por todo ello que Bayés, (2001:23) ha acuñado el término «muerte psicológica». Por muerte psicológica entiende “el conocimiento subjetivamente cierto que se suscita en un momento concreto de la vida de que «voy a morir»”.
Ejercicio ETAPAS Y TAREAS EN EL PROCESO DE DUELO:
Las personas que sufren una pérdida inician un camino en el que afrontarán diferentes fases. Se trata por tanto de un proceso que será importante conocer a la hora de acompañar a alguien, no con el objetivo de encasillar a la persona sino de comprender y desde ahí, poder acompañar. La literatura recoge diferentes modelos explicativos que nos ayudan a comprender este proceso.
Algunos autores y autoras identifican diferentes fases, entendiendo éstas como momentos temporales o etapas por los que las personas vamos pasando como propone Elisabeth Kübler-Ross y que se describieron con anterioridad. Otros autores como William Worden definieron tareas que las personas vamos realizando en el proceso de elaboración del duelo, en el proceso de elaboración del duelo. Plantear tareas supone que la persona tiene un papel activo sugiriendo que puede emprende cierta actividad para realizar su propio camino. Estas etapas no tienen porque necesariamente seguir un orden preestablecido, aunque algunas no pueden realizarse sin haber acometido otras previamente.
EJERCICIO: Los nuevos enfoques sobre el duelo, como los de Neimeyer o Worden, complementan a Kübler-Ross y nos hablan de un camino de ocho etapas. Consulta el contenido de tu manual para señalar en cada caso en qué etapa del proceso del duelo se encuentran las siguientes personas
Estas fases no tienen que darse de una manera ordenada y lineal. Como personas dolientes es muy común vivir varias fases en el mismo día, como una montaña rusa emocional.
Ander que acaba de perder a su padre, nos lo relata de esta manera:
NEGACIÓN
Cuando me llamaron por teléfono para darme la noticia del accidente y muerte de mi marido. No me lo podía creer. No podía enfrentarme a la noticia y de camino al hospital fui tranquila pensando que se habían equivocado, que estaría bien , que no sería él. Estaba segura que no sería él. Ahora me doy cuenta de que me aferré a esa esperenza como una manera de amortiguar el dolor de la noticia inesperada e impresionante. Creo que si hubiera sido de otra forma me lo hubiera tomado otra decisión más radical.
IRA
Cuando nos dieron la noticia de la enfermedad grave y terminal de nuestro hijo, me enfade mucho con su pediatra. Recuerdo que abroncaba al personal de enfermería porque le hacían daño al ponerle las vías o porque se equivocaban con la dieta, por casi cualquier cosa. Recuerdo que mi hermana trató una vez de pedirme que me calmara ante mis malos modos con un enfermero que despertó a mi hija al entrar en la habitación; le dije cosas horribles Cuando me dijo que todos querían nuestro bien y que estuviera tranquila exploté. , Recuerdo que grité: “¿Bien?, ¿Tranquila? Antes de hablar de que esté tranquila , antes asegúrate de que tus hijos estén sanos, que no se vayan a morir, ahogarse en la bañera o que le atropelle un coche y luego háblame de tranquilidad”
PACTO
Recuerdo que con la noticia de la enfermedad de mi hija , rezaba a Dios pidiéndole que me llevara a mí. Que si la curaba o mejoraba sería mejor madre, esposa y persona.
INTEGRACIÓN
Me acuerdo mucho de mi hermana mayor. Siempre estuvo a mi lado y más que una hermana fue una confidente excepcional. Se fue demasiado tiempo. A día de hoy estaría orgullosa de cómo he cuidado a nuestra madre en su lugar y cómo nos hemos arreglado sin ella. Seguimos recordándola en fiestas especiales, contando anécdotas divertidas que vivimos juntas. Fue una gran hermana y tuvimos una excelente relación que me ha hecho mejor persona.
DEPRESIÓN
Llegó un momento en que no podía negar la enfermedad de mi pareja y la gravedad de la situación. Me vi obligada a verle pasar por más operaciones y hospitalizaciones, veía como Luis empezaba a tener más síntomas, cada día estaba más débil y delgado. Ya no sentía rabia ni furia. Tenía una gran sensación de pérdida y pena.. Al tratamiento y hospitalización prolongados, se añadieron las cargas financieras y las presiones en mi trabajo por mi prolongación de la baja laboral. Estaba desesperada.
ACEPTACIÖN
Llegó un día, hacia el final de su enfermedad terminal que encontraba a Pepe como desprovista de sentimientos. Es como si el dolor hubiera desaparecido porque la lucha hubiera terminado, y llegara el momento del descanso final antes del largo viaje. En esos momentos, más que Luis sentía que éramos la familia quienes necesitábamos más ayuda, comprensión y apoyo que la propia persona con enfermedad terminal. No entendíamos su desinterés por el tratamiento, los resultados médicos u otras cuestiones. Pepe solo deseaba que le dejaran sólo, o que no lo agiten con noticias y problemas del mundo exterior. No entendíamos nada.
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El duelo de las personas mayores
Cuando una persona mayor sufre la pérdida de un familiar cercano, bien sea un hijo, nieto, yerno, sobrino, pareja, etc. se tiende a considerar que el duelo es menor; sin embargo, no es así. Cuando muere una persona joven, el anciano puede pensar que la persona fallecida tiene más derecho que él a seguir viviendo y sentirse culpable por ello. Cuando la que fallece es su pareja pueden encontrarse dificultades en el ajuste a la nueva situación, debido a la interdependencia entre ambos. En las personas ancianas se pueden dar pérdidas múltiples, lo que puede llevar a que la persona se desborde y tenga dificultades en la elaboración de los duelos. Es necesario valorar y estas personas ofrecerles atención si es necesaria. Los procesos de duelo tienen una serie de factores comunes independientes de la edad y por lo tanto, no se debe ignorar el duelo de una persona mayor.
En la siguiente tabla se indican algunas de recomendaciones:
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