Aseo y ducha en las personas con demencia: Maria.

El deterioro cognitivo que implica la demencia se expresa generalmente en una reducción de las habilidades requeridas para la realización de un correcto desempeño de las actividades de la vida diaria. 

A la hora de lavarse puede presentar un déficit para reconocer los elementos necesarios en el esquema corporal, probablemente no identifique adecuadamente las partes del cuerpo y seguramente necesite supervisión o ayuda física dependiendo del avance de la enfermedad. Puede tener limitaciones perceptivas/sensoriales que le impiden adecuar la temperatura del agua y corre el riesgo de producirse quemaduras. Necesita ayuda para secuenciar los pasos del lavado, para alcanzar determinadas partes del cuerpo o para salir y entrar en la ducha.









Maria tiene 81 años. Anoche ingresó en un centro residencial para personas mayores dependientes. 

Por su diagnóstico de demencia de tipo Alzheimer Maria ha cambiado de lugar de residencia porque desde hace un año empieza a necesitar asistencia para realizar actividades cotidianas. Por ejemplo, para elegir adecuadamente la ropa o para preparar la comida. Se suelen observar dificultades para recordar datos simples y habituales, como su número de teléfono o dirección. Las dificultades de orientación ya son muy evidentes, tanto en el tiempo (el día, la hora), como para saber en todo momento el lugar en el que se encuentra. En general, conocía los nombres de sus allegados más próximos e identifica correctamente a las personas. A día de hoy el deterioro cognitivo se agrava y, con él, la alteración funcional reflejada en las actividades cotidianas, como no poder vestirse correctamente sin ayuda. Necesita ayuda para mantener la higiene personal, ducharse y usar el WC. Empieza a tener problemas con el control de esfínteres, primero urinarios y, luego, intestinales. Presenta signos graves de desorientación, tanto en el tiempo como en el lugar y aparecen francos problemas de orientación respecto a su propia persona.  Con frecuencia olvida el nombre de personas cercanas, aunque suele distinguir entre personas familiares y desconocidas. 


En esta fase también podrían ser manifiestos los cambios en la personalidad y de conducta, que pueden materializarse en apatía, obsesiones, agitación, ansiedad, irritabilidad, o episodios de agresividad, incluso delirios o alucinaciones. Las alteraciones conductuales son muy variables de un caso a otro.






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