En las instituciones sociales que atienden a personas en situación de dependencia, podemos encontrar usuarios y usuarias que además, manifiestan dificultades de socialización o problemas emocionales severos; y también quienes pueden necesitar de servicios terapeúticos y educativos específicos.
Con especial interés, nos referimos a los usuarios y usuarias que presentan una discapacidad de origen psíquico como las demencias, las discapacidades intelectuales (DI) y los trastornos mentales graves (TMG).
Estas personas necesitan recibir una intervención especializada sobre los hábitos de autonomía que posea un efecto preventivo sobre el comportamiento problemático.
Los hábitos son conductas aprendidas que se realizan de forma cotidiana, en el momento oportuno y sin necesidad de control externo de otra persona. La adquisición de hábitos requiere entrenamiento y práctica diaria y promueve la autonomía personal. Hacen referencia en el contexto sociosanitario que nos ocupa, a la realización autónoma y automatizada de las Actividades de la Vida Diaria (AVD).
Con especial interés, nos referimos a los usuarios y usuarias que presentan una discapacidad de origen psíquico como las demencias, las discapacidades intelectuales (DI) y los trastornos mentales graves (TMG).
Estas personas necesitan recibir una intervención especializada sobre los hábitos de autonomía que posea un efecto preventivo sobre el comportamiento problemático.
Los hábitos son conductas aprendidas que se realizan de forma cotidiana, en el momento oportuno y sin necesidad de control externo de otra persona. La adquisición de hábitos requiere entrenamiento y práctica diaria y promueve la autonomía personal. Hacen referencia en el contexto sociosanitario que nos ocupa, a la realización autónoma y automatizada de las Actividades de la Vida Diaria (AVD).
El proceso de adquirir y mantener hábitos de autonomía personal se suele dividir en cuatro fases clave: Preparación, Aprendizaje, Automatización y Consolidación. Estas fases se enfocan en la formación de habilidades, el desarrollo de la capacidad para realizar tareas de forma independiente y la integración de estas habilidades en la vida cotidiana.
El procedimiento para entrenar y mantener los hábitos de autonomía personal consta de cuatro fases:
1. Preparación:
En esta fase, se identifica el hábito deseado, se establece un objetivo claro y se planifica el proceso de aprendizaje. Se puede incluir la búsqueda de información, la identificación de los gustos, intereses de la persona, de los recursos necesarios y la creación de un entorno propicio para la adquisición del hábito.
2. Aprendizaje:
Se centra en adquirir las habilidades necesarias para realizar la tarea. Esto puede implicar la práctica de dicha habilidad o actividad con más o menos apoyos por parte del cuidadora, el refuerzo, la corrección de errores y la adaptación de las técnicas según las necesidades individuales y los avances
3. Automatización:
Una vez que la habilidad se ha adquirido, se trabaja en automatizarla. Esto significa que la tarea se realiza ya sin necesidad de apoyos o sin una gran atención consciente, se convierte en un proceso automático y se integra en la rutina diaria.
4. Consolidación:
En esta última fase, se busca mantener la automatización del hábito a largo plazo. Se puede lograr a través de la práctica continua, la adaptación a diferentes situaciones y la creación de hábitos saludables que apoyen la autonomía.
Es condición indispensable que establezcamos vínculos relacionales empáticos y asertivos con las personas a entrenar. Si tienen dificultades para realizar las tareas, suelen convivir con sentimientos, pensamientos y necesidades que también hay que tener en cuenta, para combatir contra la frustración por no lograr el éxito a la primera. Grandes dosis de confianza y respeto para reforzar los esfuerzos y pequeños logros. El aprendizaje debe ser progresivo, constante y flexible o adaptado a cada persona en particular.
Veamos los siguientes casos:
Antxon tiene 49 años, hace poco más de un año que falleció su madre con la que vivía. Presenta una importante discapacidad motriz que le lleva a desplazarse en silla de ruedas, y recibe tratamiento psicológico y psiquiátrico en su centro de salud mental porque cuando era adolescente le diagnosticaron esquizofrenía. Tras la muerte de su madre todavía tiene dificultades para gestionar la vida doméstica más básica. Reporta que siempre ha sido un hombre coqueto, que le ha gustado ir bien vestido con su traje chaqueta que le planchaba su madre. Ahora sale mucho menos porque no sabe planchar bien ni colocarse la corbata correctamente. Para obtener una mayor independencia y autonomía a la hora de disponer de su tiempo se hace preciso instaurar nuevos hábitos en Antxon. Indica con qué método favorecerías la adquisición de estas conductas.
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