Las personas realizamos cinco tipos de gestos diferentes, según establecieron los psicólogos norteamericanos Ekman y Friesen. En esta entrada explicamos cómo distinguirlos, y cuál es su influencia en la comunicación no verbal en el ámbito sociosanitario.
1. Gestos emblemáticos
Los gestos emblemáticos tienen una traducción verbal concreta sin necesidad de usar palabras, y son perfectamente comprendidos sin más explicación. Uno de los más populares y universales es la típica señal con el puño cerrado y el pulgar hacia arriba, para indicar que todo va bien.
2. Gestos ilustradores
Los gestos ilustradores son los que acompañan la conversación del profesional de atención sociosanitaria, forman parte del mismo y lo enriquecen. Se emplean para representar visualmente lo que se quiere decir. Están estrechamente asociados a nuestra credibilidad. Se disparan de forma automática e inconsciente, unas milésimas de segundo antes que las palabras a las que van vinculados. Forman parte de nuestra personalidad, por lo que debemos tener mucho cuidado a la hora de cambiarlos intencionadamente, para no resultar artificiales.
3. Gestos reguladores
Los gestos reguladores son los que utilizamos para facilitar el flujo de la comunicación y para interactuar con las personas usuarias. Con ellos indicamos, por ejemplo, que hemos terminado de hablar o que esperamos una respuesta. Ofrecer la mano para saludar, o levantarla para “frenar” a nuestro interlocutor, o pedir el turno de palabra son gestos ilustradores frecuentes.
4. Gestos adaptadores
Los gestos adaptadores son aquellos movimientos que realizamos tocando nuestro propio cuerpo o manipulando algún objeto, como ajustarnos los puños de la camisa o llevarnos la mano a la boca. Están vinculados fundamentalmente al manejo de las emociones. Se incrementan con la tensión y el estrés -como los típicos tics nerviosos-. También nos sirven para controlar o disimular nuestro estado emocional, o para ayudarnos en la concentración.
5. Gestos manifestadores de afecto
Los gestos manifestadores de afecto también están vinculados a las emociones, pero se diferencian de los adaptadores por su papel en la socialización: nos sirven para comunicar a los demás nuestros sentimientos. Se aprecian fácilmente por las expresiones faciales que los acompañan, y por los movimientos de las extremidades superiores y la postura corporal de acercamiento.
En conclusión
Elevar la consciencia sobre los gestos que utilizamos nos ayudará a aprender a gestionar nuestra comunicación no verbal con más eficacia.
Podemos señala tres sencillas reglas para observarlos en nosotros mismos y los demás: no hacer interpretaciones peregrinas, obsérvalos de forma agrupada, busca su congruencia con las palabras, y ten siempre en cuenta el contexto en el que se producen
1. Gestos emblemáticos
Los gestos emblemáticos tienen una traducción verbal concreta sin necesidad de usar palabras, y son perfectamente comprendidos sin más explicación. Uno de los más populares y universales es la típica señal con el puño cerrado y el pulgar hacia arriba, para indicar que todo va bien.
2. Gestos ilustradores
Los gestos ilustradores son los que acompañan la conversación del profesional de atención sociosanitaria, forman parte del mismo y lo enriquecen. Se emplean para representar visualmente lo que se quiere decir. Están estrechamente asociados a nuestra credibilidad. Se disparan de forma automática e inconsciente, unas milésimas de segundo antes que las palabras a las que van vinculados. Forman parte de nuestra personalidad, por lo que debemos tener mucho cuidado a la hora de cambiarlos intencionadamente, para no resultar artificiales.
3. Gestos reguladores
Los gestos reguladores son los que utilizamos para facilitar el flujo de la comunicación y para interactuar con las personas usuarias. Con ellos indicamos, por ejemplo, que hemos terminado de hablar o que esperamos una respuesta. Ofrecer la mano para saludar, o levantarla para “frenar” a nuestro interlocutor, o pedir el turno de palabra son gestos ilustradores frecuentes.
4. Gestos adaptadores
Los gestos adaptadores son aquellos movimientos que realizamos tocando nuestro propio cuerpo o manipulando algún objeto, como ajustarnos los puños de la camisa o llevarnos la mano a la boca. Están vinculados fundamentalmente al manejo de las emociones. Se incrementan con la tensión y el estrés -como los típicos tics nerviosos-. También nos sirven para controlar o disimular nuestro estado emocional, o para ayudarnos en la concentración.
5. Gestos manifestadores de afecto
Los gestos manifestadores de afecto también están vinculados a las emociones, pero se diferencian de los adaptadores por su papel en la socialización: nos sirven para comunicar a los demás nuestros sentimientos. Se aprecian fácilmente por las expresiones faciales que los acompañan, y por los movimientos de las extremidades superiores y la postura corporal de acercamiento.
En conclusión
Elevar la consciencia sobre los gestos que utilizamos nos ayudará a aprender a gestionar nuestra comunicación no verbal con más eficacia.
Podemos señala tres sencillas reglas para observarlos en nosotros mismos y los demás: no hacer interpretaciones peregrinas, obsérvalos de forma agrupada, busca su congruencia con las palabras, y ten siempre en cuenta el contexto en el que se producen
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