Atención centrada en la persona (ACP)
La atención centrada en la persona se basa en una visión holística de la persona, que tiene en cuenta sus necesidades, intereses, valores y preferencias y busca proporcionar una atención personalizada y adaptada a su situación particular. Esto implica una participación activa de la persona en su propio cuidado y en la toma de decisiones sobre su vida.
En el Centro de Referencia Estatal de Alzheimer y otras Demencias del IMSERSO, se promueve esta filosofía de trabajo para garantizar una atención de calidad y respetuosa con los derechos y la dignidad de las personas con demencia y sus familias.
La atención centrada en la persona implica una relación más cercana y personalizada entre los profesionales sanitarios y las personas con demencia, así como una mayor implicación y participación de las familias y cuidadores en el proceso de atención. Se busca conocer en profundidad la historia de vida de cada persona, para adaptar la atención a sus características y promover su bienestar y calidad de vida.
Se promueve un enfoque interdisciplinar, en el que se trabaja en equipo y se coordinan las intervenciones y los cuidados para proporcionar una atención integral y coherente. Además, se fomenta la formación y el entrenamiento del personal sanitario y de los cuidadores, para que puedan ofrecer una atención centrada en la persona y garantizar la calidad y la seguridad en la atención.
Principios de la ACP
1. Principio de autonomía
Tomar decisiones sobre su propia vida
Atender sus preferencias
Habilitar a la persona para sus propias elecciones
2. Principio de individualidad
Personalización y flexibilidad
Horario flexible
Habitaciones individuales - permiten personalizarla
Historia de vida - actuaciones significativa
3. Principio de independencia
Actuaciones para la prevención
Minimizar su situación de discapacidad o dependencia
Programas que abarcan cada una de las fases
Equipo interdisciplinar y valoración integral
Reuniones periódicas y seguimientos
4. Principio de integridad
Valorar a la persona de forma multidimensional
Tener en cuenta los aspectos biológicos, psicológicos y sociales
Valoración integral
Equipo multidisciplinar
5. Principio de participación
Tratamiento.
Plan de Atención Individual
PAI individualizado
Realización de pactos (acuerdos)
6. Principio de inclusión social
Participación y colaboración en su entorno
Interacción comunitaria
Programa de promoción de la autonomía e integración en el entorno (salidas culturales, artísticas…)
Valoraciones domiciliarias y de su entorno
7. Principio de continuidad de atención
Recursos adaptados a sus necesidades
Seguimientos después del alta en cualquiera de los programas
Informe de alta individualizado
La atención centrada en la persona focaliza su mirada en la singularidad de cada persona en situación de dependencia o con pluridiscapacidad como ser único e irreductible.
El proceso de singularización se lleva a cabo en el transcurso de su recorrido vital en interacción permanente con su entorno de vida personal, social y cultural, en un contexto histórico y temporal determinado donde predominan unas normas y valores sociales y culturales. La persona se construye biográficamente como una totalidad a partir de su herencia biológica, las primeras estructuraciones infantiles y los acontecimientos, previsibles y azarosos de su vida, en permanente interacción con su entorno.
¿Qué es el proyecto de vida?
El proyecto de vida es la forma que las personas tenemos de plantearnos nuestra existencia, para conseguir nuestras metas y deseos en relación a distintos ámbitos de desarrollo personal y social: el trabajo, la familia, la red social de apoyos y afectos, los intereses y aficiones, etc.
Los centros residenciales que atienden a personas dependientes, centros de día y otros equipamientos como servicios de vivienda en toda España todavía mantienen un modelo
muy institucional con gran rigidez
organizativa, con muchas normas,
horarios y protocolos poco
flexibles a los que las personas residentes o usuarias tienen que supeditarse. Su libertad
y sus decisiones en la vida cotidiana
pueden verse muy restringidas,
se hace lo que dicta el centro o prescriben
los profesionales.
Por otro
lado, la privacidad se ve dificultada
por el diseño de los centros (habitaciones
compartidas, salas comunes
donde pasan muchas horas, muchas personas, ociosas).
Las actividades, en ocasiones, aburridas, monótonas, y faltas de sentido, sin utilidad ni funcionales, a veces
incluso "infantiloides" en las que se usan materiales no adecuados a su edad cronológica y es "café para todos" .
Las denominadas actividades significativas o «plenas de sentido» tienen una especial relevancia en el bienestar de la persona y son pieza angular de la aplicación de este modelo. Las actividades miméticas, automatiza- das, infantiles, o carentes de sentido difícilmente provocarán la motiva- ción necesaria que se precisa para «movilizar» a la persona.
Los objetivos terapéuticos deben ser integrados en la actividad cotidiana y en las tareas que sean significativas para cada persona usuaria.
Lo significativo está relacionado, en primer lugar, con lo que a cada persona le importa o le interesa. Esto, a su vez, depende de la historia personal, de los hábitos y experiencias previas, de las motivaciones construidas a lo lar- go del tiempo, pero también de cómo los profesionales seamos capaces de presentar nuevas propuestas y generar nuevos intereses.
Además, lo significativo, tiene que ver con lo que socialmente es aceptado, lo que los demás ponen en valor, lo que supone una ayuda para otras perso- nas o lo que generalmente es reconocido de utilidad.
Las actividades tienen que ser empoderadoras
• La programación de las actividades debe realizarse desde los intereses de
las personas usuarias
. Para ello resulta imprescindible que éstas participen en la programación, además de contar con las aportaciones de las familias y de los profesionales de atención directa.
• Las actividades deben ser empoderadoras, es decir, pensadas para aumentar la competencia y la autonomía de las personas usuarias.
¿Qué son las actividades empoderadoras?
—Las que permiten a las personas elegir y decidir (sobre su participación, sobre lo que hacen o cómo lo hacen). Otorgan, por tanto el control de la situación y dan poder a quienes en ellas participan.
—Las que conducen a desempeños competentes haciendo que las personas
se perciban «capaces de».
—Las que visibilizan las capacidades y las fortalezas de las personas.
—Las que capacitan a las personas, las que fortalecen o desarrollan en ellas
nuevas habilidades.—Las que hacen percibir a las personas que lo que hacen es útil y tiene sentido.
—Las que son valoradas o puestas en valor por parte de otros.
Los centros residenciales y equipamientos destinados a prestar servicios a personas en situación de dependencia deben ser lugares
que permitan vivir y no solo
sobrevivir. Lugares que se adapten
a las personas, que hagan posible
vidas y un desarrollo con sentido y que ayuden
a seguir “vivos por dentro”.
¿Atención Centrada en la Persona
para cambiar las residencias?
Existen servicios de vivienda o modelos de alojamiento y vida
que ofrecen cuidados viendo personas
antes que enfermos, patologías, discapacidades o diagnósticos.
La Atención
Centrada en la Persona (ACP) es un
enfoque, ya desarrollado hace décadas en otros países más avanzados,
que proporciona cuidados para
las personas en situación de dependencia sin que
éstas pierdan control sobre su vida
y atención. Lógicamente no todo lo
que una persona desea es siempre
posible, pero la vocación es entenderse,
es partir de la escucha, del
reconocimiento del otro, del diálogo
para llegar a decisiones compartidas.
En el ámbito de las personas mayores, una apuesta frecuente desde la
ACP es reconvertir las residencias tradicionales, aprovechando lo existente,
en conjuntos de unidades de
convivencia pequeñas y hogareñas,
donde las personas mayores junto
con quienes les prestan cuidados pueden organizar
su vida diaria, decidiendo los
horarios, teniendo mayor flexibilidad
sobre lo que hacer y lo que no
hacer. En estos centros cada persona mayor residente decide cuándo se levanta, cuándo
se acuesta y cómo pasar el día .
Los cuidados y actividades se
acuerdan y personalizan.
Hay pocas
restricciones, solo las que tienen
que ver con proteger a las personas.
Las actividades tienen sentido
y no todos tienen por qué hacer
lo mismo a las mismas horas. Se huye
del “café para todos” y de las salas
repletas de personas “en fila”
aburridas o adormiladas con la tele
permanentemente encendida. Si la
persona tiene una demencia avanzada,
la familia y cuidadores buscan
las mejores opciones basándose en
su modo de vida previo y en lo que
en la actualidad le hace sentir bien.
Las familias son “aliados” imprescindibles
en el cuidado, siempre
que la persona mayor y la propia
familia así lo quieran.
Una de las confusiones más frecuentes
es pensar que la ACP solo se
puede aplicar a personas que están
bien y que conservan un buen estado
mental. Precisamente este enfoque
surgió en gerontologıá en el ámbito
de las demencias (Kitwood y
grupo de Bradford) hace ya varias
décadas. Las personas con demencia,
con apoyos, pueden y deben seguir
tomando decisiones en su día a día . Pero para ello precisamos de
entornos positivos que lo permitan.
Cuando la demencia está en una fase
muy avanzada, el ejercicio de la
autodeterminación se realiza de
forma indirecta, es decir, a través de
los demás, pero siempre desde la
perspectiva de la persona, teniendo
en cuenta su vida previa, sus valores,
ası ́como observando en el presente
sus emociones; es decir, lo que
en cada momento expresa y siente.
La ACP busca la atención personalizada
y ello es aplicable a cada uno
de los residentes de un centro, sea
quien sea y estécomo esté. Los estudios
muestran que los mayores beneficios
se obtienen con las personas
que tienen una demencia avanzada.
Estas tienden a quedar aisladas
en los servicios recibiendo una
atención meramente custodial. A
los profesionales y a los familiares
les resulta difıćil conectar con ellas.
La ACP ofrece un marco y técnicas
que les ayudan a verlas de otra manera,
a reconocerlas como personas
y a comunicarse con ellas. En la ACP
se destierra el “ahora ya no se entera”
En las dos últimas décadas se han
publicado distintos estudios que
concluyen mejoras en la calidad de
vida cuando se aplica la ACP. Como
acabo de decir, existe evidencia científica especialmente en los efectos
en personas con demencia. Los modelos
residenciales basados la ACP
reducen la agitación de estas personas
y sus alteraciones de conducta,
que en muchos casos no son otra
cosa que expresiones emocionales de malestar ante un entorno que no
cubre sus necesidades.
Además, las investigaciones realizadas
señalan resultados beneficiosos
también para las familias (mayor
satisfacción con la atención recibida
y mayor implicación en el cuidado)
y algo muy importante, beneficios
para los profesionales (mayor
satisfacción laboral y reducción del
estrés) y para las organizaciones
(se reducen conflictos, se disminuye
el absentismo laboral y aumenta
la ocupación del servicio). Estos son
datos muy importantes para los responsables,
públicos y privados, a la
hora de planificar servicios. Es triste
ver que en ocasiones se sigue haciendo
más de lo mismo cuando hay
evidencia que los modelos residenciales
tradicionales no son la mejor
opción, tanto en cuanto a su diseño
arquitectónico como a su organización
funcional.
“Nos estamos dando
cuenta de que lo que
hay necesita un giro
que ponga a las
personas mayores
en el centro de la
organización y decisiones”
La propia Organización Mundial
de la Salud en uno de sus últimos
informes sobre los servicios de salud
y los cuidados de larga duración
recomienda innovar en cuanto a los
servicios de larga duración para personas
mayores tomando como referencia
un modelo de atención
¿Cómo son las residencias en
los países más desarrollados?
Los países nórdicos fueron los primeros
en darse cuenta que lo que
había no valía . Hace ya bastantes
años que han dejado de construir
residencias tradicionales; es decir,
las que todavía , lamentablemente,
seguimos haciendo en España. Se
pusieron en marcha distintas iniciativas
vinculadas a políicas de vivienda
donde las personas pueden
recibir apoyos en casa y cuando se
hace necesario salir del hogar, se
opta por centros que se parecen a
una casa, tanto en su aspecto como
en su organización del día a día . La
clave es ofrecer atención profesional
en entornos hogareños. Esta trayectoria
también se ha seguido en
paı́ses como Holanda, Alemania,
Bélgica o Reino Unido. Por su parte
el movimiento norteamericano por
el cambio del modelo residencial,
denominado Culture Change Movement,
auspiciado por el gobierno
federal, estátransformando estructuras
de corte hospitalaria en viviendas
inspiradas en un enfoque
centrado en la persona
En España estamos empezando.
El interés es muy alto y creciente,
pero este desarrollo inicial requiere
compromisos por parte de las
administraciones públicas y de los
proveedores privados para que el
cambio real se produzca.
Afortunadamente vamos tomando
consciencia de que lo que tenemos,
sin negar las mejoras que en
los últimos 30 años se han producido
en cuanto a las condiciones materiales
de los centros y a la profesionalización,
es francamente mejorable.
Nos estamos dando cuenta de
que lo que hay necesita un giro que
ponga a las personas mayores realmente
en el centro de la organización
y de las decisiones. La calidad
no está solo en los metros cuadrados,
en los protocolos y en la ratio
de profesionales. Estas condiciones
deben estar inequívocamente vinculadas
a un modelo de atención y
gestión que ofrezca a las personas
vidas significativas y permita tener
control sobre sus cuidados.
Hay que destacar la iniciativa legislativa
llevada cabo en Castilla y León donde se ha aprobado una nueva
normativa de autorización y acreditación
en residencias y centros de
dıá s para apoyar estos modelos, impulsando
el modelo residencial que
se organiza en pequeñas unidades
de convivencia. También el Gobierno
Vasco o el ayuntamiento de Madrid
están abordando cambios normativos
y en las condiciones de concertación
de servicios. Otros gobiernos
autonómicos ahora están
en fase de elaboración de normativas
inspiradas en este enfoque de
atención. Es decir, se aprecia movimiento.
En cuanto a experiencias reales,
Fundación Matı́a (Paı́s Vasco) ha
sido pionera del cambio del modelo
en sus residencias y centros de dıá
en nuestro paıś , reconvirtiendo sus
residencias en unidades de convivencia,
proceso que se está realizando
con autenticidad y rigor. Sin
duda un referente que nos permite
ver que todo esto es posible y conocer
sus beneficios. Los centros de
mayores en Castilla y León, apoyadas
por la administración pública,
van también en este camino. La experiencia
en el centro Los Royales
(Soria) es otro ejemplo a destacar.
¿Cómo iniciar este cambio?
¿Esto es posible?
Cuando se parte de modelos altamente
institucionales es un proceso
largo y complejo. Pero es posible
como ası ́lo demuestran las iniciativas
que ya están funcionando. Recomiendo
visitar la Red “Modelo y ambiente”
de Fundación Pilares para la
Autonomı́a Personal, entidad que
apuesta por este nuevo paradigma
en los cuidados de larga duración,
donde se recopilan distintas experiencias
que avanzan hacia una atención
integral y centrada en la persona,
algunas de ellas muy interesantes.
Para liderar el cambio, lo primero
que es necesario es un claro compromiso
y liderazgo político y empresarial.
A la finalización del periodo de adaptación, y en función del resultado de la valoración positiva de dicha
fase, comienza la fase de atención integral continua.
La atención programada en la fase de adaptación,
en función de la evaluación de las necesidades y la
realización del PAI tiene continuidad hasta la finalización de la estancia de la persona usuaria en la residencia.
Es una fase evaluación de objetivos marcados y
ajuste de lo planificado en función de los resultados.
La atención integral continua se entiende
como aquella que tiende a la consecución de un modelo global de salud y bienestar, que deberá abarcar,
debidamente coordinados entre sí, los aspectos sanitarios, sociales, psicológicos, ambientales, convivenciales, culturales y otros análogos.
Este objetivo se articula mediante un enfoque
multiprofesional de la atención a la persona usuaria.
El modelo de atención biopsicosocial, el cual
puede complementar los factores psicológicos, sociales y culturales que abarca la Gerontología Psicosocial, con los factores biológicos que tienen lugar en la
vejez y el proceso de envejecimiento, permite tener en
cuenta la globalidad de la persona.
Este modelo tiene como objetivo principal proporcionar una serie de conocimientos centrados en
los diferentes factores que intervienen en la realidad
de la persona usuaria, grupo o comunidad: biológico,
psicológico y social.
En la vida de la persona usuaria existen una
serie de elementos inseparablemente relacionados
que, al variar en algo alguno de ellos, se ve alterada
también la dinámica de los demás y las relaciones
entre ellos.
La ACP no es solo cosa de
los profesionales. Si no hay compromiso
al más alto nivel, el proyecto
suele quedar en buenas prácticas
bien intencionadas pero aisladas.
Se necesita informar y comunicar
bien del cambio a todos los implicados
(familias, personas mayores,
profesionales, sindicatos). Hay que
buscar aliados e implicarlos, el proceso
debe ser participativo. Es imprescindible
la formación y el apoyo
a los profesionales. Una formación
que debe partir de la reflexión sobre
la visión de las personas mayores,
el cuidado y que ha de concretarse
en cambios en los modos de
estar y hacer. La planificación de lo
que yo he denominado “una ruta
propia” es indispensable, no vale “el
corto y pego” o pensar que con aplicar
un instrumento determinado ya
es suficiente. Todo ello requiere, en
la mayor parte de los casos de cambios
organizativos en los servicios.
Finalmente quiero apuntar la necesidad
de normativas autonómicas
que impulsen estas nuevas propuestas,
ası ́como sistemas de evaluación
que partan de esta nueva
mirada hacia la calidad.
No podría estar más de acuerdo con todo lo que comentáis. Hay que considerar la atención sociosanitaria de manera integral para así aportar mayor bienestar a los pacientes.
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