El lenguaje describe las especificidades de cada
grupo social y muestra sus concepciones en cada
momento. Con el lenguaje se expresa lo que está
escrito en la mente y lo que sentimos individual o
colectivamente. Todos los grupos sociales que han
salido o están en proceso de salir de situaciones de
desventaja social, han tenido que empezar por modificar el lenguaje que les perjudicaba. Por eso es tan
importante utilizarlo bien, usar en cada caso los
términos correctos.
Se debe prescindir del término “normal” en contraposición a “anormal”, ya que es muy difícil definir
cuál es el estado natural o normal del ser humano
dada la diversidad de su naturaleza.
En referencia al término “minusválido”, que etimológicamente significa “menos válido”, convendría hacer la siguiente reflexión: “Valer” significa “ser útil” y referido a personas supone tener más o menos mérito o inteligencia. Así pues, se puede afirmar que “minusvalía” es un término con connotaciones socia- les negativas y que supone una depreciación de la persona en todos los ámbitos de la vida. “Discapacidad” tiene su origen en un hecho concreto que supone no poder realizar determinadas funciones, pero no hay una disminución en la valía del sujeto.
Cualquier persona está capacitada para el
desempeño de ciertas funciones y, sin embargo,
puede no estarlo para el desempeño de otras.
Es un error sustantivar adjetivos como “discapacitado”, cuando deberíamos utilizar otros términos
menos absolutos poniendo la palabra “persona”
delante. Se debe decir “persona con discapacidad” y
evitar también las etiquetas genéricas para los
grupos de personas con discapacidad, como “los
sordos”, “los autistas”... Lo razonable es poner el
énfasis en las personas y no en las discapacidades.
Por lo que se debería decir “personas sordas”, “personas con autismo”...
Se utilizan los verbos o términos negativos como
“sufre esquizofrenia”, “padece sordera”, “afligido
por”, “afectado por polio”, “víctima de”, etc. Estos
términos proceden de la presunción de que una
persona con una discapacidad sufre o experimenta
una disminución en su calidad de vida, cuando no en
todos los casos es así, por lo que es menos negativo
utilizar el verbo “tener”; por ejemplo: “tiene una
distrofia muscular”.
Se utilizan eufemismos condescendientes como “personas diferentes”, “con problemas físicos”, “física-
mente limitados”, “invidentes”, y diminutivos como
“sillita” o “carrito” para referirse a la silla de ruedas,
o “taca taca” para definir un andador. Todos
estos términos impiden mirar a la discapacidad de
frente. Lo correcto sería hablar de “personas con “Discriminación positiva” resulta un término negativo discriminación). Se debería decir “acción positiva”.
De igual manera, el término “gasto social” tiene
connotaciones negativas (gasto). Se debe decir
“inversión social”.
En la legislación española aún persisten términos
referidos a la discapacidad que resultan peyorativos,
pero el hecho de que se denominen de esta manera
no quiere decir que sean correctos y no sea necesaria
su modificación por otros que aporten un aspecto
positivo y, por tanto, favorezcan la participación
social de las personas con discapacidad. En este
sentido, hay que tener en cuenta que es muy difícil
designar con un solo término, de forma simplista, los
conceptos a los que hacen referencia y convendría
evitar la tendencia a la economía del lenguaje
utilizando las expresiones correctas.
El término “incapacidad permanente” que se adjudica a un trabajador víctima de una enfermedad profe-
sional o accidente laboral, lo que le impide trabajar en su profesión habitual, define a dicho trabajador
como “incapacitado” (“no capaz”).
“Invalidez”, que administrativamente define y justifi-
ca, por ejemplo, la concesión de una pensión por
motivos de salud, define a la persona como “no
válida”. discapacidad física” o “personas ciegas”, de “silla de
ruedas” o de “andador”.
Es generalizado el uso del término “discapacitado
psíquico” para referirse a personas con discapacida-
des muy distintas, como la discapacidad intelectual y
la enfermedad mental. Mucho mejor si especificamos
de qué discapacidad se trata dentro de su colectivo
(persona con Síndrome de Down, niño con autismo,
persona con esquizofrenia, etc.).
Otro término incorrecto es “sordomudo”. Puede ser
que debido a la sordera, algunas personas no articu len bien las palabras o no modulen adecuadamente
la voz, pero la mayoría no tienen ninguna discapaci-dad para hablar. Se debe utilizar “personas sordas” o
“personas con discapacidad auditiva”.
Comentarios
Publicar un comentario