Sobre cuidadores informales y las consecuencias del cuidado


Las personas dependientes necesitan un cuidado, ¿pero qué es cuidar? Se entiende por cuidar proporcionar ayuda a personas dependientes de manera que sientan que sus necesidades físicas, sociales y afectivas están cubiertas.

La actividad de cuidar tiene lugar desde diferentes espacios: residencias y centros de día (públicos, concertados o privados), la familia (hijos, padres, hermanos, entre otros), los amigos, los vecinos y organizaciones no gubernamentales. Además el tipo de cuidado está relacionado con las características de la persona cuidada, con las personas que lo proveen y por último, por el contexto en el que tiene lugar el cuidado. 

Según la Organización Mundial de la Salud (1999), los cuidados de larga duración son llevados a cabo mayoritariamente por cuidadores informales (familiares, amigos o vecinos), profesionales (sanitarios) o por ambos, con el objetivo de que la persona mayor dependiente pueda tener la mejor calidad de vida posible, atendiendo siempre a sus preferencias individuales, a la autonomía y por último aunque no menos importante, a la dignidad humana. 

La Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia define los cuidados no profesionales como “la atención prestada a personas en situación de dependencia en su domicilio, por personas de la familia o de su entorno, no vinculadas a un servicio de atención profesionalizada”

Se denomina cuidador principal a la persona que asume la responsabilidad en la atención, apoyo y cuidados diarios de cualquier tipo de persona enferma, con discapacidad, en situación de dependencia. Es quien además le acompaña la mayor parte del tiempo y quien, aparte del enfermo/a, sufre un mayor peligro de agresión sobre su salud, convirtiéndose en sujeto de alto riesgo (Adaptado de Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, SEGG). 

El cuidador principal suele definirse como aquel individuo que dedica la mayor parte del tiempo, medido en número de horas al día, al cuidado de dicho enfermo y que ha realizado las tareas de cuidado durante un mínimo de 6 semanas.

Diversos estudios han puesto en evidencia que ser cuidador principal puede traer consigo problemas en el ámbito laboral, económico, problemas en la esfera familiar, social, en la salud y en lo psicológico

1. ¿Cuáles son las consecuencias que el cuidado tiene en el ámbito laboral del cuidador/a principal?
2. ¿Qué ocurre en el ámbito familiar del cuidador/a principal?
3. ¿Qué consecuencias tiene el cuidado en sus relaciones sociales, ocio y tiempo libre?
4. ¿Qué ocurre con la salud física del cuidador/a principal?

5. ¿Y en su estado psicológico?


  • Entre las consecuencias que puede tener el cuidado en el ámbito laboral destaca que las personas cuidadoras tienen que organizar su vida en función de la persona cuidada, es decir, tienen que organizar su horario personal y laboral para poder compaginar el trabajo dentro y fuera de casa. Además algunos cuidadores llegan a abandonar sus trabajos, afectando esto al ámbito económico. 
  • En el ámbito familiar, la tarea de cuidar es una fuente de estrés y malestar emocional, no solo para el cuidador principal, sino también para la familia, puede haber desacuerdo por el cuidado, problemas conyugales o tensión con los hijos. 
  • el ámbito social también se puede ver afectado, ya que ser cuidador principal conlleva mucho tiempo de trabajo, disminuyendo el ocio y el tiempo libre. 
  • En el ámbito de la salud, pueden darse consecuencias graves como: contracturas, problemas al caminar, dolor crónico, síntomas digestivos, cansancio...
  • Entre las consecuencias psicológicas que puede tener el cuidado destaca el malestar emocional, pudiéndose manifestar como: sobrecarga, sentimiento de culpa y soledad, frustración, negación de sentimientos, ansiedad y/o depresión.
Aunque son muchos los estudios que hablan de las posibles consecuencias negativas que el cuidado puede tener en el cuidador, no debemos olvidarnos de las consecuencias positivas que también puede tener, como el bienestar emocional, el sentido de la coherencia, la calidad de vida, la satisfacción con el cuidado, el crecimiento personal, la sensación de control y la gratificación.

En España, los estudios del IMSERSO han mostrado que el cuidador principal suele ser una mujer (83%), ama de casa, con una edad aproximada de 52 años, y en el 54% de los casos suele ser la hija o cónyuge (16%). Cuando la persona dependiente es un hombre, el 41,5% del cuidado recae sobre sus cónyuges y 22,7% sobre sus hijas. En cambio, cuando son las mujeres las dependientes, son las hijas (44,2%) las 5 que se encargan de la tarea de cuidar y en segundo lugar sus cónyuges. El 59% de los cuidadores informales no había completado sus estudios primarios e incluso el 65% no tenían estudios. Pero estudios más recientes han mostrado que un 85% de los cuidadores informales han completado sus estudios primarias e incluso muchos de ellos poseen carreras universitarias.

La escala de Zarit es una herramienta para medir el nivel de carga en las labores del cuidador y así prevenir posibles condiciones de salud derivadas de una labor excesiva.

Consiste en una tabla con 21 preguntas cuyos resultados se suman en un puntaje total (máximo 84 puntos).

El resultado clasifica al cuidador en:

Las personas cuidadoras cumplimentan el test para que evalúen en qué etapa se encuentran y puedan buscar soluciones oportunamente.

Es muy fácil, se les invita a leer cada párrafo y se les pide que indiquen con qué frecuencia se sienten así. No existen respuestas acertadas o equivocadas, ya que éstas dependen de su experiencia. 


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