Características:
Para ser efectiva, la sobrecorrección necesita cumplir cuatro
características:
• La restitución y la práctica positiva deben estar topográficamente relacionadas con la
conducta desviada.
• Deben realizarse inmediatamente después de la conducta desviada.
• Su duración debe ser algo larga. Constituyen un "tiempo fuera" para los refuerzos,
durante el cual la persona no puede ocuparse de otras actividades reforzantes.
• Deben ser activamente ejecutadas por la persona. El trabajo y el esfuerzo requerido
está pensado para ser molesto y servir como un hecho aversivo.
Existen dos formas de sobrecorrección:
1. Sobrecorrección restitucional: a la persona se le exige hacer una restitución de su
conducta inapropiado corrigiendo la situación y restaurando el ambiente. (Por
ejemplo, corregir las alteraciones que causan en el ambiente, cuando, por ejemplo,
tiran las mesas y sillas, desordenan armarios ... )
2. Sobrecorrección por práctica positiva: el énfasis se sitúa en la práctica extensiva de
conductas positivas, que son físicamente incompatibles con la conducta
inapropiada.
Este tipo de método ha sido utilizado con éxito para la supresión de conductas
autoestimulatorias.
Ejemplo:
Una persona usuaria del centro sociosanitario, en un impulso agresivo, da una patada a una papelera de la sala y tira su contenido al suelo. La restitución consistiría en hacer que recoja el contenido de la papelera y limpie el suelo en el caso de que se haya ensuciado. La práctica positiva implica enseñar a la persona a realizar la conducta correcta: utilizar la papelera para tirar la basura y no para descargar la rabia.
Azrin, Kaplan y Fox publicaron en 1973 una investigación sobre la
utilización del método de la "sobrecorrección por práctica positiva para el tratamiento de conductas autoestimulatorias".
Este método se basa en el principio de sobrecorrección, el cual supone que los síntomas
pueden tratarse mediante la práctica de los ejercicios necesarios para su inversión cada vez
que éstos aparezcan. Se demostró que el método era más efectivo que el castigo físico, la
extinción social o el reforzamiento, por la no emisión de estas conductas (DRO).
El procedimiento consiste en pedirle al sujeto que mueva aquella parte del cuerpo utilizada
en su autoestimulación, únicamente según instrucciones, en vez de hacerlo cuando él
quiera, y la forma de los movimientos ha de ser opuesta a la estereotipia original, con
repetidos cambios de postura.
Así, a los sujetos que se mantenían ocupados en balancear la cabeza se les exigía -mediante
instrucciones y guía manual- mantener la cabeza en cada una de las tres posturas: hacia
arriba, al frente y hacia abajo.
A aquéllos que mecían su cuerpo se les pedía mantener los hombros en dos posturas:
hombros hacia adelante, lejos de la silla, y hombros hacia trás, pegados al respaldo.
A los que hacían movimientos de manos, colocándolas delante de los ojos, o aleteaban los
dedos sobre trocitos de papel, se les pedía colocar las manos en tres posturas sucesivas:
manos sobre la cabeza, brazos y manos extendidas en cruz y manos pegadas al cuerpo con
los brazos hacia abajo.
Los movimientos del pulgar y demás dedos, como enrollar un trocito de papel o hacer
bolitas, requerían inmediatamente las posturas: manos alejadas una de otra, manos juntas.
Al comenzar la aplicación de este sistema, cada vez que el niño manifestaba una conducta
autoestimulatoria, el instructor le daba las instrucciones posturales adecuadas. Cada postura
debía ser mantenida durante treinta segundos, teniendo todo el proceso una duración de
veinte minutos.
Cuando la persona mostraba menos de dos episodios autoestimulatorios durante la sesión del
día anterior, la duración del ejercicio disminuía de veinte a diez minutos y posteriormente a
cinco y dos minutos, sustituyéndolo finalmente por simples llamadas de atención durante
los días posteriores.
Este sistema se inserta en un programa de refuerzo combinado: la prsona es reforzada al
ocuparse en actividades dirigidas hacia el mundo exterior, además de aplicársela la
sobrecorrección postural cada vez que manifiesta una conducta autoestimulatoria.
Los análisis de las conductas de los sujetos en la investigación que nos ocupa indican que un
programa combinado de este tipo redujo la autoestimulación al menos un 85 por 100 en
ocho de los nueve sujetos durante la primera semana, y a la tercera semana, un 90 por 100
para los nueve sujetos.
Un método alternativo
Azrin y Wesolowski experimentaron con buenos resultados un método alternativo al de
refuerzo-sobrecorrección, al que denominaron "refuerzo interrupción".
El problema de las conductas autolesivas puede requerir algún grado de aversividad, pero la
autoestimulación no lesiva no daña ni al individuo ni a los que le rodean, por lo que todos los
esfuerzos deben estar puestos en reducir la aversividad de los métodos de entrenamiento
para reducir la autoestimulación.
Con el fin de reducir el trabajo y la aversividad de la ayuda manual de la sobrecorrección
postural, el procedimiento de este otro método requiere simplemente que el sujeto,
sentado, descanse las manos sobre su regazo o sobre la mesa y sólo durante dos minutos, en
vez de mover las manos y brazos en distintas posiciones durante veinte minutos.
Esta postura que se exige es prácticamente incompatible con movimientos de brazos, dedos,
manos y cuerpo y de llevarse cosas o partes del cuerpo a la boca. Esta respuesta contingente
de interrupción sirvió para los mismos propósitos que la sobrecorrección postural:
interrupción del refuerzo para la autoestimulación, práctica de respuesta incompatible e
interrupción y posposición de refuerzos originados por otras causas.
La aversividad de este método debe ser mínima, ya que el esfuerzo y la ayuda natural que se
requieren son escasos. Además, como a los períodos de autoestimulación se asocia un
estado de tensión elevado, el período de calma que se exige debería ser algo incompatible
con el estado de autoestimulación.
Ejemplo:
Una persona usuaria del centro sociosanitario, en un impulso agresivo, da una patada a una papelera de la sala y tira su contenido al suelo. La restitución consistiría en hacer que recoja el contenido de la papelera y limpie el suelo en el caso de que se haya ensuciado.
La práctica positiva implica enseñar a la persona a realizar la conducta correcta: utilizar la papelera para tirar la basura y no para descargar la rabia.
Ejemplo:
Una persona usuaria del centro sociosanitario, en un impulso agresivo, da una patada a una papelera de la sala y tira su contenido al suelo. La restitución consistiría en hacer que recoja el contenido de la papelera y limpie el suelo en el caso de que se haya ensuciado.
La práctica positiva implica enseñar a la persona a realizar la conducta correcta: utilizar la papelera para tirar la basura y no para descargar la rabia.
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