Los trastornos de la deglución son una enfermedad que ha ido aumentando su prevalencia a lo largo del tiempo, debido al incremento de la esperanza de vida mundial y a los avances médicos que han reducido la mortalidad de algunas afecciones. La disfagia es la dificultad para tragar alimentos sólidos, líquidos o incluso la propia
saliva. La disfagia y los trastornos de deglución, suponen un importante problema de salud, especialmente en las personas con enfermedades neurodegenerativas, en relación a la malnutrición, riesgo de deshidratación, pérdida de peso, deterioro funcional y miedo a comer o beber que supone para la persona con disfagia, el cuidador principal y los profesionales que le acompañan o ayudan en la alimentación.
¿Cómo podemos identificarla?
Prestando atención a las siguientes señales de alarma:
• Tos y atragantamientos frecuentes
• Le cuesta manejar la comida en la boca o mastica con dificultad
• Come mucho más despacio de lo que acostumbraba
• No puede controlar la saliva y se le cae con frecuencia
• Necesita tragar en varias veces una pequeña cantidad
• Sufre sofocos durante la comida
• Quedan restos de alimentos en la boca después de la deglución
• Se observa hemiparesia facial
• Rechaza ciertos alimentos que antes comía bien
• Presenta infecciones respiratorias repetidas
• Pierde peso
Comer no es un proceso fácil. Para la mayoría de las personas, es un acto automático
que no requiere ningún esfuerzo. Sin embargo, se trata de un proceso muy complejo.
Cuando comemos lo realizamos en cuatro fases:
1. Fase preparatoria oral: es el momento en el que introducimos la comida en la
boca, la mezclamos y desmenuzamos con la saliva formando una masa llamada
“bolo alimenticio”. Necesitamos una buena coordinación de la lengua, los
labios, las mejillas y la mandíbula.
2. Fase oral: la lengua recoge el bolo alimenticio, lo empuja contra el paladar y
lo lanza hacia la laringe.
3. Fase faríngea: esta es la fase más delicada. El reflejo de la deglución lanza el
alimento a la laringe. Para no atragantarnos, tendrán que funcionar bien estos
tres mecanismos: el cierre de la glotis, la elevación de la laringe y el hueso
hioides, y el reflejo que ayuda a expulsar cualquier partícula de las vías
respiratorias. Los líquidos en esta fase son problemáticos ya que discurren a
una mayor velocidad.
4. Estadio esofágico: el bolo alimenticio se mueve por contracciones desde el
final de la laringe hasta llegar al estómago.
Consejos prácticos
Condiciones del entorno:
• El lugar adecuado para comer ha de ser un ambiente tranquilo, sin ruidos ni
distracciones
• La persona encargada de dar de comer ha de mostrar calma y seguridad,
sentándose frente a la persona con disfagia y a la misma altura, anticipando con
palabras lo que le va a dar de comer y enseñándole el contenido
• En la medida de lo posible hay que dejar que coma sola, bajo supervisión
• La hora de las comidas ha de ser siempre la misma, evitando horas de cansancio
y somnolencia
• Intentar que la duración de la comida no sea superior a 30 – 40 minutos
Higiene bucal
• Tener limpia la boca es esencial para mantener hidratada la mucosa, para
estimular la salivación y para evitar que el alimento se pegue a la boca.
Postura
• Se la persona está encamada, la incorporaremos para comer a 60 u 800
• Si puede permanecer sentada, la colocaremos con una correcta alineación de
cabeza y tronco
• Después de cada comida, antes de tumbarse, es recomendable que permanezca
sentado o incorporado durante 15 minutos para evitar posibles aspiraciones
Maniobras para la deglución
• la más utilizada es la maniobra de “descenso de barbilla”, a la hora de tragar
hay que bajar la barbilla hacia el pecho. De esta forma protegemos el paso del
alimento a los pulmones
Modificaciones en la dieta
La deglución se facilita introduciendo algunas modificaciones en los alimentos.
• La consistencia de los alimentos
Es más fácil tragar consistencias homogéneas que se humedecen fácilmente y que se
deslizan sin esfuerzo (cremas, pures, yogur, natillas, compota, queso de burgos…)
• La viscosidad de los líquidos
Las distintas viscosidades con las que trabajamos son ( test MECV – V): puding, miel,
néctar y líquidos finos.
Los líquidos son problemáticos para las personas con disfagia. Es por ello que
aumentar la viscosidad es de gran ayuda. En muchos casos habrá que recurrir al
espesante o al agua gelificada para poder lograr la adecuada viscosidad)
• Volumen
El médico nos orientará sobre el volumen que debemos administrar. La medida
“cuchara” es la más empleada.
• Sabor y temperatura
Es conveniente trabajar con sabores intensos y con contrastes de sabores como por
ejemplo dulce – salado o ácido – amargo.
Si puede beber líquidos finos, se recomienda que tengan sabor (agua con unas gotitas
de limón) y en algunos casos gas.
Alternar alimentos fríos y calientes estimula la deglución
• Cubiertos
Existen gran variedad de instrumentos adaptados tanto para sólidos como para líquidos
• Otras vías de alimentación
En caso de graves riesgos en la deglución, se valorará la conveniencia de alimentar a
la persona mediante sistemas que llevan el alimento directamente al estómago: sonda
nasogástrica o gastrostomía.
El método de exploración clínica volumen-viscosidad MECV – V.
Es un método sencillo y seguro. Consiste en utilizar bolos alimentarios de 3
viscosidades diferentes (néctar, líquido y pudin) y tres volúmenes diferentes (5 ml,
10ml y 20 ml). Se evalúan los signos de disfagia en la deglución en un orden progresivo
de dificultad. Todo ello bajo la monitorización mediante un pulsioxímetro para
detectar las posibles aspiraciones silentes y aportar más seguridad a la prueba.
Además de aportar información sobre cuál es el volumen y la consistencia que maneja
el usuario con más seguridad permite establecer una dieta segura; también ayuda a su
médico a seleccionar los usuarios que deben ser estudiados a través de pruebas
complementarias.
Enlaces de interés:
https://www.imserso.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/402017002_guia_nutricion_perso.pdf
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