Agnosias

Existen agnosias que afectan a procesos muy específicos y complejos relacionados con un sentido.

La agnosia, entre otros, dificulta o impide que la persona sea capaz de reconocer los rostros (prosopagnosia), los objetos, el entorno o las palabras escritas.

Por ejemplo, la persona con agnosia cuando ve a un miembro de su familia piensa que es un extraño. A veces, cuando se mira al espejo no reconoce su propia imagen. En otras ocasiones, como cree que es mucho más joven de lo que realmente es, se siente muy confundido al observar que su cónyuge es mucho mayor.

Estas situaciones desencadenan distintos comportamientos. Un padre puede confundir a su hija con su esposa y le puede hacer caricias impropias de esa relación. O puede agredir a su yerno, porque se ha encontrado un desconocido en el pasillo que se acerca a ella.

Sin embargo, a veces, esta situación se puede reconducir cuando la persona con agnosia escucha una voz familiar o tranquila, cuando observa cómo se comporta con ella, ...

En algunos casos, puede que la persona no pueda reconocer o señalar partes de su cuerpo Incluso, puede perder la capacidad de distinguir entre la derecha y la izquierda.

Algunas recomendaciones en el acompañamiento:

  • Identificar y mostrar las fotografías de los familiares y amigos puede ayudar a que la persona con agnosia termine identificando a esa persona.
  • Cuando vayas a presentarte, no comiences preguntándole quién eres. Dile, por ejemplo: “Hola. Soy Sara, tu cuidadora, y he venido a verte para pasar la tarde contigo”.
  •  Si no es capaz de reconocerse en los espejo, retíralos o cúbrelos o expresale cada vez que se vea en él lo hermosa o guapa que le ves.
  • Si te sorprende con un comportamiento inadecuado porque cree, por ejemplo, que eres es su esposa, puedes reconducir la situación dirigiendo su atención hacia otra actividad. Le puedes hacer, por ejemplo, una pregunta sobre cualquier tema, puedes encender la televisión u ofrecerle algo de comer o de beber. También le puedes invitar a dar un paseo o a realizar una actividad que le guste especialmente.
  • Si lo que no ha identificado es un objeto, puedes mostrarle para qué sirva antes de que tenga que utilizarlo. Por ejemplo, le acercas un cepillo de dientes, pero antes le demuestra cómo se utiliza.


En la anosognosia la persona no es consciente te del déficit que está experimentando. Hay personas con daño cerebral adquirido con el cuerpo paralizado que niegan que tengan un problema motor; o con Alzheimer que hacen planes para recuperar el coche y volver a conducir.



La simultanagnosia impide que la persona sea capaz de ver  más de un objeto a la vez. Por ejemplo, cuando se le muestra un mesa puesta con todos los cubiertos y la comida servida, la persona dice que solo ha visto un único cubierto. Por ejemplo, un cuchillo.

Las personas con agnosia pueden tener también dificultades o imposibilidad para reconocer o diferenciar los sonidos. Este trastorno puede impedirle diferenciar los sonidos ambientales o las palabras habladas o la música. Puede escuchar a un gato maullando y pensar que un bebé está llorando.

En otras ocasiones, la persona es incapaz de procesar palabras específicas, a pesar de que es capaz de hablar, de escribir o de leer.

En otros tipos de agnosia la persona no es capaz de identificar un objeto mediante el tacto. Por ejemplo, si busca las llaves en su bolsillo y las toca no es capaz de identificarlas. Y, sin embargo, algunas personas son capaces de describir ese objeto verbalmente o reconocerlo en una imagen. Estas personas pueden ayudarse a reconocer esos objetos apoyándose en otros sentidos, como la vista o el olfato.

La agnosia, puede provocar, a la hora de comer, un cambio en los gustos de esa persona. Estos cambios pueden confundir mucho al cuidador/a, acostumbrado a que a la persona le gusten unos determinados platos.

Hay cinco sabores básicos a los que la lengua es sensible: amargo (café, cacao), dulce (azúcar, caramelo), salado (sal), ácido (limón, yogur) y umami (sabroso en japonés; el umami es un sabor sabroso pero que no llega a salado y en el que están incluidos los tomates, los esparrágos, el queso y los champiñones, entre otros).

Los investigadores han encontrado que las personas con demencia tienen problemas para identificar los sabores. Algunos personas parecían que habían perdido la capacidad de recordarlos  o un sabor prevalecía sobre los otros, como el dulce.

  • Lo mejor, en este tipo de situaciones, es que el cuidador dé a probar distintos alimentos al paciente para averiguar con cual de ellos todavía disfruta.

En otros tipos de agnosia la  persona no puede identificar y clasificar los olores. Este déficit puede impedir que la persona con residente no sepa, por ejemplo, que la comida está en mal estado y se empeñe en comerla. O que no quiera cambiarse de ropa a pesar de que su vestido huela mal.

  • En este tipo de situaciones, los expertos recomiendan evitar enfadarse, tratar de convencer o enfrentarse la persona. Si la comida, por ejemplo, está en mal estado, se puede probar a cocinarle un plato que le guste, en vez de decirle que lo que pretendía comerse está malo. Podemos decirle algo así: qué te parece si te doy hoy ese pollo que te gusta tanto”.

En cuanto a la ropa, podemos optar por animarle a ponerse ese vestido con el que está tan guapa o con el que se siente especialmente cómoda, en vez de decirle que su ropa está sucia y huele mal. De esta manera evitamos que se sienta incómoda o humillada por nuestro comentario.

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