El trastorno mental como factor de aparición y mantenimiento del sinhogarismo.

Las personas sin techo, las que pasan la noche y el día en las calles de las ciudades, ponen cara a las  formas más visibles y crudas de la exclusión residencial. La crudeza de su situación es la punta del  iceberg de la vulneración del derecho a una vivienda digna que sufren miles de personas que viven  en infraviviendas o en situaciones de alta vulnerabilidad habitacional sin expectativas de construir  un hogar (Sales, 2016). 
La definición más aceptada de persona sin hogar, es la otorgada por la Federación de  Asociaciones Nacionales que Trabajan a Favor de las Personas Sin Hogar (FEANTSA, 2019),  y sería aquella persona, incapaz de acceder y mantener un alojamiento adecuado y personal por  sus propios medios o con la ayuda de los Servicios Sociales, o aquellas que viven en  instituciones como hospitales y cárceles pero que no tienen un alojamiento personal al que ir a dormir y, las personas que viven en alojamientos inhumanos o en situación de hacinamiento  (FEANTSA, 2017)

Si bien no hay un concepto universal estandarizado de persona sin hogar, en Europa existe un  amplio consenso, aunque no oficial, en usar la categorización denominada ETHOS (European  Typology on Homelessness and Housing Exclusion), propuesta por la Federación Europea de  Asociaciones Nacionales que trabajan con Personas Sin Hogar (FEANTSA en sus siglas en  inglés). La clave de dicha categoría es la exclusión de vivienda digna, en base a la cual identifica  trece perfiles diferentes agrupados en cuatro tipos generales.
El sinhogarismo es un problema social extendido en mayor o menor medida en todas las sociedades 
desarrolladas, se encuentra vinculado a entornos urbanos y, especialmente, a las grandes ciudades y 
representa una de las manifestaciones más extremas de la exclusión social. El sinhogarismo −entendido como el proceso que lleva a una persona a no disponer de un hogar− es una realidad compleja, no sólo porque detrás de ella existen factores de riesgo y desencadenantes de carácter estructural, institucional, relacional y personal, sino también porque se trata de un fenómeno particularmente dinámico y variable. Es por esta razón que el fenómeno de las personas sin hogar resulta, en el ámbito de las políticas sociales, uno de los más difíciles de cuantificar y de caracterizar.

El sinhogarismo es, por tanto, un reto social y un problema estructural que, tras las diferentes crisis  económicas, afecta a miles de personas en todo el mundo. Cada año el número de personas que  se encuentran sin hogar aumenta considerablemente, lo que permite ver la importancia de este  problema para la sociedad. Se ha encontrado que en el sinhogarismo median multitud de  factores sociales e individuales. En el presente artículo se analiza como la esquizofrenia o el trastorno por consumo de  alcohol son desencadenantes de la estigmatización que sufren las personas sin hogar, con el  fin de evaluar los actuales programas de intervención.

Las investigaciones hacen mención de ciertos factores que pueden afectar a las personas sin hogar; las predisponen o cronifican su situación de sinhogarismo, como son: 
  • la relación consumo de alcohol – salud mental y,
  • los trastornos como la depresión o la esquizofrenia. 
Los trastornos se ven potenciados por la falta de apoyos sociales y familiares, la falta de recursos para acceder a un tratamiento adecuado, y, sobre todo, por la constante sensación de inseguridad y miedo que da lugar la falta de integración y desprotección ante la violencia que supone el vivir en la calle. 

El sinhogarismo, tras las diferentes crisis  económicas, afecta a miles de personas en España. Concretamente, según las estadísticas  del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2012 había un total de 22.938 personas  sin hogar en España. Sin embargo, estos datos han cambiado con el tiempo, aunque el INE no  ha actualizado los datos debido a que no se ha vuelto a realizar la Encuesta de Personas Sin  Hogar que contabiliza el total; sí que se actualizó en el año 2015 la Encuesta sobre centros y  servicios de atención a personas sin hogar, en la que se estimó que el número medio de personas  alojadas diariamente en centros de atención a personas sin hogar fue de 13.645 (INE, 2015)


La complejidad del sinhogarismo viene dada por ser un fenómeno estrechamente relacionado con 
  • factores de riesgo estructurales como: la pobreza o un sistema de protección social deficiente, y
  • con factores de riesgo individuales como, por ejemplo, problemas de salud mental o maltratos graves en la infancia (Calvo, et al., 2021). 
Entre estos factores, señalaremos como foco de este post  los problemas de salud mental que pueden sufrir las personas sin hogar. 

Las personas sin hogar tienen derechos y es necesario recordar que se debe garantizar que puedan ejercerlos con efectividad. Estar en esa situación de pobreza y exclusión  extremas apela al derecho de las personas a ser protegidas por los poderes públicos frente a  las consecuencias que genera.  A mi juicio, no es preciso crear un marco normativo específico sino simplemente aplicar aquellos  principios ya establecidos en las normas fundamentales universales, de la Unión Europea y de  España, tal como están establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos  (DUDH), la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (CDFUE), la Carta Social  Europea (CSE) y la propia Constitución Española (CE). 

Ese marco fundamental reconoce unos derechos que afectan vitalmente a las personas sin  hogar: derecho a la “seguridad de vida”, derecho de vivienda, derecho a la protección de la  salud y ayuda social. 
 
Derecho a la seguridad de vida 
El derecho de las personas sin hogar a la seguridad de vida, a que se garantice su existencia y a  la integridad física y psíquica es el primer derecho que en las estrategias públicas se debe garantizar, movilizando la acción de poderes públicos, sociedad civil y toda la población. 

La erradicación del sinhogarismo supone en primer lugar, defender la vida allí donde está más  amenazada: aquellas personas y familias que por falta de vivienda, medios mínimos y  capacidades sociales tienen altas probabilidades de pasar día y noche en la calle, vulnerables a  accidentes, enfermedades y violencia, con una alimentación precaria, vestido mínimo, pérdida  de pertenencias o en peligro, apenas recursos para la movilidad y comunicación y una  integridad psicológica muy difícil de sostener en tan dramáticas condiciones. 

Derecho a la vivienda 
El principal pilar de la acción para superar el sinhogarismo ha de ser evitar la pérdida de la  vivienda. Comenzar por la seguridad que ofrece la vivienda no sólo es el mejor modo de  garantizar la integridad física y psicológica de la persona sino que ahorra costes, impulsa la  autoestima, expectativas y voluntad de la persona sin hogar y permite una acción pública y ciudadana más cohesionada y eficaz. 

La Constitución Española en su artículo 47 establece el derecho a la vivienda “digna y  adecuada” y establecer las condiciones para que las personas puedan ejercerlo efectivamente. 

Derecho a la protección de la salud y ayuda social 
Todo el marco normativo de mayor valor jurídico que España ha asumido proclama y garantiza 
el derecho a la protección de la salud, la asistencia médica y la ayuda social. 

Respecto al derecho a la protección de la salud, está garantizado de manera incuestionable  debiéndose establecer los mecanismos para su ejercicio efectivo para toda la población. Y en  cuanto a la ayuda social, se parte de la base de que la garantía de la vida requiere recursos  económicos mínimos que desde las administraciones públicas deben garantizarse para  aquellas situaciones de extrema precariedad.

Trastornos mentales y sinhogarismo
Las investigaciones en psicología destacan el impacto en la salud la falta de vivienda en las personas, siendo las personas sin hogar quienes más probabilidades tienen de experimentar problemas de salud física y mental (Hodgetts, et al., 2014). La falta de vivienda a menudo es producto de rupturas de relaciones y falta de recursos económicos que conducen a la pobreza rompiendo así la esfera más íntima de la persona que acaba encontrándose en una situación de exclusión extrema que favorece la aparición de trastornos mentales. 

Concretamente, según los datos de la encuesta a personas sin hogar efectuada por el INE en 2012, el 16,6% de las personas sin hogar, manifestaba tener trastornos mentales. 

Los problemas de salud mental que se pueden encontrar dentro del colectivo de personas sin hogar son muy variados, siendo los más comunes la esquizofrenia y la depresión mayor, con una tasa entre un 4% y un 13% y entre un 2% y un 20% respectivamente (Médicos del Mundo, 2021). 

No obstante, estos no son los únicos. Investigaciones realizadas por Rodríguez-Pellejero, et al., (2017) y Médicos del Mundo (2020) encontraron una mayor incidencia de trastornos de personalidad y de abuso de sustancias y alcohol en personas sin hogar, así como la presencia de trastorno bipolar y estrés postraumático. 

Además, entre las personas sin hogar con trastornos mentales, son las mujeres quienes presentan mayor incidencia (INE, 2012). 

En cuanto a la patología dual, se ha encontrado una gran comorbilidad entre la enfermedad mental y el consumo de alcohol en las personas sin hogar. Esta comorbilidad supone una dificultad en el diagnóstico y el tratamiento. Asimismo, da lugar a una mayor vulnerabilidad y riesgo de exclusión social en las personas que lo padecen, pudiendo constituir un factor precipitante para la situación de sin hogar. 

Conocer la comorbilidad entre estos trastornos mentales y el sinhogarismo, así como, conocer los perfiles que presentan mayor incidencia es fundamental para poder crear servicios adecuados a las necesidades de esta población (Médicos del mundo, 2020).

La esquizofrenia como factor de aparición y mantenimiento del sinhogarismo.
En un fenómeno tan complejo como es el sinhogarismo, median muchos factores individuales tanto en sus causas, como en sus consecuencias. Entre ellos merece especial atención la salud mental de las personas sin hogar, concretamente la esquizofrenia.

La esquizofrenia es un trastorno mental caracterizado por la distorsión del pensamiento, las emociones, la percepción, el lenguaje, la conducta y la conciencia de sí mismo (OMS, 2019), así como por la presencia de síntomas como delirios, alucinaciones y síntomas negativos. Visto así, la esquizofrenia supone una disminución importante en el funcionamiento social, laboral y personal para las personas que la padecen.

Por tanto, es un factor de especial relevancia tanto en la aparición como en el mantenimiento de la situación de sinhogarismo.

Centrándonos en la perspectiva de la esquizofrenia como factor que influye en la aparición y mantenimiento de la situación de sinhogarismo. Las teorías del descenso social se apoyan en que la aparición de la esquizofrenia tiende a darse en edades en las que se desarrollan los estudios, la vida laboral y la formación de una familia (Ugalde, 2018). Como esta enfermedad supone un empeoramiento en el funcionamiento de las áreas anteriormente nombradas, las mismas no se desarrollan adecuadamente, dificultando la socialización de quien la padece. Investigaciones como la de Muñoz, et al., (2004) han intentado clarificar cuál es la relación entre el sinhogarismo y el trastorno mental grave, concluyendo que la mayoría de las personas sin hogar habían sufrido sus primeras crisis de salud mental antes de quedarse sin hogar. Estos resultados nos dejan ver que los problemas mentales tienen un efecto muy importante en cuanto a la pérdida de las relaciones sociales y del hogar (Médicos del mundo, 2020).

Sin embargo, es importante señalar que no todas las personas sin hogar padecían de esquizofrenia antes de la aparición del sinhogarismo, sino que la aparición de esta fue posterior a encontrarse sin hogar. Debemos destacar la importancia de este trastorno mental también en  el mantenimiento de la situación de encontrarse sin hogar. 

El sinhogarismo y la esquizofrenia son dos fenómenos muy complejos relacionados con el desempleo y la falta de apoyos sociales, para los que los recursos sociales y sanitarios no logran otorgar una respuesta verdaderamente eficaz (Ugalde, 2018). Las personas sin hogar presentan dificultades para poder acceder a los servicios de salud, bien sea por desconocimiento o por falta de recursos; además, los bajos niveles de apoyo con los que cuentan dificultan que accedan a los cuidados necesarios en situaciones de enfermedad lo que incrementa el retorno y el mantenimiento del sinhogarismo (Roca, et al., 2019).

Cabe destacar que, si nos centramos en analizar la relación entre la salud mental y el sinhogarismo, nos damos cuenta de que el padecimiento de una enfermedad mental como la esquizofrenia refuerza que se mantenga la situación de sinhogarismo (Médicos del mundo, 2020). Además, estas personas sufren situaciones de violencia, de falta de intimidad y de desarraigo lo que las hace más vulnerables a un empeoramiento de su enfermedad (Médicos del mundo, 2020). y una mayor necesidad de asistencia social y sanitaria a la que apenas pueden acceder. En definitiva, es poco probable que conozcamos con exactitud si la esquizofrenia sea previa al sinhogarismo y medió en su aparición o si esta ha sido posterior y se encuentra como un factor que influye en gran medida en una percepción más negativa de la persona y, por tanto, en el mantenimiento del sinhogarismo (Cabrera y Rubio, 2008).

Diferencias en salud mental entre personas sin hogar nacionales y personas sin hogar migrantes. 

Navarro-Lashayas (2018), encontró que las personas sin hogar autóctonas informan en mayor medida de tener un problema de salud mental grave que las personas migrantes, ya que estas suelen presentar en mayor medida trastornos emocionales ligados a sentimientos de deshumanización, pensamientos de no ser una persona digna en la sociedad, el estigma social y, sobre todo, al estrés que provoca el fracaso en el proyecto migratorio.

Al igual que ocurre con la esquizofrenia, el consumo de alcohol se encuentra entre uno de los factores más importantes en la aparición y cronificación del sinhogarismo y, por tanto, es uno de lo más estudiado

Actualmente en el abordaje de la salud mental en las personas sin hogar, sigue predominando el modelo biomédico que explica los trastornos mentales a través de aspectos y procesos neurobiológicos (Organización de la Naciones Unidas, ONU, 2017). Esta predominancia del modelo biomédico se traduce en un tratamiento de los trastornos mentales en personas sin hogar basado en la medicación. No obstante, en los últimos años ha ido cobrando importancia el modelo psicosocial, que entiende las experiencias sociales y psicológicas como factores que contribuyen a una mejor o peor salud mental (ONU, 2017). El modelo psicosocial incluye intervenciones cortas que empoderen a las personas sin hogar y fomenten la autoestima y dignidad. Para un abordaje holístico e integral de la salud mental en las personas sin hogar, es necesario que el sistema de salud encuentre un equilibrio entre las intervenciones biomédicas y las psicosociales (Organización de la Naciones Unidas, 2017). Sin embargo, los servicios que se otorgan a las personas sin hogar no se adecuan realmente sus necesidades (Barile, et al., 2019). Además, la salud mental no goza aún de un lugar prioritario en las políticas y presupuestos sociales de los Estados (ONU, 2017). Esta falta de recursos, así como, la falta de adecuación de estos a las auténticas necesidades de las personas sin hogar, dificultan en gran medida que este colectivo, acceda a los recursos. A estas dificultades de acceso hemos de sumarles otras barreras al acceso de los servicios de salud mental, como la falta de consciencia sobre los servicios, las normas institucionales o el estigma (Barile, et al., 2019). 

En España en concreto, hay otras dificultades añadidas como la falta de empadronamiento y la falta de tarjeta sanitaria que les permita acceder a los centros de salud para poder tratar su problema de salud mental adecuadamente, esto hace que utilicen los servicios de urgencias en vez de acudir a los centros de salud para recibir el tratamiento adecuado de forma continuada (Calvo, et al., 2021). 

En este punto es fundamental mencionar que, a pesar de la salud mental en las personas sin hogar, estas tienden a acudir más a servicios sociales que cubran sus necesidades básicas. Además, el conocimiento que adquieren sobre los servicios de salud mental a los que pueden acudir se realiza por el boca a boca en su mayoría (Barile, et al., 2019). 

Ni en España ni en el País Vasci no ha habido hasta la fecha un planteamiento global y coordinado territorialmente en las políticas sobre sinhogarismo, en colaboración con todos los  agentes implicados, comunidades autónomas, las administraciones locales y el  tercer sector de acción social. 

Asimismo, el tercer sector ha venido demandando un tratamiento integral en este ámbito,  habida cuenta de que las políticas de atención a las personas sin hogar se configuran en el  marco de los Servicios Sociales cuya competencia recae en las administraciones autonómicas y  locales. 

Programas de intervención psicosocial
Las condiciones que sufren las personas sin hogar constituyen probablemente el peor rostro  de la exclusión social en toda España y, además, el más visible. No obstante dicha visibilidad,  el sinhogarismo es uno de los fenómenos peor conocidos y que ha adolecido de falta de  políticas integrales en su intervención.

En cuanto a los programas de intervención que hay en España, se ha apreciado un cierto fracaso en la intervención y prevención con personas sin hogar (Navarro-Lashayas, 2018), esto puede deberse a la escasa implementación de modos de trabajo ligados a la calle y con la flexibilidad necesaria para trabajar en esta. Partiendo de esta base, se han comenzado a ejecutar abordajes nuevos en salud mental como por ejemplo la continuidad de cuidados centrados en la gestión de casos o el tratamiento asertivo comunitario, entre otros (Navarro-Lashayas, 2018), aunque estos nuevos abordajes no tienen suficiente recorrido para ser evaluables. 

Una excepción a esta falta de evaluación es el programa de tratamiento asertivo comunitario con personas sin hogar con trastorno mental severo que se aplica en Bilbao, este programa lleva más de 6 años en funcionamiento y muestra una adherencia media del 75% así como unas tasas altas exitosas. El programa consiste, en instaurar una metodología de acercamiento fundamentada en un modelo de tratamiento asertivo comunitario. Esta metodología supone la adaptación de las estructuras encargadas de la asistencia de pacientes con problemas de salud mental aportando mayor disponibilidad para realizar intervenciones, en diferentes ámbitos, como la calle o el entorno más cercano de la persona. Una vez que se han detectado los casos, este programa se centra en conseguir el acercamiento y vinculación de la persona sin hogar con algún tipo de patología mental, de forma que, a través del enganche, el tratamiento de sus necesidades básicas y psíquicas, y el apoyo, se consiga una continuidad en los tratamientos una vez finalizada la estancia hospitalaria de estas personas. 
La Intervención Asertiva-Comunitaria es un modelo centrado en la intervención multidisciplinar con las personas sinhogar, donde la ressponsabilidad de la intervención es colectiva.
Se basa en proporcionar un soporte práctico en la vida diaria y en las actividades que van desarrollándose en cada momento, mediante un Plan Individualizado de Intervención que tiene en cuenta tanto los recursos disponibles como las habilidades y capacidades de la persona scon la que se interviene, haciéndose
efectivo dentro del medio (contexto) en el que se desenvuelve la persona.
Mediante la Intervención Asertivo-Comunitaria, se reducen los episodios de crisis y se previene la hospitalización. Los profesionales mantienen una actitud proactiva (no se espera a la demanda del usuario, se le va a buscar), trabajando en el contexto de la persona, adentrándose en el propio ambiente en el que vive el individuo. De esta manera, la persona no ha de adaptarse al profesional, sino que es el profesional el que se adapta al usuario para el que trabaja.
Es un modelo que también se caracteriza por el bajo ratio de pacientes por profesional, lo cual garantiza la posibilidad de dar cobertura a necesidades que pueden surgir durante las 24 horas del día, manteniendo la atención integral de manera ilimitada en el tiempo
La evolución del abordaje de la salud mental en España ha ido de la mano del modelo “Housing First”, que se dirige a personas que sufren enfermedades mentales y trastornos de adicción, proporcionándoles acceso a una vivienda asequible y permanente y recomendándoles a participar en un tratamiento de salud mental y/o en la reducción de las drogas y el consumo de alcohol de forma que proporcionan a las personas sin hogar la opción de acudir a los recursos que consideren que necesitan, un apoyo social y un lugar de intimidad y dignidad (Navarro-Lashayas, 2018). Una de las manifestaciones más claras y exitosas de este enfoque centrado en la vivienda es el desarrollo de los programas englobados en la metodología housing first. El modelo housing first se basa  en una intervención temprana en vivienda, proporcionando viviendas asequibles y permanentes a personas que vienen directamente de la calle o de dispositivos de emergencia, ofreciendo un apoyo social y de salud de intensidad variable. La idea de housing first se  contrapone a la idea previa de tratamiento primero, que subyace a las concepciones tradicionales de  intervención con las personas sin hogar. El éxito de esta estrategia ha hecho que numerosos países  de la Unión Europea la hayan incorporado –con un concepto más amplio y con muchas variantes– como su línea principal de estrategia de erradicación del sinhogarismo

Por último, señalamos que en España, hay algunos programas que arrojan resultados esperanzadores, como por ejemplo el programa Hábitat, que tras más de un año de funcionamiento consigue que el 100% de las personas conserven sus casas, mejoren su situación económica y sus relaciones sociales, así como favorece, la reducción de sentimientos de soledad y los delitos, aunque este programa no haya arrojado cambios significativos en cuanto al consumo de alcohol, ni en la cantidad del consumo ni en la frecuencia (Hogar Sí, 2021b).

Las condiciones que sufren las personas sin hogar constituyen probablemente el peor rostro de la exclusión social en nuestro país y, además, el más visible. No obstante dicha visibilidad, el sinhogarismo es uno de los fenómenos peor conocidos y que ha adolecido de falta de las necesarias y urgentes políticas integrales en su intervención

Tarea:

Estamos en el año 2028, sentimos mucho orgullo porque nuestra iniciativa es referente en todo Europa de recurso, programa o proyecto de acompañamiento a personas en el sinhogarismo con TMG. Nos llaman de Finlandia y otros países del norte de Europa, de las revistas del ámbito psicosocial y contamos nuestra experiencia en diferentes Universidades (Trabajo Social, Psicología, Integración Social, Educación Social…) a alumnado y profesorado. Nos han dado premios y diferentes reconocimientos por nuestro modelo de atención centrada en cada persona, intervención psicosocial asertiva comunitaria en la que tenemos claro que nada para ell@s sin ell@s  . Nos llama la TV, la radio y la prensa. Nos envidian en Bizkaia, Madrid por ser ejemplo de buena práctica, coordinación y resultados. 

Fuentes de inspiración

Barile, J., Pruitt, A., & Parker, J. (2019). Identifying and understanding gaps in services for adults experiencing homelessness. Journal of Community & Applied Social Psychology, 30(3), 262–277. https://doi.org/10.1002/casp.2440

Calvo, F., Rived-Ocaña, M., Font-Mayolas, S., y Carbonell, X. (2021). Sinhogarismo y salud mental durante la gran recesión (2008–2017): el efecto de la inmigración. Rev Esp Salud Pública., 95(3), 1–15. https://www.sanidad.gob.es/biblioPublic/publicaciones/recursos_propios/resp/revista_cdrom/VOL95/ORIGINALES/RS95C_202106079.pdf

Cabrera, P., y Rubio, M. (2008). Las personas sin hogar, hoy. Revista del Ministerio de Trabajo e Inmigración, 75. http://noticiaspsh.org/IMG/pdf/est03.pdf

Garay, M., Notario, E., Duque, J., Olaskoaga, A., y Uriarte, J. (2012). Evolución del Programa de Asistencia Psiquiátrica a Personas Sin Hogar con Enfermedad Mental Grave en el municipio de Bilbao. ZERBITZUAN, 52. http://dx.doi.org/10.5569/1134-7147.52.12

Hodgetts, D., Stolte, O., & Groot, S. (2014). Towards a Relationally and Action-orientated Social Psychology of Homelessness. Social and Personality Psychology Compass, 8(4), 156-164. https://10.1111/spc3.12096

Hogar Sí. (2021a) Inicio. HOGAR SÍ. https://hogarsi.org/ 

Hogar Sí. (2021b). Hábitat ¿Y si empezamos por la vivienda? HOGAR SÍ. https://hogarsi.org/habitat

Médicos del Mundo. (2021). Personas sin hogar en España | Médicos del Mundo. https://www.medicosdelmundo.org/que-hacemos/espana/personas-sin-hogar 

Médicos del Mundo. (2020). Informe sobre la situación de las personas sin hogar con problemas de salud mental y/o consumo de drogas en valencia. Abordaje integrado de género y derechos humanos. (N.o 2018–2020). https://www.medicosdelmundo.org/file/45493/download?token=P5qz3Rqk

Muñoz, M., Pérez, E. y Panadero, S. (2004). Intervención con personas sin hogar con trastornos mentales graves y crónicos en Europa. Rehabilitación psicosocial, 1(2), 64-72

Navarro-Lashayas, M. (2018). Población inmigrante sin hogar y salud mental. Cuadernos de Psiquiatría Comunitaria, 15(1), 63–80. 

Navarro-Lashayas, M. (2016). Uso y abuso del alcohol y otras drogas en una muestra de personas migrantes sin hogar en Bilbao. Revista Española de Drogodependencias, 41(1), 29-40

Organización Mundial de la Salud. (2019) Esquizofrenia. https://www.who.int/es/newsroom/fact-sheets/detail/schizophrenia 

Roca, P., Panadero, S., Rodríguez-Moreno, S., Martín, R-. y Vázquez, J. (2019). The revolving door to homelessness. The influence of health, alcohol consumption and stressful life events on the number of episodes of homelessness. Anales De Psicología, 35(2), 175- 180. https://10.6018/analesps.35.2.297741

Rodríguez-Pellejero, J., Núñez, J., y Hernández, D. (2017). Perfiles de personalidad y síndromes clínicos en personas sin hogar. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 22(3), 197. https://10.5944/rppc.vol.22.num.3.2017.18848

Ugalde, J. D. (2018). Perfil actual de las personas sin hogar en el municipio de Madrid: evolución, características y tendencias [tesis de doctorado, Universidad Complutense 30 de Madrid]. Repositorio Institucional UN. https://eprints.ucm.es/id/eprint/49833/1/T40495.pdf


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