Pautas de comunicación con la persona mayor con demencia

Lenguaje no verbal
En la comunicación nos valemos tanto del lenguaje verbal como no verbal (tono, ritmo, volumen, pausas, gestos, miradas, expresión fácil, proxemia, etc).

El lenguaje no verbal representa aproximadamente el 80% del mensaje que se quiere comunicar frente al  20% de palabra.

En el caso de la enfermedad de Alzheimer, este porcentaje se descompensa aún más.

Importancia del lenguaje no verbal en las demencias.
Buena comunicación
Una buena comunicación:
  • Mantiene un buen clima familiar/laboral.
  • Hace sentirse mejor tanto a la persona cuidadora como a la persona cuidada.
  • Fomenta la autonomía de la persona cuidada.
  • Facilita la resolución de conflictos familiares/laborales.
Pautas de comunicación
  • La capacidad de comunicación y las características del lenguaje de la persona con demencia van a ir involucionando por la enfermedad.
  • Debemos conocerlas, para poder adaptarnos mejor y facilitar así el cuidado y la comunicación.
  • Antes de iniciar la conversación, debemos identificarnos para evitar dificultades de reconocimiento.
  • Dirigirnos al sujeto por su nombre para orientarle y captar su atención.
  • No iniciar la comunicación sin haber captado antes su atención.
En las conversaciones...
  • Promover el inicio de las conversaciones.
  • Utilizar frases cortas y sencillas.
  • Utilizar un tono de voz cálido.
  • Hablar despacio y vocalizando.
  • Dar un solo mensaje a la vez.
Pautas sencillas
  • Atender a las cosas por las que muestre interés y aprovecharlas para establecer comunicación en ese momento.
  • Evitar hablar más de una persona al mismo tiempo; esto le confundiría.
  • Situarnos siempre de frente a él, a la altura de los ojos, a ser posible sentados.
  • No elevar el volumen de la voz. No gritar. Especialmente en momentos de agitación.
  • Darle tiempo para que procese la información, que entienda lo que le hemos dicho y responda.
  • Si pretendemos que opine, debemos plantear la pregunta de forma sencilla y con un mínimo de alternativas.
  • Adecuar el lenguaje y vocabulario a las limitaciones de cada fase de la enfermedad.
  • Si muestra dificultades para entender un término o tema, eludirlo o elegir otro similar.
  • Los comentarios positivos y con sentido del humor son más efectivos que los imperativos u órdenes.
  • Transmitir calma, sosiego.
  • Animar y reforzar las intervenciones del enfermo.
  • Aunque la capacidad de entender y seguir una conversación estén afectadas es importante incluir al sujeto en las conversaciones.
  • Evitar la discusión: cambiar de tema, distraer.
Más pautas
  • No intentar que razone.
  • Evitar terminar las frases por él o anticipar lo que pretende decir.
  • Evitar las visitas concurridas de familiares o las reuniones numerosas; le confunden, desorientan y alteran.
  • Contarle todo lo que vamos haciendo con él utilizando frases sencillas.
  • Contarle relatos y sucesos de su propia vida.
  • Repetir la información hasta que haya comprensión. No dar por supuesto que lo ha entendido.
  • Hablar de lo que sí queremos que haga, no de lo que no debe hacer.
  • Formular las preguntas de una en una y esperar a que responda antes de hacer la siguiente.
  • Incentivar la comunicación no verbal, facilitándole objetos y personas que pueda señalar.
  • Utilizar gestos y expresiones que ayuden a comprender el significado de nuestras palabras. Ej. "dame el vaso" mientras le señalamos el vaso.
  • Gesticular comedidamente y sin aspavientos para no poner nervioso al enfermo.
Y sobre todo...
  • Nunca olvidar que estamos intentando comunicarnos con un enfermo con demencia y que su memoria y capacidad de comunicación están limitados.
  • Ser pacientes y no perder la calma. Tratar a la persona con cariño y respeto, tal y como nos gustaría que nos tratasen a nosotros en sus circunstancias.

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