Pautas de relación y comunicación con personas mayores sin deterioro cognitivo
Pautas de relación
- No infantilizar
- Hablarles de temas normales y variados, en un tono de voz normal, pronunciando con claridad, pausadamente y con una intensidad moderada.
- No infantilizar tampoco a la hora de realizar actividades con ellos, ponerles música, realizar trabajos manuales, etc.
- Saber escuchar
- No anticipar.
- Saber escuchar además de oír.
- Muchas veces la persona se siente sola, incomprendida, estresada… y aunque parezca que se queja constantemente o está enfadada en realidad ¡sólo necesita desahogarse!
- Empatizar
- Ponernos siempre en su lugar.
- Esto nos ayudará a entender el mensaje de su discurso, su situación, sus sentimientos, y a tomar mejores decisiones siempre y cuando esté en nuestras manos ayudarle.
Pautas generales
- Hablar "su lenguaje"
- Hablarles de forma respetuosa, clara y directa.
- Evitar los rodeos, las frases excesivamente largas y los dobles sentidos.
- Ponernos "a su altura" en función de sus limitaciones (capacidad auditiva, nivel cultural, etc). No es condescendencia sino respeto.
- Aprender de ellos
- Dejarles enseñar. Sin duda, tenemos mucho que aprender de su experiencia.
- Dejarles tomar un rol activo
- No tratarlos como personas desvalidas o inútiles.
- Dejarles que hagan por sí mismos todo lo que puedan, (aunque les lleve más tiempo o no les salga tan bien como cabría esperar).
- Tomar la iniciativa a la hora de entablar conversaciones
- Mostrar interés por ellos. Muchas personas mayores creen que resultan pesados o molestos para los demás.
Tras la institucionalización
- Respetar el periodo de adaptación
- Lo normal es que pase de 15 días a un mes antes de que la persona mayor se adapte al nuevo ambiente (al entorno físico, a los nuevos compañeros, a los cuidadores y profesionales, las comidas, etc).
- El acogimiento del primer día es esencial
- Alguien debe acompañarlos y explicarles dónde está cada cosa, quiénes son cada cual, qué se va a hacer en cada momento y por qué, etc.
- Mostrar interés por ellos
- Por su vida, su profesión, su familia, etc.
- Siempre de forma comedida, respetando su ritmo, su intimidad y sus ganas de conversar.
- No ser indiscreto ni demasiado "preguntón"; bastarán un par de preguntas o comentarios sobre su profesión, su lugar de nacimiento, etc, para que él continúe contando aquello que desee.
- Respetar su ritmo
- Al hablar, al moverse, al entablar amistades
- No debemos forzar su integración inmediata.
- Evitaremos que se sienta presionado o forzado a ser quién no es.
A tener en cuenta
- Respetar sus gustos y preferencias
- No forzarlos si no quieren participar en alguna actividad.
- Darles a elegir entre diferentes siempre que sea posible.
- Tener en cuenta sus sugerencias (Ej. nuevas actividades).
- De este modo fomentaremos su control interno.
- Dejarles tomar un rol activo
- Es importante que puedan ayudar, si así lo desean, a poner la mesa, organizar actividades del Centro, recoger su habitación, etc. Se sentirán útiles y su autoestima mejorará al estar más activos.
- Fomentar su socialización
- Por ejemplo, sentándolo con personas próximas en gustos o personalidad, motivando a su participación en actividades grupales, etc.
- Mantener una comunicación fluida con su familia
- Los primeros días es importante hacerles saber que pueden comunicar con su familia cuantas veces deseen. Esto les proporcionará confianza.
- Conviene además hacer saber a la misma que los profesionales que allí trabajan están para ayudarles.
- La comunicación fluida con la familia fomentará un clima de confianza y de cercanía entre la familia y la institución.
- Importante a tener en cuenta para el equipo técnico y terapeutas
- Esperar a que se haya completado la adaptación del mayor al Centro antes de evaluarlo. Si lo hacemos antes los resultados puede que no se adapten a la realidad y que el mayor se sienta evaluado
- En caso de depresión o duelo...
- Abrir las puertas a la comunicación: diciendo cosas como, "¿cómo estás hoy?", "¿cómo te está yendo?", "he estado pensando en ti"
- Escuchar mejor que hablar. Al menos un 80% del tiempo debemos escuchar.
- Respetar los silencios.
- Ofrecer ayudas concretas. Tomar la iniciativa de llamar a la persona, respetando su intimidad.
- Entender que a la persona le esperan momentos difíciles que deberá afrontar de forma activa.
- "Estar ahí", acompañando. No hace falta decir ni hacer nada fuera de lo normal; nuestra compañía auténtica y nuestro cuidado le ayudarán.
- Acercar los elementos distractivos, lúdicos, placenteros, relajantes, etc a la persona. No esperar o incitarlo a que salga a buscarlos, sino proporcionárselos nosotros y aceptar su rechazo si no desea llevarlos a cabo.
- Se aconsejan actividades que se realicen en compañía mejor que las individuales.
- Evitar las frases hechas del tipo, "tienes que ser fuerte", "tienes que salir y olvidarte", etc. Debemos respetar su derecho a sentirse mal y validar sus sentimientos perturbadores sin sentirse culpable por ello.
- Tener paciencia, respetar el ritmo y el dolor de la persona. Cada persona recorre su propio camino hasta volver a la normalidad. Nuestra labor es acompañar, facilitar y vigilar posibles señales de agravamiento o cronificación.
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