Nivel de conocimiento de la Enfermedad de Alzheimer en una muestra de profesores/as y alumnos/as



Ya que el deterioro asociado al Alzheimer irá provocando un aumento de la dependencia de la persona en un cuidador/a, la enfermedad de Alzheimer (EA) no solo afectará a quien la tiene diagnosticada, sino que también repercutirá en el cuidador/a principal (persona sobre la que habitualmente recaen los cuidados), en toda la red familiar y también sobre la sociedad. 



Resumen

El conocimiento de la Enfermedad de Alzheimer (EA) es fundamental para el diagnóstico y para reducir la sobrecarga del cuidador o cuidadora informal. El objetivo de este estudio fue evaluar el grado de conocimiento de la EA a través del "Cuestionario de Evaluación de contenidos: Alzheimer, una enfermedad compartida" en una muestra del profesorado y alumnado del centro de formación CEBANC en Donostia. Este trabajo fue realizado por un grupo de alumnos y alumnas del Módulo Profesional Atención y Apoyo Psicosocial del grado de medio de Técnico en Atención a Personas en situación de Dependencia (curso 2018-2019).

Sujetos, método y resultados

Se realizó la encuesta a 65 sujetos,  20 profesores/as y  45 alumnos/as. El 70 %  fueron mujeres. La edad media fue de 47 años.

La puntuación total media de todo el grupo fue de 10,5, en nuestra muestra se observó que el conocimiento general de la EA es bueno Por subgrupos, no encontramos diferencias en la puntuación global media entre el grupo de profesores/as  y el de alumnos/as  de  Cebanc (10,2 vs 10,1; p=0,9). La edad de las personas encuestadas correlacionó con peor puntuación total en la escala (p=0,05)

Si observamos aquellas cuestiones que se han respondido correctamente en mayor porcentaje destacan las reconocen que la EA no tiene curación pero si tratamiento (92% de las respuestas correctas). El 90% de las personas encestada conocen que el tratamiento reduce el avance de la enfermedad y que los tratamientos existentes y eficaces no solo son farmacológicos (91% de respuestas correctas). El 89,1% de las personas que cumplimentaron el cuestionario acertaron en afirmar que es importante que el diagnóstico de EA se realice lo antes posible.

Sin embargo las cuestiones en las que se ha observado menor conocimiento  encontramos aquellas que hacer referencia a ciertos factores genéticos como el desconocimiento de que hay más mujeres que hombres con la EA (15% de las respuestas correctas) o que no solo las personas mayores pueden padecer EA (16,5%). Hay un grupo de items que se refieren a los profesionales que pueden ayudar a las personas con EA en los que solamente un 16,1% identifican que hay más especialistas que el neurólogo para hacer el seguimiento de las personas con EA, sólo un 16,5% sabe que las tareas del Trabajador/a social o Asistente Social son distintas a las del Asistente Personal (auxiliar domiciliario) y solo un 16,7% no falla al reconocer que un abogado puede ayudar a la familia en determinadas situaciones que conlleva la demencia de tipo Alzheimer (incapacitación legal, entre otras). También se observó escaso conocimiento entre las cuestiones referidas a la afectación cognitiva, y sabe que la EA no afecta exclusivamente a la memoria sino también a otras funciones cognitivas (20,1% de aciertos).


Discusión

En esta muestra se observó que el conocimiento general de la EA es bueno. ¿Cómo se explica este dato?. El incremento de la prevalencia de la EA podría estar generando un mayor interés por la enfermedad y explicaría este conocimiento. Sin embargo, se observaron diferencias en la información que disponen diferentes segmentos de población,  existen brechas notables también en el conocimiento en ciertas áreas de contenido.

En nuestra muestra se constata que un  85% de las personas que han cumplimentado el cuestionario desconocen que hay más mujeres que hombres con la EA.

Uno de los errores más comunes que se encuentran en muchos estudios es el de asociar EA a envejecimiento y hay una falta de claridad sobre el punto de que la memoria no es la única función cognitiva afectada por la enfermedad. El conocimiento tampoco es sólido al respecto a las responsabilidades y funciones de los profesionales que pueden intervenir acompañando a la personas enferma y a su familia.


Además de que la muestra no es lo suficientemente amplia, haría falta repetir el estudio con otros segmentos poblacionales (cuidadores-as, población general), valorar el nivel educacional, la profesión, el origen étnico y el ámbito residencial. La escala tiene una consistencia interna relativamente baja y una baja fiabilidad lo que seguramente ha limitado los resultados obtenidos.

Además, debido a que el nº de ítems es escaso, la escala excluye ciertos temas específicos como el ritmo habitual de deterioro (curso en 3 fases), variabilidad diaria de los síntomas, ciertos factores deriesgo modificables (hipertensión e hipercolemia), conocimientos sobre aspectos relacionados con el manejo de la persona con demencia de tipo Alzheimer, como la posible utilidad de notas de recuerdo o sobre el impacto vital por las dificultades en el autocuidado y las necesidades de apoyo (desde la supervisión a la asistencia física máxima en estadios terminales).
 
Concluímos que herramientas de evaluación como este cuestionario pueden desempeñar un papel en la identificación de las necesidades educativas. De hecho, el simple hecho de administrar la prueba puede ayudar a sensibilizar a las personas sobre lo que no saben sobre la demencia de tipo Alzheimer, revelando lagunas en sus conocimientos o conceptos erróneos sobre la enfermedad. Completar el cuestionario en el entorno de CEBANC entre una muestra del profesorado y del alumnado ha sido una intervención en sí misma. A nuestro juicio, a nivel poblacional, los programas educativos de salud y las campañas de concienciación se debería basar en lo que la gente sabe, en lugar de en qué creen los expertos que las personas saben.

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