7. COLABORACIÓN EN LOS CUIDADOS POST MÓRTEM

Generalmente hay una fase previa, más o menos prolongada, al fallecimiento de la persona usuaria que la caracteriza y diferencia de la pauta de asistencia continuada. 

Durante la misma, las intervenciones del personal profesional de la residencia se dirigen, por un lado a buscar el alivio de la persona usuaria mediante el control de los síntomas que puedan aparecer o agudizarse y por otro lado, al apoyo e información a los familiares para ayudarles ante la inminente pérdida que van a sufrir. 

El objetivo de las mismas es el de facilitar una muerte digna. En el momento de producirse el fallecimiento de la persona usuaria, además de ponerse en marcha el protocolo establecido al efecto en la residencia, con la intervención de los distintos profesionales en función de sus cometidos asistenciales, hay que tener en cuenta una serie de características que marcan los objetivos del proceso de finalización de la atención por parte del centro.
 


Características: 

a) El fallecimiento de la persona usuaria tiene repercusión global en el centro, abarcando además de a ella misma, a sus familiares, al personal, al resto de las personas usuarias –principalmente las mas allegadas– y al ambiente residencial por lo que supone de alteración de normalidad convivencial. 

b) Las intervenciones protocolizadas del proceso de finalización por fallecimiento de la persona usuaria vienen determinadas por dos líneas de actuación determinantes: ACOMPAÑAR y FACILITAR. 

c) El proceso tiene su finalización, en lo que respecta a las actuaciones de la residencia, en las mismas circunstancias que en el entorno social normalizado, cuando finalizan todas las actuaciones de atención personal y burocráticas que corresponden a la residencia, extendiéndose por lo tanto mas allá de la salida de la persona usuaria fallecida del recinto residencial. 

Se plantean dos objetivos prioritarios en el proceso de fallecimiento de la persona usuaria: 

a) Ejecutar el protocolo establecido, en función de la información previa que se disponga al respecto, que haya podido ser recogida de voluntades anticipadas manifestadas por parte de la persona usuaria y de los requerimientos que nos transmitan los familiares. 
b) Facilitar el proceso de duelo necesario y ayudar a aceptar y superar la pérdida para evitar complicaciones y que se convierta en patológico. 

Pautas de actuación en fallecimiento 

• Valorar su situación familiar y residencial. Si tiene familia y desea permanecer a su lado, ofreceremos apoyo y ayuda, respetando la intimidad familiar. 
• No poner limites de tiempo a la familia (“saltarnos los horarios”). 
• Si la persona esta sola, respetar la intimidad también es importante, aunque lógicamente deberíamos de estar cerca en los momentos adecuados, proporcionando seguridad y compañía, que son los aspectos básicos de los cuidados. 
• Si la persona está en habitación compartida sería bueno preguntar al compañero cómo desea acompañar este proceso. Si quiere estar a su lado deberemos respetarlo y si decide no hacerlo habrá que poder ofrecer el traslado a alguna otra habitación. Por supuesto habrá que preguntar a la propia persona que está en el proceso de muerte y respetar su decisión por encima de la persona con quien convive en la habitación.  
• Tanto si la familia está presente en el momento del fallecimiento como si no lo está habrá que respetar la expresión de las emociones favoreciendo la intimidad. 
• Resaltar en la comunicación a la familia, la transmisión de serenidad y acercamiento. 
• Ayudar desde el ámbito residencial con todo lo relacionado con los trámites con la funeraria, etc. 
• No nos podemos olvidar de acompañar al personal en la vivencia de estos procesos. No solamente expresando cercanía y respeto sino dándoles la formación necesaria para poder afrontar esta parte de la vida de las personas usuarias. 
• La circunstancia de la muerte de una persona en la residencia no le priva de sus derechos, y por lo tanto, como PERSONA se debe velar por el cumplimiento efectivo de su derecho a respeto, dignidad, privacidad e intimidad. 
• En muchas ocasiones se cuenta en el centro con información transmitida por la persona usuaria referente a creencias, ritos, preferencias, disposiciones… recogida previamente a la muerte. 
• Se debe tener en cuenta, en su caso, la voluntad expresada por parte de la persona usuaria a través del documento de Voluntades Anticipadas
• En aquellas circunstancias de fallecimiento de alguna persona usuaria sin familiares o personas allegadas se debe procurar el acompañamiento por parte de la residencia y la gestión de un entierro digno. 
• Es importante para la resolución exitosa de la fase de duelo de los familiares la intervención realizada previamente a la muerte por parte del personal profesional de la residencia. 
• El abordaje de la intervención con la familia de la persona fallecida, se basa en la comunicación sincera y empatía. La información transmitida a la familia ayuda a esta a centrarse y hacerse su composición de lugar. 
• Reconocer al proceso de duelo como algo necesario y que provoca reacciones en la familia que se manifiestan normalmente por medio de sentimientos de tristeza, ira, culpabilidad, ansiedad, soledad… sensaciones físicas como opresión gástrica y torácica, falta de aire… percepciones de duda, confusión, falta de concentración, temor… y comportamientos como trastornos del sueño, apetito, aislamiento… 
• Afrontar las distintas reacciones normales de la familia ante el proceso de duelo, especialmente las iniciales ante el hecho luctuoso como pueden ser la conmoción, negación, ira-rabia, mediante la cercanía, el apoyo, la escucha.
 • La comprensión y la información a la familia sobre la normalidad de sus sentimientos y reacciones ante el proceso de duelo, sus fases, la necesidad de un tiempo para la superación del mismo, les ayuda a superar anímicamente rehacer su vida tras la pérdida. 
• Potenciar la formación del personal profesional en el conocimiento técnico, mecanismos para afrontar su propio proceso y modos de comunicación con la familia en proceso de duelo. 
• Valorar la probable afectación de otras personas usuarias, especialmente las más cercanas para establecer pautas de intervención acompañamiento. Serenidad y acercamiento respetando las decisiones de cada uno y poder darles la oportunidad para expresar su dolor y hablar de su propia muerte si así lo desean. 
• Generar un ambiente residencial que propicie la participación voluntaria de las personas en los actos inherentes al proceso de finalización por fallecimiento de la persona usuaria. Dicho ambiente facilitador se basa en la información, naturalidad y normalidad de un proceso que forma parte de la atención del centro residencial.
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ENFERMEDAD TERMINAL

En los años 30 y 40 la esperanza de vida era relativamente corta, existían pocas personas con enfermedades crónicas, siendo las enfermedades infecciosas las que constituían la principal causa de muerte.

Con la llegada de los antibióticos y la mejora tanto en higiene como en los hábitos alimenticios, cambian las causas de muerte hacia las enfermedades cardiovasculares, las neoplásicas, y las degenerativas, a la vez que aumenta la esperanza de vida, por lo que asistimos a un envejecimiento progresivo de la población, existiendo ya una inversión en la pirámide poblacional, originando el que abunden más las personas que padecen enfermedades crónicas; personas en las que, en virtud de las enfermedades que padecen, el objetivo de su curación queda muy lejano cuando no es inalcanzable.

Las actitudes hacia la muerte han sufrido una evolución, acentuada en los últimos tiempos, llegándose a conductas de negación, rechazo y de defensa ante ese fenómeno.

Antes la muerte era un acontecimiento social y público; ahora lo mejor es tenerla oculta e ignorarla.

Durante muchos siglos moríamos de una manera bastante similar, sin grandes cambios, hasta hace cuatro o cinco décadas que, de repente, comenzó a cambiar de forma radical. Antaño, se moría en su casa, rodeado de su familia (incluidos los niños), amigos y vecinos. Los niños tenían así contacto temprano y repentino con la muerte: primero sus abuelos, después sus padres...Cuando se hacía mayor y le tocaba morir a él, desde luego no le pillaba tan de sorpresa y desprovisto de recursos como sucede hoy. Hoy a los niños precisamente se les aleja de la casa cuando alguien va a morir.

La persona enferma era la primera en saber que iba a morir "Sintiendo que su final se acercaba...".

Eran los momentos de los grandes amores, perdones y despedidas. Los repartos de haciendas, los últimos consejos a los hijos...El sacerdote acudía a la casa del enfermo a darle la Extremaunción con el monaguillo tocando la campanilla. Los ciudadanos se unían a la comitiva, hoy, es frecuente que no se autorice la entrada al Sacerdote por miedo a que el enfermo "sospeche" su gravedad.

Al tabú del sexo de los últimos tiempos le ha sucedido el de la muerte, ahora los niños no vienen de París, pero con frecuencia es el abuelito el que "se ha ido de viaje".

Y si se oculta la muerte, se oculta todo lo que nos recuerde a ella (enfermedad, vejez, decrepitud...). Nada que tenga que ver con la muerte es aceptado en el mundo de los vivos.

Esto se traduce en un cambio radical en las costumbres y ritos funerarios y del duelo. No hace muchos años, el cadáver era velado en la casa, donde acudían los amigos y conocidos. A continuación, un coche fúnebre con el ataúd abría la comitiva que, a pie, acompañaba al muerto hasta el cementerio.
Todo esto sería hoy impensable, al coche fúnebre le sustituye una berlina gris, el cadáver es velado en los tanatorios, a las afueras de las ciudades, las personas ya no mueren en sus casas, si no en el hospital...Empresas especializadas se encargan de lo que ya es el "gran negocio de la muerte" : cremaciones, tanatopraxia, flores....Se asiste en la actualidad a una verdadera desritualización, a una desimbolización y una profesionalización de las conductas funerarias.

La muerte es el fracaso total de la sociedad construida sobre el binomio de la producción y el consumo. Anuncia el fin del consumo. Y en último esfuerzo consigue todavía transformar la propia muerte en mercancía de consumo en correspondencia con el estatus social.

Así nos encontramos con una sociedad que, siendo mortal, rechaza la muerte y esto, no le ha ayudado al hombre en el momento en el que tiene que enfrentarse a ella.

7.1 Concepto
Siguiendo las Recomendaciones de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), los elementos fundamentales que  definirían a una enfermedad terminal son los siguientes:

1) Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable.
2) Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico.
3) Presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes.
4) Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no, de la muerte.
5) Pronóstico de vida inferior a seis meses.

El afrontamiento de la muerte de las personas en situación terminal es muy diferente, varía en función de:
 Características personales.
 Proceso que padecen.
 Familiares que le acompañan.
 Edad.
 Nivel de confianza en el equipo sanitario.
 Formación cultural.
 Creencias religiosas.
 Situación determinada de cada paciente:

a. No conoce la enfermedad: puede ser porque él no quiere o porque no quieren los familiares. Esto último se conoce como "Conspiración de silencio". Se dan en este proceso una serie de fases:

Ignorancia:
La familia es informada del diagnóstico y el enfermo lo ignora. La familia se ve obligada a ocultar su dolor, a disimular cuando está presente el enfermo.
Inseguridad:
Se dan en la persona enferma vivencias contradictorias que le mantienen en una situación de incertidumbre e inestabilidad debatiéndose entre las expectativas de curación y el temor intenso a que esto no suceda. La persona enferma hace preguntas con el deseo de que le confirmen que su situación no es grave.
Negación implícita:
La persona enferma percibe más o menos conscientemente la gravedad de su enfermedad y el desenlace fatal, pero a la vez hay un comportamiento de negación, llegando incluso a hacer planes de futuro.
Comunicación de la verdad:
Si la persona enferma llega a conocer la gravedad de su estado recorrerá las fases que se nombran en el apartado siguiente.

b. Sí conoce la enfermedad: el sujeto va a pasar por cinco fases en su proceso de adaptación a la muerte (E. Kübler - Ross):

Negación:
La primera reacción ante el conocimiento del diagnóstico suele ser de conmoción, de incredulidad. La persona no puede aceptar de un día para otro que le han puesto "fecha para morir", su primera reacción es que los médicos se han equivocado...

Ira:
La persona enferma niega la realidad, pero esta sigue ahí. Surgen entonces sentimientos de rabia ante la impotencia, de resentimiento hacia los demás ( ¿por qué yo?). Es la fase más difícil de sobrellevar por la familia y el equipo. La persona está irascible y dirige su agresividad contra todo, especialmente contra aquellos a los que quiere. Todos debemos hacer un esfuerzo por comprender, tratar a la persona enferma con paciencia y dedicarle tiempo. Es importante que comprendamos antes de juzgar.

Negociación:
Se produce el primer esfuerzo por parte de la persona de aceptar la realidad. Es una aceptación a medias. La persona enferma "regatea", ofrece algo a cambio de una prolongación de su vida o de su curación. Prometen ser mejores y hacer lo que sea con tal de poder vivir lo bastante como para que sus hijos acaben los estudios, cuando los acaben hasta que se casen y tengan hijos...Negocian con el médico, con Dios...

Depresión:
La enfermedad avanza, aparecen más síntomas y el enfermo se debilita, la mejoría esperada no llega. Entonces, comienza a enfrentar algunas de las pérdidas más inminentes, la ira, la rabia, dan paso a una gran sensación de tristeza. En estos momentos no debemos animarle, debemos respetar su tristeza, permitirle expresar su dolor.

Aceptación:
El paciente ha tenido tiempo suficiente para expresar sus sentimientos y ha llorado la pérdida de tantas personas y tantos lugares importantes para él, entonces su "destino" no le deprimirá ni enojará, si no que lo contemplará con relativa tranquilidad. No es una fase feliz, está desprovista de sentimientos, la lucha ya ha terminado, el enfermo está cansado y debilitado. En estos momentos será la familia quien necesitará más ayuda, comprensión y apoyo.

Estas fases nos ayudan a comprender a nuestras personas usuarias y así poder cuidarles mejor. Pero no debemos considerarlas de forma rígida. No todas las personas siguen este orden y tampoco pasan siempre por todas las fases.

7.2 Los Cuidados Paliativos.

La medicina paliativa es una respuesta eficaz y eficiente a los problemas de las personas que precisan de la asistencia sanitaria en un momento clave de su vida, para que ésta siga siendo en verdad una vida humana hasta el final.

La Medicina Paliativa, tiene pues, como objetivo, la atención integral del enfermo (aspectos físicos, emocionales, sociales y espirituales) que incorpora a la familia en su estudio y estrategia y que promociona el principio de Autonomía y dignidad de la persona enferma y que promueve una atención individualizada y continuada.

Aliviar y consolar es con frecuencia lo único que podemos hacer por ayudar a la persona enferma, pero que no es poco. El hecho de que no se le considere muerto antes de morir, que no se le considere abandonado por nosotros, que le escuchemos, que le acompañemos, le tranquilicemos y confortemos y seamos capaces de transmitir esperanza y confianza, es de importancia tremenda para el paciente. Tenemos que estar ahí para ayudarles a morir.

Cuidar, es realmente velar por la independencia del individuo en todos los órdenes. Cuando no es posible triunfar sobre la muerte, no hay por qué renunciar a las posibilidades de vida que todavía existen.

El rol del cuidador ante las personas con una duración limitada de vida es ayudarles a vivir su vida lo más completamente posible, dentro de la limitaciones que les provoque su enfermedad, hasta que mueran, manteniendo la esperanza, alcanzando metas y enfrentándose a las situaciones que aparecen diariamente.

Es el personal más apropiado para observar los cambios en las necesidades, o el descubrimiento de nuevos síntomas, debido a que permanece más tiempo con la persona. Es el principal comunicador entre la persona, la familia y el equipo.

Siempre siguiendo las recomendaciones de la SECPAL, las bases de la terapéutica en personas con enfermedades terminales serán:
1) Atención integral: que tenga en cuenta los aspectos físicos, emocionales sociales y espirituales.
Forzosamente se trata de una atención individualizada y continuada.
2) La persona enferma y la familia son la unidad a tratar, la familia es el núcleo fundamental del apoyo, adquiriendo una relevancia especial en la atención domiciliaria.
La familia requiere medidas específicas de ayuda y educación.
3) La promoción de la autonomía y la dignidad al enfermo tiene que regir en las decisiones terapéuticas.
Este principio sólo será posible si se elaboran "con" la persona enferma los objetivos terapéuticos.
4) Concepción terapéutica activa, incorporando una actitud rehabilitadora y activa que nos lleva a superar el "no hay nada más que hacer".
Nada más lejos de la realidad y que nos demuestra un desconocimiento y actitud negativa ante esta situación.
5) Importancia del "ambiente", una atmósfera de respeto, soporte y comunicación influyen de manera decisiva en el control de síntomas.

7.2.1 Cuidados a la persona en situación terminal
Se han definido los Cuidados Paliativos, como unos Cuidados Intensivos de Confort, de manera que en cualquier actuación, esto ha de estar muy presente, y ha de constituir el fin último de todas nuestras técnicas y cuidados.

Entendamos por cuidados de confort, todos aquellos que cubren el bienestar físico y psicoemocional de la persona.

Son similares a los que se facilitan al resto de las personas usuarias, dando así una sensación de normalidad

Higiene
La mayoría de ellos mantienen una incapacidad para desarrollar las actividades básicas de la vida diaria, por lo que van a necesitar ayuda para casi todas ellas.
Es importante que la persona las realice con el mayor grado de autonomía que sea posible.

Encontraremos un gran aliado en la familia, que va a colaborar en las tareas del baño y la higiene y aprovecharemos para enseñarles las técnicas de movilización.

En general:
Trataremos de encontrar el momento del día en que se encuentre más animado.
 Respetaremos la intimidad.
Realizaremos las técnicas de manera muy cuidadosa, que no aumente el dolor y el malestar de la persona y sin prisa.
 Favoreceremos sus hábitos de higiene y respetaremos sus costumbres.
 Utilizaremos sus útiles personales Cuidados de la piel.

La aparición de problemas en la piel, es algo también muy frecuente. Desde la aparición de UPP debido a la inmovilidad y el estado físico tan pobre, hasta las lesiones tumorales causadas por la propia enfermedad, la sensibilidad cutánea, las secreciones, la terapia radiológica...

Las actividades a este respecto irán encaminadas a mantener una buena higiene, mantener al paciente limpio y cómodo y a solventar los problemas que vayan apareciendo. (especial atención a la posible aparición de las UPP).

Cuidados de la boca:
La xerostomía o boca seca es una de las cosas que más incomodidad produce en la persona:
Es importante:
 Mantener los labios y la mucosa limpia.
 Retiraremos las placas y desechos (1/4 de agua oxigenada y 3/4 de bicarbonato).
 Prevenir las infecciones, si no existe boca seca, con lavados a base de colutorios.
 Limpiar y refrescar cada vez que sea necesario, ayudándole a enjuagarse, ofrecerle agua si puede beber.
 Si la persona no puede tragar, humedecer con gasas, aplicar protectores labiales y estar más alerta ya que la boca estará más seca.
 Si puede tragar, y existe xerostomía, van muy bien los caramelos sin azúcar ácidos, los polos de hielo, trozos de piña natural para chupar, trocitos de hielo picado...

Actividades
La actividad de la persona es fundamental para que se sienta bien, se distraiga y se centre en otras actividades que le ayuden a dejar de pensar en su enfermedad continuamente.

Está demostrado que la actividad, disminuye la percepción del dolor, mejora el estado de ánimo, las relaciones sociales y además favorece luego el descanso.

Hablamos de un tipo de actividad que la persona tolere, según sus circunstancias:
‒ Pequeños paseos, andando o en silla de ruedas, al aire libre...
‒ Actividades de rehabilitación para mejorar la capacidad funcional.
‒ Animación socio-cultural.
 ‒ Relajación.
‒ Salidas con la familia, visitas.
‒ Que haga "lo que quiera", sin que nos alarmemos por ello.
‒ Si la situación de la persona es muy pobre físicamente, podemos realizar la sedestación el tiempo que lo tolere y los cambios posturales, que le sean cómodos y bien tolerados.

Reposo y sueño
Como ya hemos dicho anteriormente las personas con enfermedades terminales tienen con mucha frecuencia, alteración en el patrón del sueño.
Pueden existir causas físicas pero la mayoría de las veces obedecen a causas emocionales: la angustia y el miedo que les provoca la enfermedad, la soledad de la noche, el silencio, el miedo a no volver a despertarse...
‒ Intentaremos un entorno lo más agradable posible, lo más cómodo y relajado, sin ruidos...
‒ Administración de la medicación correctamente.
‒ Evitar que se sienta solo, acudir en cuanto llame, transmitirle la seguridad
de que cuando nos necesite acudiremos.
‒ Alimentación correcta por la noche.
‒ Mantenerle limpio y cómodo.

Alimentación
Casi todas las personas en situación terminal sufren de anorexia intensa. Esto angustia mucho a sus familias, que asocian el apetito con encontrarse mejor, y cuando ven que deja de comer, les provoca mucha ansiedad, a ellos y a la propia persona.
‒ Nunca le obligaremos a comer.
‒ Intentaremos que coma "lo que quiera, cuando quiera y cuanto quiera". El objetivo principal ya no será buscar el equilibrio nutricional, sino que la comida sea un momento más de placer para el paciente, y cuando esto no se cumple, pierde todo su objetivo.
‒ La boca y los problemas que aparecen, serán causa muchas veces de la dificultad en la comida, por lo que nos plantearemos los cuidados pertinentes.
‒ La comida, intentaremos que sea la que más apetezca, favoreciendo que la familia le pueda traer lo que más le guste de casa.
‒ La presentaremos en poca cantidad, repitiendo si es preciso. Buen aspecto.
‒ Se incentivará a comer, si no quiere, esperaremos a que nos lo pida.
‒ Adaptada a sus características, espesantes, gelatinas, preparados nutricionales...
‒ La mayoría de las veces consideramos la dieta libre, sin restricciones estrictas.
‒ Líquidos abundantes, en forma de zumos, leche o consomés.
‒ No se utilizan medidas extraordinarias como el sondaje nasogástrico, salvo
valoración cuidadosa.
‒ Administrar la medicación de una manera correcta.

7.2.2 Atención a la familia.
Como ya hemos expuesto anteriormente, la persona y su familia conjuntamente son siempre la unidad a tratar.
La situación de la familia viene caracterizada por la presencia de un gran impacto emocional condicionado a la presencia de múltiples "temores" o "miedos" que debemos saber reconocer y abordar en la medida de lo posible.
La muerte está siempre presente así como el miedo al sufrimiento de un ser querido, la duda de si tendrán fuerzas o serán capaces de cuidarle, los problemas que pueden aparecer en el momento de la muerte...No debemos olvidar que la tranquilidad de la familia repercute directamente en la persona.
Entonces... ¿qué podemos hacer?
‒ Establecer desde el inicio, nuestra disponibilidad para la comunicación profunda y la escucha. A veces tendremos que actuar de puente facilitador en la comunicación emocional de la persona con la familia.
‒ Entender la lógica de sus cansancios, sus explosiones de mal humor, exigencias al equipo... haciéndole ver nuestras propias limitaciones.
‒ Explicarles que para ellos, adaptarse a la situación también es un proceso que necesita tiempo.
‒ Escuchar atentamente sus demandas y también sus necesidades.
‒ Animarles a reconocer y formular lo de positivo que está aportando aun a la persona. Ayudarles a ver lo bueno de compartir con él el día a día, aprovechar el tiempo para hablar, para decirse lo mucho que se quieren...
‒ Ayudarles a encontrar sus propios recursos para la solución de problemas, pero debemos ofrecer los apoyos externos que necesiten de manera preventiva.
‒ Ofrecer información adecuada acerca de la evolución, siendo muy prudentes con informaciones sobre diagnóstico, escuchar sus ansiedades y explicar todas las posibles opciones de tratamientos para que el paciente esté lo mejor posible.
‒ Fomentar su descanso, su cuidado. Si la situación lo permite, que vayan a descansar a casa...
‒ Enseñarles a cuidar a la persona, colaborando en sus cuidados. Les hacerse sentirse más útiles.
‒ En el momento de la muerte, es frecuente una explosión emocional de la familia. En esos momentos, la única ayuda puede ser nuestra presencia.
‒ Escuchar, alentar, no utilizar frases hechas...casi siempre es mejor el silencio. Actitud afectuosa.
‒ Respetar sus manifestaciones de duelo.
‒ Ofrecernos para realizar tareas, aunque sean muy sencillas, que a veces la familia no estará en condiciones de llevar a cabo.

7.3 Cuidados post mórtem
Los cuidados post mortem se realizan una vez el enfermo ha fallecido. Se efectúan después de la muerte, su finalidad es preparar el cadáver para su traslado al velatorio, quirófano o sala de autopsias.

Signos de muerte inminente
 Aparato circulatorio: disminución del riego, piel fría y pálida, pulso débil e irregular, disminución de la Tensión Arterial.
 Aparato respiratorio: respiración lenta y difícil.
 Órganos de los sentidos: visión borrosa, midriasis, no existen reflejos oculares.
 Sistema muscular: flacidez, pérdida de control de esfínteres, dificultad para deglutir, tos, acumulación de moco, ruido al respirar...

Signos de muerte
 Precoces: ausencia de movimientos respiratorios y ruidos a la auscultación, ECG plano, ausencia de tono muscular, pérdida de sensibilidad cutánea...
 Tardíos: enfriamiento del cadáver, rigor mortis, livideces, putrefacción cadavérica...
Procedimiento:
 Avisar urgentemente al médico.
 Registrar hora, fecha y maniobras de reanimación que se han realizado.
 Se avisará a los familiares.
 El cuerpo se tratará con total respeto.
 Los cuidados se aplicarán antes de que aparezca el rigor mortis.

Cuidados:
 Reunir el equipo.
 Ponerse guantes y bata.
 Colocar el biombo.
 Bajar el respaldo de la cama, retirar las pertenencias y meterlas en una bolsa con su identificación.
 Colocar al fallecido en decúbito supino, con la cabeza y los hombros ligeramente elevados.
 Retiraremos sondas drenajes, sondas, esparadrapos...
 Se realiza la higiene corporal completa y se cambian los apósitos.
 Los orificios naturales se taponarán con algodón con ayuda de unas pinzas.
Colocaremos un absorbente.
 Se le colocan las prótesis dentales y se le cierra la boca.
 Se le cerraran los ojos.
 Se le peina.
 Le taparemos con una sábana limpia.

Ejercicios de repaso:
–Trabajando en el turno de noche fallece una de las personas a las que  cuidamos, cuando informamos a la familia nos dice que no puede ser y que debemos  habernos equivocado,….¿En qué fase del duelo podemos pensar que se encuentra ?
a- Fase de negociación
b- Fase de depresión
c- Fase de negación
d- Fase de aceptación
- No es un s
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