Higiene y cuidados personales: buenas prácticas desde la ACP


En el entorno de las instituciones sociosanitarias donde conviven personas con pluridiscapacidad o en situación de dependencia el contacto físico durante los cuidados es un acto imprescindible todos los días. Los/as profesionales de atención directa, los/as gerocultoras, auxiliares, cuidadores/as.... acompañan todos los días a personas dependientes en la realización de las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD). Les acompañan en el aseo y la higiene, la alimentación, en el vestido y el desvestido, las transferencias, la deambulación, los cambios posturales....y al suplirles o colaborar con ellos en dichas actividades entran necesariamente en contacto físico (y psíquico).  

La atención centrada en la persona (ACP) parte del reconocimiento de la dignidad de la persona con demencia.

La dignidad hace referencia al valor intrínseco de todas las personas por el hecho de su condición humana. Este  punto de partida obliga a considerar a toda persona con pluridiscapacidad o en situación de gran dependencia,  como un ser valioso y, por tanto, a ser merecedora de respeto con independencia de su situación, grado de deterioro y necesidades de apoyo.

La Atención Centrada en la persona (ACP) se orienta desde un conjunto de valores o enunciados sobre la atención. Valores  que  se derivan de una forma posicionada de MIRAR A LAS PERSONAS que precisan cuidados u otros acompañamientos que requieren contacto físico.


El contacto es su herramienta de trabajo más valiosa, por lo que la protección de la intimidad se coinvierte en un componente esencial del modelo de atención centrado en la persona.

Ver caso Mikel: cuando el aseo es más que el aseo

Intimidad física o corporal Se refiere, en primer lugar a la limitación en el acceso al cuerpo (físico y visual) de las personas que precisan cuidados personales.

El acceso al cuerpo (verlo, tocarlo, explorarlo) requiere del consentimiento de la persona (o de quien ejerzca su representación). También precisa del compromiso de quien cuida para evitar injerencias de otros no necesarias o entradas demasiado invasivas. Requiere también de un espacio físico que lo permita.

Atañe también al acercamiento cálido cuando se dispensan cuidados, algo imprescindible para que la persona se sienta cómoda y tratada en un entorno de seguridad y respeto cuando otras personas acceden a su cuerpo. Todo ello debe ser tenido en cuenta en las atenciones corporales  como el baño, el vestido, la comida o la  atención a la incontinencia. Cobra una tremenda importancia en las personas con demencia.
Martxel trabaja en un centro residencial para personas con daño neurológico. Es el profesional de referencia de Peio, 62 años con diagnóstico de demencia vascular. El hijo de Peio, le ha contado que su padre siempre se ha sentido muy incómodo con su desnudez. Por ello Martxel cuando le desviste o le acompaña en el aseo en la ducha, se ocupa de cerrar la puerta de la habitación o del cuarto de baño con pestillo, nunca lo deja completamente desvestido, utiliza toallas, la cortina para darle algo de intimidad, retira la mirada mientras se asea y conversa distendidamente con él mientras tanto. Hoy ha empezado un nueva alumna en prácticas al centro y Martxel le ha explicado que no podrá acompañarle en el aseo de Peio porque a éste seguramente no le gustaría.

La intimidad física o corporal se refiere por tanto, a la limitación en el acceso al cuerpo (físico y visual) de las personas por parte de otros, como a la necesidad de acercarse con respeto y calidez. Para proteger la intimidad corporal nos detendremos en cuatro asuntos clave.

  1. La información y el consentimiento
  2. Evitar exposiciones y presencias no necesarias
  3. El sentimiento de pudor
  4. El espacio físico

Con carácter general, el acceso al cuerpo debe ser consentido por las personas que precisan cuidados. La persona debe ser informada de qué se hace cuando se accede a su cuerpo, tanto cuando se dispensan cuidados personales (baño, aseo, vestido), como cuando se realizan exploraciones físicas o curas.

En el caso de personas con deterioro cognitivo estas consideraciones pueden cobrar matices. La información debe ser comprendida por la persona y no siempre resulta adecuado informar detalladamente sobre todo, si no tener en cuenta que nos dice su biografía, sus tutores legales o familiares sobre cada decisión.

Cuando la persona tiene una demencia avanzada, es la familia quien, habitualmente, debe recibir esta información. Esto no significa que debamos renunciar a comunicarnos con la persona e intentar buscar la mejor forma de que ésta participe y se sienta relajada cuando reciba atenciones corporales.

En ocasiones deberemos utilizar estrategias muy  personalizadas para informar y buscar su participación. Cada persona somos un mundo. En la demencia las diferencias individuales son muy  importantes.
“A mi aita le pone muy nervioso el aseo. Sonia, la trabajadora que viene del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), le ducha cada dos o tres días, dependiendo de cómo tiene el día. No le dice nada antes de entrar al baño, va con su batín hasta allí y cuando están dentro le pone su música favorita y luego le sienta en la silla que está debajo de la ducha. Le quita el batín, empieza por las piernas y poco a poco van haciendo. Entonces ya sí le va diciendo, “Patxi, ahora los brazos, toma el jabón, ahora secamos”…Parece que funciona.
 
“Maitane es enfermera en un centro residencial donde conviven personas mayores dependientes. Diariamente se ocupa de los pies y dedos de Ciriaca, una residente con diabetes (riesgo de pie diabético) que tiene una demencia moderada. Siempre le habla mientras le revisa los pies, se los asea, corta las uñas y/o le aplica crema.  Maitane, le va contando de forma sencilla lo que va haciendo y observa cualquier signo comunicativo que evidencie de la residente. Algunas compañeras le dicen que para qué le habla porque ya no se entera.  Sin embargo, Maite percibe que suele estar más tranquila mientras la trata de esta manera. Y diría que ambas se sienten bien con este tipo de contacto.

Intimidad espacial
Hace referencia al territorio que configura el ámbito privado de la persona. Incluye tanto los lugares o espacios como los objetos o pertenencias de la persona (objetos personales, prendas de vestir, complementos, fotografías, cartas,  etc.). Es importante para garantizar que se puedan mantener relaciones interpersonales y actividades privadas así como para proteger aspectos relacionados con la personalidad (ideas, sentimientos, valores).

Ramon en las habitaciones de los residentes: Ramontxo trabaja de gerocultor en una residencia de personas mayores. Cuando tiene que ir a buscar algo al armario de los residentes les informa y procura que vayan con ella. Nunca coge fotografías ni otros objetos personales sin pedirles permiso. Cuando entra en cada habitación avisa y solicita su permiso, incluso cuando la persona está muy deteriorada y parece que “ya no se entera de nada”.
No podemos perder de vista que el espacio físico es un factor importante para facilitar o dificultar la protección de la intimidad corporal de las personas que precisan cuidados.

El diseño de muchos centros (las habitaciones compartidas o los baños sin acceso directo desde la propia habitación, la obligada convivencia en salas comunes durante todo el día) no pone fácil las cosas.

En cada espacio y situación deberemos ver qué posibilidades y medidas son factibles para proteger la intimidad de las personas.
En la el centro residencial Las Flores para personas con pluridiscapacidad la mayoría son habitaciones dobles. Se han puesto cortinillas para separar las dos camas a las personas. Cuando se acompaña al aseo a alguna persona residente siempre  se cierra la puerta de la habitación, se pone la bata a la persona para salir de la cama y tras entrar en el cuarto de baño se cierra la puerta.
En el centro de día para personas mayores dependientes siempre que el personal de enfermería realiza curas, no se hacen en zonas comunes. Siempre se realizan en su habitación o en la sala de curas. 
Como ya hemos señalado, la intimidad espacial hace referencia al territorio que configura el ámbito privado de la persona incluyendo tanto los lugares o espacios como sus pertenencias.

A continuación destacaremos tres asuntos clave para proteger la intimidad espacial:
  • La necesidad de privacidad del ser humano
  • La información y el consentimiento
  • Las pertenencias: acceso y uso
Entrar en un lugar privado (en el domicilio o en  la habitación de un residente en un centro) o acceder a las pertenencias de la persona requiere de la información previa y del consentimiento de ésta (o de quien la representa). Hemos de ser conscientes de que se accede a un espacio particular  y privado de la persona,on independencia de que nos necesite y vayamos a prestarle ayuda.

Cuando la persona es competente, resulta algo obvio, pero en el caso de las personas con demencia, esta consideración se tiende  a olvidar. Necesitar ayuda o supervisión no anula derechos ni debe mermar el respeto a la persona.
Cuando Pepe, cuidador en una vivienda donde conviven personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), entra en las habitaciones de los residentes siempre llama y pide permiso para entrar, independientemente de que tengan o no desarrollado lenguaje oral. Procura ser considerado y no olvidarse de que es un espacio que debiera ser privado y que está entrando allí porque me necesita pero que el espacio no es suyo sino de la persona que vive allí. 

La imagen personal hace referencia al aspecto que a cada persona la configura e identifica como alguien singular, especial y diferente de las demás.

Para proteger la imagen de las personas con demencia cabe subrayar dos asuntos clave:

  1. Imagen personal, identidad y bienestar
  2. Imagen positiva y honorable 

El Señor Lucas si no lleva corbata se pone muy nervioso, es como si le faltara una parte de su cuerpo. Su mujer lo sabe muy bien y es lo primero que nos contó cuando empezó a asistir al centro de día.

Felisa tiene un deterioro cognitivo muy avanzado. Es una maravilla ver con qué estilo luce su turbante, su foulard  morado, sus pendientes de perlas y sus labios y uñas pintadas. La memoria le abandona pero su natural elegancia no. 
Pautas de actuación en higiene y cuidados personales
La protección de la intimidad durante la higiene y cuidados personales tiene un trasfondo cultural importante. No todas las culturas, sociedades y grupos tienen la misma consideración sobre lo que es la intimidad y lo que debe ser protegido.

La pluralidad cultural en la que nuestra sociedad afortunadamente está inmersa, nos ofrece nuevos retos en la atención protegiendo derechos que incumben a formas muy diversas de entender los valores de convivencia.

Las sociedades mediterráneas y latinas, en general, a pesar de contar con normativa específica para proteger la intimidad de las personas, están todavía poco concienciada sobre este derecho. 

Por otra parte, los medios de comunicación y las redes sociales, en ocasiones ejercen un papel muy discutible y poco ejemplarizante en relación a la protección de la intimidad de las personas.

Es necesario generar una mayor concienciación social sobre la importancia de proteger este derecho en las personas, y especialmente en las personas que precisan cuidados y atención.

Las personas con demencia siguen siendo personas, y por tanto,  siguen siendo portadoras de sus derechos, aunque necesiten apoyos para ejercerlos.

Educar, reflexionar, sensibilizar y no infravalorar estas cuestiones, es cosa de todos.

Las actuaciones profesionales deben contemplar los principios y derechos expresados en el marco de la atención integral centrada en la persona, preservando en todo caso el mayor grado posible de autonomía, privacidad e intimidad. La práctica profesional de realizar la higiene, bañar, peinar, vestir… a una persona que no puede realizarlo por si misma, debe darse en unas condiciones que garanticen en la mayor medida posible la participación, preferencia y elección por parte de la misma. 

• En el aseo e higiene personal y la atención a la incontinencia, extremar el respeto y la salvaguarda de la intimidad.

 Conocer y respetar sus preferencias en el cuidado personal: en sus hábitos, en sus gustos, sus costumbres relativas al cuidado de sí mismo (del aseo, de higiene íntima, del vestido, de la estética, etc.).

 Medidas para salvaguardar la intimidad en atenciones corporales, especial atención requieren de espacios privados donde se realizan los cuidados corporales, donde solo deben participar la persona usuaria y los profesionales necesarios para su atención. Lugares como baños, aseos... deben contar con los dispositivos que garanticen que estas atenciones se dispensen protegiendo la intimidad de cada persona.


En los momentos del aseo, del vestido, de acompañar al baño: 

 Mantener una actitud que trasmita respeto y delicadeza. 

 Cerrar la puerta del baño o de la habitación mientras se realiza la asistencia. 

 Estar presentes solo las personas necesarias para prestar la ayuda. 

 Disponer y facilitar medios que minimicen sentimientos de pudor y vergüenza (toallas, sabanitas, mamparas, albornoces). 

 Evitar, si para la persona es importante, que el aseo lo hagan profesionales de diferente sexo al suyo. 

 Dirigirle la palabra, con respeto y calidez a la persona, mientras se le asea. 

 Procurar respetar las preferencias en relación al modo de ser aseado y su participación en la medida de sus capacidades.

• La autonomía solo debe tener los límites de la capacidad de obrar de la propia persona usuaria (autolimitación) y las posibilidades reglamentadas del centro (normativa). En ningún caso se debe limitar la autonomía y su grado es inherente a las condiciones propias de la persona usuaria. 

Prevalece la persona sobre los intereses profesionales. 

• La intimidad y privacidad en actuaciones de intervención directa sobre personas y en actos de fragilidad y riesgo de vulnerabilidad de estos derechos (desnudar, vestir, asear, bañar) adquieren carácter de primacía y especial consideración por parte de los profesionales. 

• La ayuda al aseo personal de la persona mayor dependiente es difícil, sobre todo la primera vez, ya que no tiene costumbre de que nadie acceda a su intimidad. Por ello es importante la actitud del personal en esa primera vez, para facilitar su disponibilidad. 

• La higiene y aseo diario es necesario para conseguir las mejores condiciones de salud, imagen y defensa de la piel de la persona usuaria y por lo tanto para aumentar su calidad de vida, estado anímico, autoestima y relaciones sociales. 

• Se considera a la información, comunicación y consentimiento por parte de las personas usuarias, las principales herramientas para compaginar AUTONOMÍA, INTIMIDAD y NORMATIVA en aquellos aspectos en los que pueda haber mayor grado de conflicto. Hábitos y pautas de baño e higiene, preferencia de ropa, utilización de complementos, ¿quién?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿cuánto?… 

• Los conflictos mencionados en el apartado anterior, pueden ser provocados por situaciones culturales y de hábitos arraigados en profundidad en la persona usuaria, por lo que deberán ser trabajados durante el periodo de adaptación , con introducción gradual, flexibilizando la norma en función de conseguir los objetivos con el tiempo, a su ritmo y buscando su participación. 

• Es importante que lo que pueda realizar por sí misma lo haga, estableciéndose el grado de ayuda necesario o la supervisión exclusivamente, si es el caso. 

• Se pueden utilizar técnicas conductuales, enseñando la forma mas adecuada de realizar la actividad por medio de instrucciones y refuerzo diferencial, modelado, moldeado, encadenamiento.... En ocasiones es suficiente completar acciones que la persona usuaria no puede hacer y/o en otras comenzar la cadena conductual y que siga ella. 

• Se debe hablar con la persona usuaria mientras se le está atendiendo, incluyendo instrucciones, y sobre todo es importante elegir el lugar adecuado para realizar las actuaciones, debiendo cubrir las máximas garantías de intimidad y privacidad. 

• Es conveniente la identificación y registro de los gustos y preferencias de las personas usuarias en las actuaciones mencionadas anteriormente, así como sus reacciones, utilizando documentos preestablecidos como el PAI o mediante documentos específicos de fácil acceso por parte del personal (sensobiografía, por ejemplo)

• Vestirse, como el resto de las A.V.D., es una cadena conductual compuesta por unidades de conducta concretas como: sacar la ropa del armario, desplegarla, colocarse sobre la cabeza…, además de utilizar elementos favorecedores (cierre tipo velcro…), probablemente la persona no puede hacer alguno de estos pasos y sí los otros, por lo que se le ayudará en los que tiene dificultad.

• La imagen es un factor de especial relevancia en los cuidados personales y contempla no solo aspectos de higiene y vestido sino que se completa con complementos como las gafas, dientes postizos, cuidado del cabello, txapela, afeitado, maquillaje, accesorios para el pelo… Se debe favorecer la preferencia personal al respecto. 

• Las personas usuarias deben estar cómodas, bien vestidas, con ropa limpia y acorde con la temperatura ambiente y si es posible por su nivel de capacidad de elección, que satisfaga su gusto, el cual debe ser siempre fomentado y fundamentado. 

• A veces es necesario la utilización de productos de apoyo para la realización de baños, movilizaciones transferencias o traslados (grúa, bañera, camilla baño asiento…) . Dicha utilización debe ir siempre precedida por formación al personal (conocimiento de funcionamiento y ventajas de su utilización) y por información previa a las personas usuarias (sensaciones y seguridad). 

• Cualquier actuación en el apartado de higiene y cuidados personales deberá fomentar el autocuidado, potenciando las posibilidades mantenidas por parte de las personas usuarias y favoreciendo el sentimiento de autoestima. 

• Los absorbentes se utilizan bajo estricta prescripción facultativa (especificando su uso parcial o total) en función de problemas de control de la eliminación y tras fracasar el autocontrol y las posibilidades de reeducación de esfínteres. 

• La incontinencia vesical tiene gran importancia por su repercusión psicológica, física, social y económica provocando en la persona usuaria aislamiento, disconfort, inseguridad y disminución de autoestima. Se debe tener especial cuidado con los comentarios y la forma de abordarla con la persona usuaria. 

• El uso de el material absorbente para control de la eliminación de las personas usuarias debe ser debidamente explicado para conseguir el consentimiento para su utilización. 

 Los absorbentes deben ser utilizados, siempre que sea posible, complementariamente a programas de reeducación vesical.

Algunas recomendaciones

  • Mientras se realizan atenciones corporales mantener una actitud que trasmita respeto y delicadeza.

  • Cerrar la puerta del baño o de la habitación mientras se realiza la asistencia.

  • Estar presentes solo las personas necesarias para prestar la ayuda.

  • Disponer y facilitar medios que minimicen sentimientos pudor y vergüenza a quienes así lo sientan (toallas, sabanitas, mamparas, albornoces…).

  • Evitar, si para la persona es importante, que el aseo lo hagan profesionales de diferente sexo al suyo.

  • Dirigirle la palabra, con respeto y calidez, mientras se le asea.

  • Procurar respetar las preferencias en relación al modo de ser aseado y su participación en la medida de sus capacidades.

Por último pero no menos importante, me gustaría añadir alguna reflexión sobre la adaptación a los cambios cuando perdemos autonomía de manera temporal o permanente.

Proteger la intimidad ante tránsitos vinculados a pérdidas funcionales

Los tránsitos vinculados a  las pérdidas funcionales pueden provocar en la persona vergüenza, frustración, desánimo y generar rechazo. Son situaciones que suelen suponer dificultad en el cuidado e incluso desacuerdo o discusión entre quien cuida y quien recibe el cuidado.


Algunos tránsitos vinculados a pérdidas funcionales en el cuidado de personas mayores:

  • Tener que empezar a usar absorbentes por incontinencia.
  • Precisar bastón u otras productos de apoyo para caminar.
  • Necesitar un protector de ropa para comer.
  • Tener que desplazarse en silla de ruedas.
  • Tener que restringir la realización de algunas actividades (conducir, manejo de dinero, utilización de objetos peligrosos).

La personalidad de cada persona es algo importante a tener en cuenta. No todo el mundo se adapta a las pérdidas funcionales del mismo modo ni con el mismo ritmo.

Hemos de comprender que la persona se enfrenta ante una pérdida que tiende a afectar a su autoestima. Toda pérdida conlleva un periodo de duelo y de adaptación. Las personas con demencia tienen menos recursos cognitivos para razonar e integrar estos cambios y pueden mostrar un alto rechazo cuando se atienden las nuevas necesidades.

Los tránsitos funcionales deben ser abordados como sucesos íntimos de la persona y tratados, por tanto, con prudencia y discreción. A las personas no nos suele agradar que nuestras dificultades, nuestra vulnerabilidad, sea un asunto conocido por todo el mundo.

La empatía, la sintonía y un acercamiento sereno y cálido ante las reacciones emocionales de la persona  serán indispensables en estos momentos. Estas actitudes y habilidades forman parte de las competencias indispensables para el buen cuidado.


Tampoco hemos de olvidar que quien cuida, sea familiar o profesional, necesita también ser escuchado, comprendido y apoyado.


 

Fuentes y enlaces de interés:

¿Qué es y no es Atención Centrada en la Persona? Por Teresa Martínez

Evaluación de los servicios gerontológicos: un nuevo modelo basado en la Atención Centrada en la Persona 

Cuando el Alzheimer avanza...¿dónde queda la persona?. Por Teresa Martínez

La atención centrada en la persona. Sus aportaciones al cuidado de las personas conAlzheimer.

Pautas de buena praxis para la protección de la intimidad en los cuidados personales

Así soy, así me gusto

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Varios autores. (2002). Confidencialidad en la práctica psiquiátrica. Guía breve. Madrid: ASEDEF.

Villar, F., Celdrán, M., Fabà, J., Serrat, R., y Martínez, T. (2017). Sexualidad en entornos residenciales de personas mayores. Guía de actuación para profesionales. Madrid: Fundación Pilares para la Autonomía Personal.

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