La atención que se preste en los centros residenciales a cada persona residente deberá ser
integral, es decir, se deberá tender a la consecución de un modelo global de salud y bienestar,
que deberá abarcar, debidamente coordinados entre sí, los aspectos sanitarios, físicos, sociales,
psicológicos, ambientales, convivenciales, relacionales, culturales y otros.
Los centros residenciales del País Vasco según se recoge en la normativa podrán crear además de unidades de psicogeriatría y convivenciales, unidades sociosanitarias para favorecer la mejor atención de la persona residente, atendiendo al tipo de dependencia, grado de la misma e intensidad de cuidados que precise. En caso de contar con una unidad sociosanitaria en el centro residencial además de cumplir la unidad contará con una sala de enfermería propia. En ellas se atenderán a personas que, por causa de graves problemas de salud o limitaciones funcionales, o de dependencia o riesgo de exclusión social, necesitan una atención sanitaria y social simultánea, coordinada y estable, ajustada al principio de continuidad de la atención. La sala de enfermería dispondrá de un lavabo con agua caliente y fría y una camilla de exploración adaptada a personas con movilidad reducida. Todas las habitaciones de la unidad socioanitaria dispondrán de las instalaciones necesarias para uso hospitalario en concreto oxígeno, aire, óxido nitroso y vacío. El número máximo de plazas por unidad será de 25, pudiendo haber más de una unidad por centro. Las habitaciones tendrán camas articuladas, con tren elevador, con barras de protección y con colchones viscoelásticos.
Cada unidad sociosanitaria dispondrá de:
a) Los dispositivos necesarios para el baño de personas usuarias según grado de dependencia: bañeras geriátricas, sillas de baño, etc.
b) Al menos una grúa de traslado con dos tipos de arneses (Uno para traslado desde la cama y otro para elevación y cambios de absorbente).
c) Pulsioxímetro, electrocardiógrafo, carro de paradas con desfibrilador, su medicación y accesorios de urgencia y carro de curas para facilitar el transporte de material necesario para realizar las curas en las habitaciones.
Además contará con los materiales necesarios para:
a) La administración de medicación por vía oral con un sistema de unidosis, como por vía subcutánea e intravenosa.
b) Técnicas de soporte nutricional; sondas nasogástricas, catéteres de ostomía y sistemas de
bombas de infusión.
c) Técnicas de enfermería, materiales para curas, etc.
d) Técnicas de rehabilitación: acceso a sala de fisioterapia adecuadamente dotada, que contará
con medios informáticos.
Los centros residenciales para personas mayores deben contar con área sanitaria, que comprenderá los espacios de sala de consulta, cuarto de curas y botiquín,
sala de fisioterapia y espacio dedicado al servicio de farmacia o al depósito de medicamentos.
Tanto si los servicios de atención geriátrica se prestan con personal propio como si son concertados, todos los centros residenciales deberán disponer, como mínimo, de los siguientes
espacios:
a) Sala de consulta:
– Dotada de espacio suficiente, que permita la consulta verbal, así como el reconocimiento y
exploración de las personas residentes.
– Dispondrá de un lavabo con agua caliente y fría y una camilla de exploración.
b) Cuarto de curas y botiquín:
– En los centros residenciales de hasta 50 plazas, podrá constituir espacio conjunto con la sala
de consulta.-Dispondrá de lavabo de agua caliente y fría.
La asistencia sanitaria prestada con recursos
propios y/o ajenos en los centros residenciales abarca
distintos campos como son:
a) Atención médica primaria, de especialidad
ambulatoria y hospitalaria.
b) Atención de enfermería: cuidados de enfermería y auxiliares.
c) Fisioterapia.
d) Terapia ocupacional.
Se plantean una serie de características que se
consideran de gran importancia a la hora de prestar la
asistencia sanitaria con recursos propios:
• Cobertura coordinada con Osakidetza: El
centro abarca parte de la atención sanitaria
pero se complementa con la prestación normalizada del Servicio Vasco de Salud – Osakidetza–, fundamentalmente en la atención
de urgencia, especializada y hospitalaria.
• La multidimensionalidad de los objetivos de
la asistencia a prestar por parte de la residencia, enfocados a ayudar a paliar la pérdida de autonomía de la persona usuaria para
realizar las actividades de la vida diaria.
• El carácter preventivo y readaptador de las
residencias en función de las características y necesidades de salud de las personas
usuarias.
• La persona usuaria ingresa en un centro
residencial, no por presentar una o varias
patologías, sino por las consecuencias de
las mismas. La persona usuaria lo es por su
dependencia para seguir llevando una vida
autónoma en su entorno habitual.
El marco de referencia recoge algunas cuestiones referentes al apartado que estamos analizando:
Atención sanitaria: el centro residencial facilitará el acceso a la atención sanitaria, respetando la elección efectuada por las personas usuarias. En cualquier caso, se deberá garantizar
que todas las personas usuarias reciban la atención sanitaria necesaria por medios propios o
ajenos.
Readaptación para las actividades de la vida diaria: incluirá aquellas actividades o programas que fomenten el desarrollo de las capacidades motoras, ocupacionales y relacionales en sus distintos niveles, grupal, familiar, social y con el entorno, con el objetivo de lograr el mantenimiento de sus facultades y si es posible la mejora de las mismas, realizando las actividades de prevención y preservación necesarias según las limitaciones y capacidades de la persona usuaria. En todo caso, existirá un programa de estimulación cognitiva.
Fisioterapia y rehabilitación destinadas a recuperar funciones perdidas o al mantenimiento
de las existentes para evitar que se deterioren. Asimismo, actividad física grupal o gimnasia. Sala de fisioterapia y rehabilitación en los centros residenciales de más de 25 plazas, destinada a la realización de ejercicios físicos de mantenimiento y recuperación.
La atención médica en los centros residenciales tiene tres características principales:
1• Preventiva: Screening de patologías prevalentes, programas de prevención de complicaciones en diversas patologías, profilaxis y
vacunaciones.
2• Integral: Clínica (médica y de enfermería),
funcional (rehabilitadora de patologías existentes y de mantenimiento), mental y social.
3• Continuada: Desde su ingreso hasta la finalización.
Pautas de actuación en atención sanitaria
Pautas de actuación en atención sanitaria
La residencia establece los mecanismos oportunos
para garantizar la atención sanitaria que precisan las
personas usuarias. Los protocolos son necesarios para homogeneizar (hacer de la misma manera) la ejecución de las tareas, de tal forma que todos los profesionales tengan una forma de trabajo similar y reconocible y evitar la arbitrariedad de los diferentes profesionales.
Los centros residenciales del País Vasco están obligados a definir programas y protocolos de
intervención internos:
Protocolos de Atención Biosanitaria:
– Protocolo de actuación terapéutica y gestión de medicación.
– Protocolo de actuación en úlceras por presión.
– Protocolo de actuación en casos en los que se sospeche o detecte una situación de maltrato
o abuso.
– Protocolo de prevención y tratamiento de caídas.
– Protocolo de prevención y tratamiento de infecciones.
– Protocolo de prevención y tratamiento de la agitación psicomotriz.
– Protocolo de prevención y tratamiento del pie de riesgo/pie diabético.
– Protocolo de higiene y cuidado personal.
– Protocolo de nutrición e hidratación.
– Protocolo de movilización.
– Protocolo de eliminación e incontinencia.
– Protocolo de acompañamiento a consultas sanitarias.
– Protocolo de atención al final de la vida.
– Protocolo de prevención y tratamiento de la disfagia orofaringea
– Protocolo de prevención y
tratamiento de los trastornos de la comunicación y del lenguaje.
– Protocolo de transporte de muestras biológicas a los laboratorios
El centro residencial tiene que articular los procedimientos
de engranaje para el acceso a los servicios necesarios
que se prestan por parte de Osakidetza.
La atención en las necesidades sanitarias de las
personas usuarias se realiza por parte de los
profesionales desde la propia conceptualización
de este recurso social. La atención personalizada
en lo que es la vivienda permanente de la persona
usuaria, conlleva la necesidad de cubrir aspectos
sanitarios en un contexto que precisa de cierta
“desanitarización” y prestar la atención desde
parámetros de entorno de vital integral. El cubrir las
necesidades sanitarias es un componente necesario
dentro de la prestación asistencial integral pero no
es el objeto único de este recurso.
En ocasiones se producen situaciones conflictivas
como pueden ser la no aceptación por parte
de la persona usuaria de la prescripción de una
dieta especial (diabética), rechazo o demanda
de prescripción medicamentosa, demanda o no
aceptación de ingreso hospitalario…
Ante una situación de conflicto, intervención no
aceptada por parte de la persona usuaria capaz, se
primará el principio de autonomía de la misma con
los límites de la no maleficencia en la actuación
profesional o marco normativo y legal al respecto.
La planificación de las intervenciones (PAI) y la
comunicación e información entre el centro y las
personas usuarias y sus familiares, se consideran
herramientas idóneas para la resolución de conflictos
ante pautas o prescripciones que puedan provocar
conflictos de intereses entre las partes.
• La valoración geriátrica integral (médica, enfermería,
funcional, mental y social) se realiza en la primera
fase de estancia de la persona usuaria en la residencia
y es primordial para detectar sus necesidades y
establecer el PAI y los cuidados de enfermería que
precisa.
El servicio de enfermería de la residencia debe asumir
el papel de punto de referencia para las personas
usuarias, al estar en funcionamiento durante
las veinticuatro horas, atendiendo multitud de
causas no exclusivamente sanitarias: problemas de
convivencia, necesidad de compañía, comunicación,
relación con familias…
Potenciar la educación sanitaria, dentro de la medicina
preventiva, en personas usuarias afectadas de ciertas
patologías (hipertensas, diabéticas, obesidad…).
Potenciar la educación sanitaria, dentro de la medicina
preventiva, en hábitos alimenticios, higiénicos…
Extremar cuidado y vigilancia en grupos de alto
riesgo: personas depresivas, en fase de duelo, intentos
de suicidio… y establecimiento de programas para
prevención de inmovilismo, caídas y fracturas, úlceras
por presión…
La enfermería de la residencia debe trabajar en la
búsqueda del bienestar físico, psíquico y social de las
personas usuarias, adoptando un papel dinámico en la
captación de multitud de información por la cercanía
a la persona usuaria (si está tomando medicación
correctamente, si descansa durante la noche, relaciones
sociales internas, modificaciones o alteraciones de
conducta, participación en actividades…).
Estimular a la persona usuaria dependiente a utilizar
al máximo sus recursos psicofísicos intactos para
conseguir la mayor capacidad de estos en el medio
residencial. Máxima independencia en función de
las habilidades residuales.
Combatir la tendencia hacia la incapacitación
progresiva de la persona usuaria, bien como
producto de procesos mórbidos, bien por el propio
ambiente de sobreprotección que puede originar la
institucionalización.
Asesorar a las personas usuarias para mantener una
buena forma física, adoptando modos de vida sanos
y naturales. Mejorar la movilidad general, a través
de ejercicios activos, pasivos o activo-pasivos.
Favorecer la utilización de ayudas técnicas, tanto de soportes para deambulación (sillas de ruedas,
muletas, andadores…), como de órtesis y prótesis.
• Mantener y entrenar para recuperar habilidades
de las AVD como aseo, vestido, alimentación,
transferencias…, mediante la rehabilitación de
procesos incapacitantes para lograr la máxima
independencia posible.
• Reforzar y conservar actividades profesionales y/o
lúdicas que hayan realizado anteriormente para
favorecer la autoestima, sentimiento de utilidad,
fomentar relaciones sociales y formar vínculos.
• Potenciar los gustos y experiencias de las personas
usuarias para recuperar la funcionalidad realizando
técnicas de labores diversas.
• Mantener y/o recuperar las funciones mentales
superiores con programas de entrenamiento en
memoria, atención, lenguaje, estimulación cognitiva
y orientación a la realidad personal, espacial y
temporal.
• Realizar medidas de adaptación del medio residencial
para favorecer, facilitar o suprimir barreras, en
función de las necesidades físicas y/o cognitivas de
las personas usuarias.
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