CASO DE ESTIMULACIÓN BASAL CON PERSONAS CON ALZHEIMER: BERNARDA

PRESENTACIÓN DEL CASO

Bernarda de 97 años, viuda y con cuatro hijos. Vive en una residencia para personas mayores desde  hace un año. Diagnosticada de demencia de tipo Alzheimer. Presenta afasia expresiva y comprensiva.  Hace unos meses podía verbalizar palabras y frases muy circunscritas, y en las últimas semanas no hay lenguaje, únicamente gruñidos. Incontinencia de orina. Requiere asistencia en el aseo y en la alimentación. Presenta disfagia por lo que actualmente come triturado y con espesante, a pesar de esto, en el último año ha hecho dos broncoaspiraciones que no han tenido grandes consecuencias a nivel de salud ni han requerido un traslado hospitalario de urgencia.  Antecedentes anemia, depresión, episodios de heteroagresividad, cirugía por fractura de brazo y cadera tras caída. Ya no deambula. Su régimen de vida es cama-sofá de descanso-silla de ruedas. Llegó al centro con úlceras por presión en sacro y glúteos (ya en remisión) y mantiene tratamiento con antidepresivos. 

Presenta una puntuación en el MEC de Lobo de 0 (deterioro cognitivo muy severo), un Índice de Barthel de 7 (gran dependencia para realizar las ABVD) y un deterioro cognitivo grave clasificado como 6 en la escala Global Deterioration Scale (Reisberg et al., 1982).  Recibe una sesión de terapia ocupacional a la semana de carácter grupal.

El deterioro cognitivo severo provoca un deterioro generalizado de las funciones cognitivas y funcionales de la persona, entre ellas la comunicación, lo que provoca que se sume a un estado de aislamiento psíquico y físico, como es el caso de Bernarda.  

Partimos de la premisa de que la Estimulación Basal (a partir de ahora EB) podría ayudar a crear canales de comunicación alternativos, que ayuden a salir de ese aislamiento, a las personas con deterioro cognitivo severo. 

La EB, concepto creado en 1974 por Andreas Fröhlinch (Fröhlich, 1998) pretende impulsar el desarrollo de personas en situaciones vitales críticas, cuyas competencias de intercambio y regulación se encuentran, disminuidas, reducidas o permanentemente discapacitadas. 

Como en el caso de Bernarda, a medida que la enfermedad de Alzheimer (EM) deteriora las capacidades verbales, el contacto auténtico, respetuoso y de aceptación mediante canales no verbales adquiere más importancia. Cuando el “self” o la integridad del yo se desestructura, es muy importante que se pueda mantener mediante las relaciones que se experimentan. 

La EB abre una vía de comunicación no verbal con Bernarda. La intervención terapéutica no farmacológica en deterioro cognitivo severo con la EB puede ser una forma de abrir una vía de comunicación no verbal con estas personas, que mejore su calidad de vida y relación con el entorno. 

El objetivo principal es proporcionar a través de la técnica de la EB canales alternativos de comunicación con la persona mayor dependiente con deterioro cognitivo que mejoren variables corporales vegetativas y señales corporales cualitativas.  Para ello durante la intervención se han de identificar cambios en tensión arterial, frecuencia cardiaca y saturación de oxígeno y evidenciar cambios en señales tónicas corporales, movimientos de la cara y movimientos de miembro superior. Se esperaba que la información somática genere respuestas reflejo de una mayor percepción corporal; y que  provoque respuestas motoras en Bernarda.

Se diseñaron y realizaron 8 sesiones en total de 35 minutos cada una, repartidas en 4 semanas del mes de enero, cada martes y jueves de 15:30 a 16:05.

La intervención se dividió de la siguiente manera: los 10 primeros minutos estaban destinados al saludo de la persona, a la recogida de datos de la pre-sesión para establecer la línea basal de Bernarda y la realización de la escala de Coma Rappaport en la 1º y 4º sesión. 

Los siguientes 15 minutos correspondían a la aplicación de información somática, vestibular y al acompañamiento de la respiración  y durante los últimos 15 minutos se volvían a medir las variables cuantitativas de frecuencia cardiaca, tensión arterial, temperatura y saturación de oxígeno y se cerraba la sesión despidiéndonos de la persona residente. 

En todas las sesiones la habitación se encontraba en penumbra y Bernarda encamada en supino y arropada. 

Al llegar a la habitación lo primero que se hacía era acomodar las condiciones de la habitación, levantando la persiana o en caso necesario encendiendo la luz. También se bajaban las barandillas de la cama y se destapaba a Bernarda para facilitar la intervención terapéutica. 

Después se realizaba un saludo que consistía en aproximarse en silencio y aplicar un contacto en forma de presión con nuestras manos sobre ambos hombros, el cual poco a poco iba disminuyendo hasta desaparecer. Tras el saludo, se registraban los valores cuantitativos pre-sesión. 

La primera parte de la intervención se centraba en ofrecer a Bernarda información de su cuerpo a través del área somática, realizando el modelaje somatosensorial relajante de Christel Bienstein (Bienstein & Fróhlich, 2016), manteniendo el contacto con la persona en todo momento, colocando las manos cerradas en palma y con el pulgar pegado para evitar diferentes puntos de contacto que pudieran distraer la atención de la persona, siempre dando tiempo para que respondiera al estímulo sensorial ofrecido. 

Modelaje descendente (Christel Bienstein) 
Se realizaban cuatro repeticiones por cada parte del cuerpo: miembro superior izquierdo, miembro superior derecho, pecho, tronco, miembro inferior izquierdo, miembro inferior derecho, cara y cabeza. El modelaje durante las dos primeras sesiones se realizó aplicando presión continua y uniforme por toda la superficie corporal, con velocidad lenta, ofreciendo a Bernarda información sobre su forma, volumen y límites corporales, marcando al final de cada pasada el final de la extremidad antes de volver a su inicio. En la tercera sesión se incorporó información de tacto ligero.  

Se incorporaron a partir de la cuarta sesión en adelante las variables de peso y compresión entre articulaciones aportando información de volumen, tamaño y peso de sus extremidades. Tras el modelaje, a partir de la tercera sesión, se acompañó la respiración con una leve presión a la altura del diafragma durante la espiración que se reducía en los periodos de apnea. Después, presión en el momento de la expiración, manteniéndose durante el periodo de apnea y liberándose en la inspiración. En la última parte de la intervención se realizaba estimulación vestibular, sujetando la cabeza de Bernarda a nivel occipital, realizando movimientos casi imperceptibles llevando la cabeza a línea media e intentando sobrepasarla. Progresivamente se incorporaban movimientos contralaterales, anteroposteriores y cefalocaudales.

Por último, se realizaba estimulación somática de presión sobre los hombros que progresivamente iba reduciendo su intensidad hasta eliminar el contacto, constituyendo el final de la sesión y la despedida de Bernarda. 

Una vez finalizada la intervención de EB se realizaban las mediciones de las variables cuantitativas. 

Por último, se dejaba a Bernarda y las condiciones de la habitación como se habían encontrado.

Las variables cualitativas que aparecieron a lo largo de las sesiones al menos una vez fueron: bostezos, dar la mano, mover boca, mover mano, mover el dedo índice, llevar mano a la cara y a la boca, reducción del tono muscular, apertura y cierre de ojos, seguimiento del objeto, guiño de ojos, parpadeo, muecas, fruncir el ceño, levantar las cejas, emisión de sonidos y suspiros. 

Se evidenció la mejora del tono muscular aumentado al inicio y reducido en el total de las sesiones tras la oferta de información somática, los valores de frecuencia cardiaca que al igual que la presión arterial, ha tendido a disminuir tras la intervención y por último la comunicación. 

Se han registrado la aparición de diferentes conductas motoras y comunicativas según progresaba la intervención, lo que podría constituir un acercamiento a la paciente a un nivel más interno acercándonos gradualmente a una forma de comunicación. 

La reducción de la tensión arterial y la frecuencia cardiaca se considera un indicador de relajación, provocada a consecuencia del modelaje somatosensorial de carácter relajante. 

El mayor número de respuestas registrado está relacionado con el movimiento y la actividad de miembro superior, la reducción del tono muscular de miembros superiores, la realización de muecas faciales y la apertura y cierre de ojos. La reducción del tono muscular aparece siempre durante el modelaje de miembro superior y se mantiene durante toda la sesión. Los movimientos de boca y mano no se dan con regularidad, aparecen de manera aleatoria, incluso en el acompañamiento respiratorio, coincidiendo el momento de llevarse la mano a la boca con la oferta somática de miembros superiores. La emisión de sonidos aparece durante la oferta somática en cara y el acompañamiento respiratorio.

En este caso, la estimulación basal ha conseguido provocar respuestas motoras como son dar la mano y llevarse la mano a la cara o la boca. Dar la mano supone un intento de comunicación e interacción con otra persona, llevarse la mano a la cara y la boca podría interpretarse como reacción a un momento de gran estimulación debido a que son de las zonas con mayor importancia a nivel sensorial según se refleja en el Homúnculo de Penfield, que representa las partes del cuerpo más importantes a nivel motor y sensitivo, con un tamaño mayor. De esta manera, las áreas que más espacio ocupan a nivel sensitivo son los labios, las manos y en general la cara y a nivel motor, la lengua, la boca y de nuevo las mano. 

Todas las respuestas realizadas llevan asociadas un componente motor. La aparición de movimientos durante la sesión permite identificar el procesamiento de la oferta sensorial somática, propioceptiva y de límite corporal ofrecida.
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Bibliografía:

Bienstein C, Fróhlich A. Basale Stimulation in der Pflege: Die Grundlagen. Berna: Hogrefe; 2016

Weichbold B. Care ways of dementia care pflegewege zur betruung demenzkranker. Psychiatr Danubia. 2015;27(4):439–45 DOI: http://dx.doi.org/4299937.

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